Encubre contralor del IEE daño patrimonial
Un informe amañado y omiso es el que presentó el contralor interno del Instituto Electoral del Estado (IEE), Paul Rodríguez Barragán, a los integrantes del Consejo General sobre la desaparición y venta de más de 10 mil urnas y 5 mil mamparas en buen estado, que serían reutilizadas en los comicios de julio de este año.
El asunto no es menor en términos económicos, considerando que el IEE tendrá que desembolsar en los próximos días unos 10 millones de pesos para readquirir el desaparecido material electoral.
Digo que el informe del contralor del Instituto es omiso, porque éste sólo se refiere al proceso de desincorporación de 1,700 mamparas y 1,700 urnas de la elección de miembros de los ayuntamientos, sin aludir jamás al inventario hecho en febrero de 2009 por la entonces directora de Organización, Marcelina Sánchez Muñoz.
En dicha relación —que hoy reproduzco en esta entrega— se detalla la existencia «en buen estado» de 5,340 urnas de la elección de miembros de los ayuntamientos; de 5,440 urnas de la elección de diputados; y de un promedio de 5 mil mamparas, compuestas por travesaños, laterales, divisores, bases y cortinas.
Sin embargo, en su informe a los integrantes del Consejo General del IEE, Paul Rodríguez, no sólo pasa por alto tal inventario, sino que pretende hacer creer a los consejeros y representantes partidistas que en la bodega del Instituto sólo se hallaron 1,700 mamparas y 1,700 urnas.
Y que por unas y otras, de las que jamás explica en qué estado se encontraban al momento de ser vendidas, únicamente se obtuvieron 129 mil 407 pesos, por parte de la empresa Proyectos Ecológicos de Reciclados, de Roberto Ruiz Ríos.
El informe del contralor interno del Instituto es vago y parcial en diferentes aspectos, a saber:
Jamás explica las contradicciones que hay entre los memorándum número IEE/DOE-024/09, de fecha 17 de febrero de 2009, y el número IEE/DOE-208/09, del 21 de octubre de 2009, ni la merma de material electoral que hay entre uno y otro, escritos con ocho meses de diferencia.
Tampoco qué pasó con las 9,080 urnas y 3,300 mamparas de diferencia que se perdieron entre febrero y octubre del año pasado, ni cuál fue el destino que tuvieron los cerca de 2 mil paquetes de urnas y mamparas que se compraron como reserva en 2007 y que nunca se utilizaron.
Tales inconsistencias no son casuales, ni producto de una omisión involuntaria.
Por el contrario. Fueron concebidas para ocultar un daño patrimonial o encubrir un posible robo o peculado por parte de quienes tenían bajo su resguardo el material electoral que en 2007 se compró en cerca de 7 millones de pesos, y que hoy tendrá que readquirirse en 10 millones de pesos, cifras que resultan descomunales si se comparan con los ridículos 129 mil pesos que el IEE obtuvo por la venta de las 1,700 urnas y 1,700 mamparas desincorporadas a finales del año pasado.
¿O no?
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Simón dice:
«En un espíritu corrompido no cabe el honor.»
Tácito (55-115) Historiador romano.
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