Tony Gali, ¿será un gobernador acotado?
Rodolfo Ruiz R.
¿Cómo será el gobierno de José Antonio Gali Fayad? ¿Qué tanto margen de operación y autonomía tendrá respecto al grupo del gobernador saliente Rafael Moreno Valle? ¿Habrá realmente continuidad o ésta sólo se dará en algunas áreas y aspectos?
Responder estas interrogantes no es fácil, pues hay elementos y factores que anticipan continuidad pero también rupturas, sobre todo en cuanto al trato y la forma de ejercer el poder y conducir la administración pública.
Otra cuestión que también dificulta este análisis es el reducido equipo de colaboradores del gobernador electo y que en la campaña política fue prácticamente marginado a tareas de segunda importancia por el grupo de estrategas y operadores del gobernador Moreno Valle.
De lo que sí hay certeza es que el gobierno de Gali Fayad será de 22 meses y que varios de los funcionarios que forman parte del proyecto morenovallista tienen garantizada legal y constitucionalmente su permanencia, entre ellos el titular de la Fiscalía General, Víctor Antonio Carrancá Bourget, y el titular de la Auditoría Superior del Estado (ASE), David Villanueva Lomelí.
El gobernador electo tampoco podrá cambiar algunos proyectos o dejar sin efecto algunas concesiones que rebasan por mucho su sexenio, a pesar de que se hayan asignado de manera discrecional y poco transparente a consorcios y empresas vinculadas a la familia Hank González o a los Abed Rouannet. Y eso, como puede suponerse, limitará o restringirá su margen de maniobra al frente del Ejecutivo.
Si, como se insiste, Moreno Valle le ofreció al senador Javier Lozano Alarcón —con el aval del candidato a la gubernatura de la coalición Sigamos Adelante— la titularidad de la Secretaría General de Gobierno (SGG), a cambio de que viniera a coordinar la campaña y se hiciera cargo de la vocería del CDE del PAN, entonces Gali Fayad también estará acotado en lo político.
El otro brazo político del estado, el Poder Legislativo, se encuentra controlado por morenovallistas puros como Jorge Aguilar Chedraui e Irma Patricia Leal Islas e impuros como Pablo Rodríguez Regordosa y su primo Francisco Rodríguez Álvarez, Sergio Moreno Valle Germán y José Domingo Esquitín Lastiri, por mencionar sólo algunos.
La LIX Legislatura del Congreso del estado responde y responderá más a los intereses del gobernador saliente que del gobernador entrante.
El Ayuntamiento de Puebla, que obedecía políticamente a Gali Fayad, es actualmente un órgano bicéfalo, pues hay funcionarios que todavía ven al gobernador electo como su jefe político y otros —los nuevos y los que llegarán en los próximos días— cuyas lealtades están con el presidente municipal sustituto, Luis Banck Serrato.
Si éste, como parece, es alentado a construir desde la alcaldía su propio proyecto político con miras a la gubernatura del 2018, Banck dejará de ser el subordinado y aliado que Gali Fayad imaginó, para convertirse sino en un rival, sí en un factor de poder que va a privilegiar más lo suyo que los proyectos del gobernador entrante.
Bajo esas circunstancias creo que resulta obvio que Gali Fayad será un gobernador acotado que, sin embargo, buscará dejar huella aunque solo tenga 22 meses para hacerlo.
En ese sentido creo que Gali Fayad no cederá más espacios en el gabinete que los ya comprometidos, de manera que los galistas se queden con las carteras de las secretarías de Finanzas, Infraestructura, Educación, Contraloría, Turismo, Salud, Desarrollo Económico, Desarrollo Rural y Seguridad Pública.
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