La mañana de este lunes se reunieron a desayunar en Casa Reyna Martha Erika Alonso Hidalgo, Jesús Christian Giles Carmona y Francisco Fraile García, y el tema de conversación fue la próxima elección interna del PAN y los comicios locales del año entrante para la mini gubernatura de Puebla.

De lo que ahí se dijo tengo pocos detalles, pues Fraile García se limitó responder que se trató de una plática de acercamiento que los candidatos a la presidencia y la secretaría general del PAN tuvieron con él, en el marco de la renovación del Comité Directivo Estatal (CDE).

Sin embargo, el encuentro dejó en claro varias cuestiones, como la jerarquía o supremacía de Martha Erika Alonso sobre el joven Jesús Giles, aunque la primera diga lo contrario, y quién lleva la voz cantante en esas reuniones de la fórmula única de candidatos a la presidencia y secretaría general con los cuadros y miembros del PAN tanto de la capital como del interior del estado.

La cita en el restaurante de la zona del Paseo de San Francisco se agendó a las 9 de la mañana y a esta llegaron con dos minutos de anticipación la esposa del gobernador Rafael Moreno Valle y el ex dirigente estatal panista. El ex secretario de Acción Juvenil del PAN y candidato único a la presidencia arribó con 20 minutos de atraso.

De los 90 minutos que duró el acercamiento, Jesús Giles no habló más de 15. Su primera intervención se dio a los 13 minutos, a las 9:33, después de haber ocupado su asiento en la mesa, a la izquierda del invitado y enfrente de su compañera de fórmula.

La plática en realidad se centró en un intercambio de puntos de vista entre Fraile García y Martha Erika Alonso sobre cuestiones vinculadas con las elecciones internas del próximo domingo 18 de octubre, la conveniencia de sumar esfuerzos, de tratar de construir la unidad del partido y de cómo acercar las diferentes posturas, así como de las giras y entrevistas que los candidatos han sostenido desde su registro con militantes y estructuras del partido de todo el estado.

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Este sábado Mario Marín Torres volvió a reunir, en torno a la boda de su hijo Fernando, a los principales aspirantes del PRI a la gubernatura del estado. Primero en el templo de Santo Domingo, donde fue la ceremonia religiosa, y luego en un salón jardín de Atlixco, donde fue el enlace civil. Por su mesa desfilaron no sólo la senadora Blanca Alcalá Ruiz, el ex diputado federal Enrique Doger Guerrero y el delegado de la Sagarpa, Alberto Jiménez Merino, sino otros legisladores y funcionarios federales, que también suspiran por la mini como Víctor Giorgana Jiménez, Alejandro Armenta Mier y Juan Carlos Lastiri Quirós.

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Un dato que no pasó inadvertido para algunos observadores asistentes al festejo arriba mencionado fue el acercamiento que algunos marinistas de cepa tuvieron esa noche con el ex rector de la BUAP y ex alcalde de Puebla, Enrique Doger Guerrero.

Entre los colaboradores, amigos y familiares del ex gobernador Mario Marín que el sábado por la noche fueron a ponerse a las órdenes del aspirante priísta a Casa Puebla anote los nombres de Jorge Mendoza Velarde, Jorge Morgado Nava y Roberto Marín Torres.

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Entre los diputados federales del PRI crece cada vez más la inquietud de remover a Víctor Manuel Giorgana Jiménez como coordinador de la bancada poblana, en función de dos motivos. Uno es que Víctor Giorgana ya tiene en la bolsa la presidencia de la Comisión de Relaciones Exteriores y, dos, un acuerdo interno por el cual el coordinador de los poblanos no pediría ser considerado para presidir una comisión ordinaria.

Los más interesados en el relevo de Giorgana son los diputados de la Sierra Norte de Puebla, Lorenzo Rivera  Sosa y Carlos Barragán Amador, quienes pese a obtener la votación más alta para el PRI en el estado de Puebla fueron marginados o excluidos de las principales comisiones.

