Morena cacha el entreguismo perredista
Los Chuchos de Nueva Izquierda y el senador Luis Miguel Barbosa Huerta y su alicaído Frente de Izquierda Progresista (FIP) podrían pagar muy cara su subordinación al gobernador poblano Rafael Moreno Valle.
Su decisión de haber puesto el PRD al servicio del Ejecutivo estatal tiene a este partido en la lona en la mayoría de los 16 distritos de la entidad.
De acuerdo con diversas encuestas, el partido de Andrés Manuel López Obrador, Movimiento de Regeneración Nacional (Morena) podría convertirse en la tercera fuerza política, enviando al PRD a la cuarta o quinta posición.
En ninguno de los cuatro distritos con cabecera en el municipio de Puebla los candidatos de PRD superan en intención de voto a los de Morena. Unos y otros son desconocidos para la mayoría de los electores, pero los del partido de López Obrador inspiran más confianza o menos rechazo.
De la debacle perredista seguramente querrá deslindarse la presidenta del Comité Ejecutivo Estatal, Socorro Quezada Tiempo, con el argumento de que los candidatos no fueron los elegidos por los perredistas poblanos, sino los nombrados por el CEN previo acuerdo con Casa Puebla.
Y que en los hechos la dirigencia estatal fue desplazada por los operadores electorales del gobernador Moreno Valle, al grado que los representantes de casilla que habían acreditado ante el INE fueron sustituidos por otros que ni siquiera conocen.
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De los diferentes factores que explican por qué en varios distritos de la entidad se cerró la elección entre el PAN y el PRI, al grado que la ventaja de dos dígitos que los candidatos albiazules sacaban a los tricolores se redujo al final de la contienda a sólo un dígito, hay uno que debe preocupar a las autoridades locales.
Me refiero a la caída que han experimentado sus niveles de aprobación ciudadana. Hace tres meses tanto la gestión del gobernador Rafael Moreno Valle como la del alcalde capitalino José Antonio Gali Fayad tenían más aceptación que rechazo. Hoy estos porcentajes se han invertido.
Según una encuesta, cuyo levamiento concluyó el 24 de mayo, el desempeño del Ejecutivo estatal es aprobado por el 46 % de los capitalinos y reprobado por el 50 %. En abril la aprobación del mandatario era de 50 puntos y la desaprobación de 46.
Con el presidente municipal los porcentajes se invirtieron en abril y mayo, pues la aprobación bajó de 49 a 45 % y la desaprobación subió de 45 a 49 puntos.
Quien de plano está en la lona es el presidente de la República, Enrique Peña Nieto, cuya aprobación subió de abril a mayo apenas tres puntos al pasar de 18 a 21 %, pero su desaprobación se mantuvo en 77 %.
Otra firma encuestadora poblana revela que la forma de gobierno de Moreno Valle fue aprobada en mayo por el 40.7 % y desaprobada por el 52.3 %, y que la de Gali Fayad es aceptada por el 35.3 % de los ciudadanos de la capital y rechazada por el 52.4 %.
Esta empresa también pone por los suelos la forma en que gobierna el presidente Enrique Peña, pues esta fue aprobada por sólo el 18.3 % de los votantes del municipio de Puebla y reprobada por el 75.1 %, es decir, por tres de cada cuatro ciudadanos.
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Entre los consejeros y funcionarios del Instituto Electoral del Estado (IEE) corre el rumor de que la verdadera razón por la cual el consejero presidente Armando Guerrero Ramírez no se postuló para integrar el Organismo Público Local Electoral (OPLE) es porque carece de título y cédula profesional.
La especie ha cobrado carta de naturalidad después de que varios de ellos han ingresado el nombre del consejero presidente del IEE al portal del Registro Nacional de Profesionistas de la SEP sin encontrar rastros de su cédula profesional como licenciado en derecho.
En dicho portal a cargo de la Dirección General de Profesiones de la SEP sólo aparece un homónimo del consejero presidente, que es ingeniero electricista egresado del Instituto Politécnico Nacional.
La pregunta que a varios inquieta es cómo entonces los diputados locales lo eligieron presidente del IEE si carece de cédula profesional, violando la fracción V del artículo 81 del Código de Instituciones y Procesos Electorales que textualmente establece que para ser consejero electoral se requiere “Poseer título profesional y los conocimientos suficientes para el desempeño de su función”.
Para acabar con tanta suspicacia no estaría de más que Armando Guerrero hiciera público su título y cédula profesional y aclarara por qué este no aparece en el Registro Nacional de Profesiones.
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