LA CORTE DE LOS MILAGROS

Reforma electoral: disyuntiva entre partidos y caciques

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Por la premura con que se está cocinando la Reforma Electoral y la condición de que si ésta no se aprueba antes de la Reforma Energética, no habrá ni una ni otra, lo más seguro es que aquella no logre los objetivos buscados por sus promotores.

La sustitución del Instituto Federal Electoral (IFE) por un Instituto Nacional de Elecciones (INE) que organice todos los procesos comiciales en nuestro país, lo que llevaría a la desaparición de los institutos electorales estatales, no garantiza el acotamiento de los gobernadores, ni la pluralidad e independencia de quienes resulten designados consejeros.

Lo que sí creo es que el INE pueda abaratar el enorme costo de los procesos electorales y que si México ya avanzó en hacer concurrentes las elecciones federales y locales, lo mejor es que éstas sean organizadas por una sola entidad.

Mantener dos estructuras electorales, una para atender los procesos federales y otra para los locales me parece un absurdo, un despropósito, cuando al final ambas tienen que hacer lo mismo.

Los dirigentes nacionales del PAN y PRD, que son los principales impulsores de esta Reforma Electoral, han dicho que el objetivo central del INE es acabar con los intereses caciquiles de la mayoría de los gobernadores que tienen cooptados a los consejeros de los institutos electorales de sus respectivas entidades, lo que obstaculiza el desarrollo de la democracia, la independencia y el pluralismo de quienes tienen a su cargo la organización de los comicios.

Sus argumentos, parcialmente ciertos, en realidad son engañosos, pues lo que pretenden no es la autonomía, la independencia y pluralidad de los consejeros electorales estatales, sino sacar tajada de su reparto, sobre todo en aquellas entidades donde no son gobierno, ni cuentan con los diputados locales suficientes para ser contrapeso de los gobernadores priístas.

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En estados como Puebla, donde el gobernador no es del PRI, sino producto de una alianza o coalición entre el PAN y el PRD, ocurre exactamente lo mismo que supuestamente buscan corregir con la Reforma Electoral.

Tal situación me lleva a pensar que el gran riesgo que se corre con la desaparición del IFE y de los institutos estatales, y su reemplazo por el INE, es que en aras de limitar la dominación caciquil de los gobernadores, pasemos a otro tipo de cacicazgo en el que los protagonistas sean las burocracias partidistas, es decir, la llamada partidocracia mexicana.

En la Reforma Electoral que se plantea ni el PAN ni el PRD han explicado cómo evitarán que los consejeros nacionales del INE sean resultado de cuotas partidistas; o cómo van a conseguir que en los estados los Consejos Locales se aparten de esta inercia o que los integrantes de éstos sean consecuencia de un reparto de posiciones entre los partidos y los gobernadores en turno.

La mera sustitución del IFE por el INE no asegura mejores elecciones, ni consejeros ciudadanos imparciales, ajenos a los intereses de grupo o de partido, y menos mientras la selección de éstos siga siendo monopolio exclusivo de los partidos con representación en el Congreso de la Unión o el Consejo General del nuevo organismo electoral nacional en ciernes.

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Correos: rruiz@e-consulta.com y periodistasoy@hotmail.com

Twitter: @periodistasoy


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