A Barragán, quien es el más inconforme con el reparto de comisiones, lo habían relegado a una Comisión vinculada con temas del Distrito Federal.

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La historia política de las últimas sucesiones gubernamentales de Puebla no sólo juega en contra de Enrique Doger Guerrero, sino también del actual alcalde capitalino José Antonio Gali Fayad.

Y es que desde hace al menos cuatro décadas el gobernador saliente de Puebla no ha podido dejar sucesor, es decir, heredarle el cargo a su precandidato favorito.

El último que lo intentó fue Mario Marín Torres, quien en 2010 impuso al que fuera su secretario de Gobernación y de Desarrollo Social como candidato del PRI a la gubernatura de Puebla.

Alfredo Toxqui Fernández de Lara, como ayer le decía, operó para que su sucesor en Casa Puebla fuera el que había sido su tesorero y antes su senador suplente, Marco Antonio Rojas Flores, pero su intentona fracasó. En el verano de 1980, el entonces dirigente nacional del PRI, Gustavo Carvajal Moreno, convenció a su amigo José López Portillo de que la mejor opción para la gubernatura de Puebla era el diputado federal Guillermo Jiménez Morales y la balanza presidencial se inclinó hacia allá.

La historia se repitió con el mismo Jiménez Morales, quien pretendió heredar su cargo al que había sido su secretario de Finanzas y en ese momento se desempeñaba como presidente municipal de la capital, el profesor Jorge Murad Macluf, pero un amigo de correrías universitarias del presidente Miguel de la Madrid le ganó la partida.

A Mariano Piña Olaya ni siquiera se le permitió valorar la posibilidad de dejar sucesor. En febrero de 1992, el presidente Carlos Salinas le dio señales muy claras de que un compañero suyo en el gabinete delamadridista, Manuel Bartlett Díaz, sería compensado con una «presidencia chiquita», después de haber declinado la embajada de Francia que se le ofreció tras su relevo como secretario de Educación Pública del gobierno federal.

En la recta final de su sexenio y con la mira puesta en la candidatura presidencial, Manuel Bartlett pudo inclinar la balanza a favor de su secretario de Finanzas, José Luis Flores Hernández, pero en su afán democratizador del PRI convocó a una consulta directa a la base, en mayo de 1998, en la que el más popular entre la militancia local priísta ganó la contienda, dando al traste con lo que había proyectado para Puebla a través del programa de desarrollo regional Angelópolis.

A Melquiades Morales la sucesión se le complicó desde el comienzo de su mandato. Su primera carta, el empresario radiofónico Rafael Cañedo Benítez, falleció de manera intempestiva; su segunda opción, el secretario de Gobernación Carlos Alberto Julián y Nacer fue derrotado en las elecciones intermedias de 2001, y ninguna de sus dos cartas restantes salía mejor en las encuestas que ex alcalde capitalino Mario Marín Torres, quien entonces amagaba con dividir al PRI e irse como candidato del PRD.

Marín Torres desafió la conseja política de que gobernador no pone gobernador y maniobró para que su delfín, Javier López Zavala, fuera el candidato a sucederlo. El resultado es de todos sabido: el PRI perdió por primera vez la gubernatura de Puebla en 2010 a manos de un ex priísta: Rafael Moreno Valle, quien se convirtió en el primer gobernador de alternancia en la historia pos revolucionaria de Puebla.

¿Podrá el presidente municipal de Puebla, José Antonio Gali Fayad, romper esta inercia histórica en 2016?

¿El hecho de que el próximo gobernador del estado no sea de seis años, sino de sólo un año ocho meses jugará a su favor, dando al traste con el paradigma que reza gobernador no pone gobernador?

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Un dato curioso extraído de las últimas sucesiones gubernamentales de Puebla es que los priístas que en más de una ocasión han figurado como precandidatos de su partido a la gubernatura del estado difícilmente logran su propósito.

Alfredo Toxqui Fernández de Lara, Guillermo Jiménez Morales, Mariano Piña Olaya, Manuel Bartlett Díaz y Mario Marín Torres sólo en una ocasión fueron precandidatos a la gubernatura y lograron su anhelo.

En cambio, ha habido otros aspirantes priístas que han buscado afanosamente dos, tres y hasta cuatro veces convertirse en gobernadores de Puebla sin conseguirlo, al menos como militantes del mismo partido político.

Para no ir muy lejos, hagamos un breve recuento histórico de las seis últimas sucesiones de gobernador en Puebla y de algunos personajes que fueron mencionados como precandidatos.

Comencemos por Carlos Fabre del Rivero, secretario auxiliar de Luis Echeverría en su campaña presidencial y oficial mayor de la Secretaría de Industria y Comercio en el sexenio echeverrista. Este personaje quiso ser gobernador, pero perdió la partida en 1974 con Alfredo Toxqui Fernández de Lara, y luego en 1980 con Guillermo Jiménez Morales.

Marco Antonio Rojas, quien fue senador suplente de Toxqui y su tesorero en el gobierno del estado, y que ha sido diputado federal y presidente municipal de Puebla, aspiró a relevar al gobernador Alfredo Toxqui y luego al gobernador Mariano Piña Olaya. En la primera sucesión fue vencido por Guillermo Jiménez Morales y en la segunda por Manuel Bartlett Díaz.

El ex presidente municipal de Puebla y ex diputado federal Miguel Quirós Pérez también buscó ser gobernador de la entidad. La primera vez al concluir el sexenio de Alfredo Toxqui y la segunda al término de la gestión de Mariano Piña Olaya.

Otro precandidato que figuró hasta en cuatro procesos fue Guillermo Pacheco Pulido, sobre quien incluso se acuñó la frase: «No hay terna que valga sin Pacheco Pulido». El nombre del popular ex diputado federal, ex alcalde de Puebla y ex presidente en dos ocasiones del CDE del PRI se mencionó en las sucesiones de Alfredo Toxqui, Guillermo Jiménez, Mariano Piña y Manuel Bartlett Díaz.

Al grupo hay que agregar el nombre del extinto senador y diputado federal Ángel Aceves Saucedo, quien fue precandidato en las sucesiones de Guillermo Jiménez y Mariano Piña, y del dos veces senador Germán Sierra Sánchez, quien participó en las sucesiones de Mariano Piña, Manuel Bartlett y Melquiades Morales.

El caso de Melquiades Morales hay que tomarlo con reserva, pues aunque su nombre llegó a mencionarse entre los aspirantes a sustituir a Guillermo Jiménez y Mariano Piña, en realidad la única vez que él realmente anduvo a la caza de la gubernatura fue al término del sexenio de Manuel Bartlett.

Otro caso de excepción es el actual gobernador Rafael Moreno Valle, pues aunque en dos ocasiones fue precandidato a la gubernatura —la primera vez como priísta y la segunda como miembro del PAN— cuando logró su propósito ya no era militante del PRI.

¿Qué pasará con Enrique Doger Guerrero en 2016? ¿Vencerá este maleficio?

Y es que el ex rector de la BUAP, ex presidente municipal de Puebla, y ex diputado federal ya fue precandidato del PRI en la sucesión de Mario Marín Torres, nominación que perdió frente al entonces secretario de Desarrollo Social, Javier López Zavala.

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Por la oposición los únicos candidatos a la gubernatura de Puebla cuyos nombres han aparecido dos veces en las boletas electorales —o en los procesos internos de su partido— sin lograr su intención de gobernar la entidad son Ricardo Villa Escalera, que fue candidato del PAN en las sucesiones de Guillermo Jiménez y Mariano Piña, y abanderado del PRD en el relevo de Manuel Bartlett; y Ana Teresa Aranda Orozco, quien fue candidata en la sucesión de Manuel Bartlett y precandidata por el mismo PAN en la sucesión de Mario Marín.

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Con los cambios anunciados este lunes por el gobernador Rafael Moreno Moreno Valle, la lista de funcionarios que han desfilado por su gabinete rebasa la media centena.

La cifra rebasa por mucho los ajustes hechos por sus antecesores en el cargo.

En el sexenio de Melquiades Morales se dieron 19 cambios en el equipo de primer nivel y en el de Mario Marín Torres 22. Con Moreno Valle van 56 y a su gobierno todavía le restan 16 meses.

En la Secretaría de Desarrollo Social se han dado nueve movimientos, con el regreso de Luis Banck Serrato, que involucran a ocho diferentes funcionarios entre titulares y encargados de despacho: Myriam Arabián Couttolenc, Néstor Gordillo, Germán Jiménez García, Sergio Penagos García, Salvador Escobedo Zoletto, Mario Rincón González, Luis Banck Serrato y José Luis Soberanes Reyes.

Le sigue la Secretaría de Desarrollo Rural, Sustentabilidad y Ordenamiento Territorial —de nueva creación en este gobierno y producto de la fusión de las secretarías de Medio Ambiente y Desarrollo Rural, así como de la Subsecretaría de Desarrollo Urbano— con seis funcionarios: Amy Camacho Wardle, Juan Carlos Morales Páez y Rodrigo Riestra Piña, éstos dos como encargados de despacho, Julio Lorenzini Rangel, Mario Rincón González y Rodrigo Riestra Piña, ya como titular.

En orden descendente siguen las secretarías de Educación Pública, Salud, la Contraloría y Secotrade, con cinco funcionarios cada una. Por la Sep han desfilado Luis Maldonado Venegas, Jorge Alberto Lozoya Legorreta, Jorge Benito Cruz Bermúdez, Antonio Argüelles Díaz González (como encargado de despacho) y Patricia Vázquez del Mercado, quien hoy fue ratificada como titular.

Por Salud Jorge Aguilar Chedraui, Roberto Rivero Trewartha, Mario Márquez Amezcua (encargado de despacho), Consuelo Anaya Arce y Salvador Escobedo Zoletto; por la Secretaría de la Contraloría Irma Patricia Leal Islas, Eukid Castañón Herrera, María del Carmen Daza Hernández (encargada de despacho), Malcom Alfredo Hemmer Muñoz y Alejandro Torres Palmer, quien este día fue nombrado titular de la dependencia.

Y por la Secretaría de Competitividad, Trabajo y Desarrollo Económico —producto de la fusión de las Secretarías de Trabajo y Desarrollo Económico—transitaron sin pena ni gloria Pablo Rodríguez Regordosa, Michel Chaín Carrillo (encargado de despacho), José Antonio Gali López, Cristina González Medina y ahora José Cabalán Macari Álvaro.

Con cuatro funcionarios sigue la Secretaría de Infraestructura —a la que se le agregó la Secretaría de Transportes, que estuvo a cargo de Bernardo Huerta Couttolenc— por la que han desfilado José Antonio Gali Fayad, José Cabalán Macari Álvaro, Luis Banck Serrato, y ahora Diego Corona Cremean, tras su paso por el CAPCEE.

Por el área de Comunicación Social también han pasado cuatro diferentes funcionarios aunque no siempre con el cargo de director: Norberto Tapia Lastinere, Sergio Ramírez Robles, Fernando Alberto Crisanto Campos y Maximiliano Cortázar Lara; lo mismo que en la Secretaría de Seguridad Pública con Ardelio Vargas Fosado, Facundo Rosas Rosas y Jesús Rodríguez Almeida, y entre el segundo y el tercero Juan Sánchez Zarza como encargado de despacho.

Con tres distintos funcionarios siguen la Secretaría General de Gobierno (antes Secretaría de Gobernación), en la que han despachado Fernando Manzanilla Prieto, Luis Maldonado Venegas y Jorge Cruz Bermúdez, éste último en calidad de encargado de Despacho; y la Secretaría Particular en la que han estado José Lugo Guerrero, Mercedes Aguilar López y Heriberto Castillo Miranda.

Con solo dos cambios de titular completan la relación la Secretaría de Finanzas con Roberto Juan Moya Clemente y Roberto Rivero Trewartha; la Secretaría de Servicios Legales y Defensoría Pública, antes de integrarse a la Secretaría General de Gobierno, con Juan Pablo Piña Kurczyn y José Montiel Rodríguez; la Secretaría de Turismo con Ángel Francisco Trauwitz Echeguren y su hermano Roberto de los mismos apellidos; Puebla Comunicaciones, con Marcelo García Almaguer y Héctor Antonio Alcudia Goya; y la Oficina del Gobernador con Juan Pablo Piña Kurczyn y Roberto Juan Moya Clemente.

Las únicas dependencias en las que no ha habido cambios son la Secretaría de Administración que desapareció, la Secretaría de Transportes que corrió la misma suerte y la Procuraduría General de Justicia.

En la primera su titular fue José Cabalán Macari, en la segunda Bernardo Huerta Couttolenc y en la última Víctor Antonio Carranca Bourget, quien en los próximos días será promovido como fiscal del estado.

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El nombramiento de José Cabalán Macari como secretario de Competitividad, Trabajo y Desarrollo Económico confirma que éste sigue en el ánimo del mandatario estatal, a pesar de que aquél había hecho encabritar a Rafael Moreno Valle cuando se rehusó a regresar a la Secretaría de Infraestructura y Transportes, en lugar de Luis Banck Serrato, quien tampoco quería regresar a la Secretaría de Desarrollo Social.

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Con el arribo de Diego Corona Cremean a la Secretaría de Infraestructura y Transportes, Luis Maldonado Venegas sigue ganando posiciones en el gabinete del gobernador Moreno Valle, al que pronto regresará como titular de la Secretaría General de Gobierno.

Maldonado tiene actualmente plena injerencia sobre cuatro secretarías, la General de Gobierno, la de Educación Pública, la de Desarrollo Rural y ahora la de Infraestructura.

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Valentín Meneses dice que el PRI necesita un fajador como Doger

Margarita Zavala reúne a sus activistas; Lalo Rivera, entre los poblanos

Aunque el ex gobernador Mario Marín Torres ha optado públicamente por no inclinarse por alguno de los aspirantes del PRI a la mini gubernatura de Puebla, uno de sus principales operadores políticos, el notario público Valentín Meneses Rojas parece haberse decantado ya por el ex rector de la BUAP y ex presidente municipal de la capital poblana, Enrique Doger Guerrero.

Quienes conocen y han platicado en los últimos días con el que fuera dirigente estatal del PRI, secretario de Comunicaciones y Transportes, y secretario de Gobernación en el sexenio marinista, saben que Valentín Meneses afirma -recio y quedito, según sea el caso- que Doger Guerrero es el mejor perfil que hoy tiene el PRI para derrotar al morenovallismo.

Varios son los atributos y virtudes que el notario público y operador marinista pondera del actual representante del CEN del PRI ante el Consejo General del Instituto Nacional Electoral (INE). La primera es que tiene ganas y está haciendo todo lo posible por obtener la nominación, a diferencia de la senadora Blanca Alcalá Ruiz, quien se muestra poco interesada por la mini gubernatura del 2016.

La segunda es que Enrique Doger es el aspirante del PRI mejor posicionado y con mayor intención de voto después de la senadora Blanca Alcalá. El conocimiento y potencial de los demás aspirantes del PRI es relativamente bajo en comparación con el de estos dos.

En tercer lugar que Doger Guerrero es un político curtido, con buen manejo mediático y el único que podría enfrentar de tú a tú al morenovallismo, sobre todo en una contienda altamente competida y en la que las descalificaciones y la guerra sucia serán el pan de todos los días.

Un cuarto atributo que el notario público número 28 de Puebla no deja de mencionar sobre el ex rector de la BUAP es la buena relación que éste logró construir y acrecentar durante su paso por la Cámara de Diputados con el actual presidente del CEN del PRI, Manlio Fabio Beltrones Rivera, lo cual le garantiza el apoyo de la dirigencia nacional del partido en caso de obtener la nominación.

Las evidencias públicas del respaldo de Valentín Meneses a favor de Enrique Doger no son pocas. Valga por lo pronto citar dos: su asistencia a la comida que familiares le organizaron al ex presidente municipal de Puebla con motivo de su cumpleaños, en la cual acompañó al ex gobernador Mario Marín Torres en la mesa principal, y su participación este sábado en un masivo mitin en Tehuacán que tuvo como orador principal al mismísimo Doger Guerrero.

En dicho mitin, convocado por el ex alcalde tehuacanero Álvaro Alatriste Hidalgo y algunos empresarios de la región, hubo una asistencia de más de dos mil personas y en él el aspirante del PRI censuró el supuesto abandono en el que el gobierno del estado tiene al segundo municipio más poblado de la entidad.

EN CORTO

Este viernes Margarita Zavala encabezó en la sede del Colegio de Ingenieros de Tlalpan, en el Distrito Federal, una reunión nacional con los posibles promotores y activistas de su candidatura presidencial en el 2018.

Al encuentro, que oficialmente fue una noche mexicana para celebrar el 205 aniversario de la Independencia de México, acudieron dos o tres líderes por estado entre senadores, diputados y ex diputados federales y locales, regidores, ex presidentes municipales del PAN, así como representantes de la sociedad civil y de algunas universidades.

Entre los invitados estuvieron los senadores Ernesto Cordero y María Luisa «Cocoa» Calderón, la ex diputada federal Eufrosina Cruz Mendoza, ex coordinadora de Asuntos Indígenas del CEN del PAN, y la ex subsecretaria de la Semarnat, Sandra Denisse Herrera Flores.

De Puebla acudieron el ex alcalde Eduardo Rivera Pérez y su esposa Liliana Ortiz, la regidora Myriam Arabian Couttolenc y Ana Teresa Aranda Orozco. El primero de ellos subió incluso la madrugada del sábado algunas imágenes en las que aparece con la esposa del ex presidente Felipe Calderón.

***

Aunque el Consejo Nacional Extraordinario del PRD aprobó ya que este partido puede establecer alianzas con el PAN «ante condiciones determinadas y propósitos específicos», no faltaron los congresistas que de plano rechazaron esta posibilidad en las elecciones para gobernador de Puebla del año entrante.

Uno de los más críticos de una eventual coalición del PRD con el PAN de Rafael Moreno Valle fue el actual representante del sol azteca ante el Consejo General del Instituto Nacional Electoral, Pablo Gómez Álvarez.

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El ex gobernador Mario Marín Torres podrá no ser popular, ni querido por la mayoría de los ciudadanos sin partido de la zona metropolitana de Puebla y hasta públicamente impresentable, pero podría convertirse en el fiel de la balanza priísta en el proceso interno de selección de su candidato a la mini gubernatura.

Y es que pese a la antipatía y el voto de rechazo que puede generar entre los electores, por el mal sabor de boca que dejó su gestión y el escándalo en que se vio envuelto por la detención y encarcelamiento de la periodista Lydia Cacho, Mario Marín representa al grupo priísta mejor organizado y con mayor capacidad de convocatoria y movilización en los municipios del interior del estado.

El otro grupo priísta que podría competirle gira en torno a la figura del ex gobernador Melquiades Morales Flores, pero su cercanía y la simbiosis que mantiene con el morenovallismo a través de sus hijos, yernos, hermanos, sobrinos y demás parientes, no solo lo ha mermado sino restado autoridad moral.

Mario Marín no ignora que públicamente es impresentable, y que esa mala imagen que lo acompaña quizás sea su mayor impedimiento para ser nominado a un cargo de elección popular, como podría ser una candidatura al Senado de la República en el 2018, pero también sabe que el CEN del PRI no dejará de buscarlo para pedir su apoyo.

Como lo hizo en las pasadas elecciones federales cuando el entonces dirigente nacional priísta César Camacho Quiroz, le mandó primero palomear la lista de candidatos a diputados, luego le solicitó algunos nombres que serían postulados en coalición con el PVEM, y finalmente requirió su ayuda para hacerlos ganar el domingo 7 de junio.

Esta y no otra es la razón por la que algunos priístas con aspiraciones de ganar la gubernatura de Puebla lo invitan a sus fiestas de cumpleaños y lo llevan a su mesa, como si fueran grandes amigos y aliados políticos.

Lo paradójico de los nuevos tiempos políticos del PRI, en el ocaso del sexenio morenovallista, es que aquellos que no hace mucho renegaban del llamado Góber Precioso y hasta evitaban aparecer a su lado o cerca de él en un acto público, hoy son sus principales lisonjeros tanto en público como en privado.

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Eduardo Rivera, ¿se alista para su cuenta pública o la mini?

Christian Giles va al CDE, y Rafael Micalco quién sabe

Frente a la polémica y las especulaciones sobre cuál será la actitud del PRI en los comicios locales del próximo año y si realmente buscará ganar la gubernatura, lo mejor es esperar el nombre de su candidato o candidata.

Así como el grupo en el poder optó por perfilar a su carta más competitiva, aun a sabiendas que José Antonio Gali Fayad no es químicamente morenovallista, los priístas deben hacer lo propio nominando al que mejor resultados les garantice.

Y la lista no es muy grande, pues ni a terna llega con todo y que se mencionen hasta una docena de nombres.

Si el PRI de veras quiere ganar la mini gubernatura del 2016 y disputarle en serio la sucesión a Moreno Valle solo tiene dos sopas: la senadora Blanca Alcalá Ruiz y el diputado federal saliente Enrique Doger Guerrero, en ese orden.

Con la decena de los restantes aspirantes priístas, las posibilidades de triunfo del tricolor son escasas por no decir nulas, con todo y que se diga que fulano tiene la bendición del ex gobernador Mario Marín Torres, que mengano es bien apreciado por el presidente Peña Nieto y ya ganó dos elecciones constitucionales y que zutano es ampliamente conocido en todo el estado, con tantos o igual compadres que el ex gobernador Melquiades Morales.

Si en el proceso interno del PRI fulano, mengano, zutano y perengano comienzan a cobrar notoriedad; si Mario Marín se convierte en el fiel de la balanza priísta; si el gobierno federal mantiene el síndrome aquimichú, un pasito para adelante y dos pasitos para atrás, respecto al gobernador Moreno Valle, puede dar por segura la derrota del PRI.

Dos hechos alimentan esta sospecha: las frecuentes versiones periodísticas que excluyen la gubernatura de Puebla de los posibles triunfos del PRI el año entrante y el tono ambiguo y evasivo de Manlio Fabio Beltrones cada vez que le preguntan sobre la posibilidad de derrotar a Moreno Valle en el 2016.

EN CORTO

Por la tarde-noche del viernes el ex alcalde Eduardo Rivera Pérez, se reunió durante casi tres horas con quienes integraron su gabinete en el ayuntamiento de Puebla. A la reunión efectuada en un hotel del boulevard Atlixco sólo faltaron dos colaboradores Ignacio Dávila Mora y Ximena Mata Zenteno, uno por estar en Pamplona y la otra en Nueva York.

De los temas que se trataron ahí poco ha trascendido, aunque se especula que el motivo del encuentro giró en torno a las cuentas públicas pendientes de aprobación por parte del Congreso local o las recientes reformas electorales que bloquearon la posibilidad de candidaturas independientes.

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Este lunes estudiantes de la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales de la BUAP llevarán a cabo un foro de análisis del gobierno de Rafael Moreno Valle en que participarán el coordinador de los regidores de PRI en el ayuntamiento de Puebla, Iván Galindo Castillejos; el integrante del Consejo Estatal de Morena, Eduardo Gandur Islas; el dirigente juvenil de Movimiento Ciudadano, Ignacio Molina Huerta; y el ex candidato independiente, Alberto Merlo Martínez.

A la mesa de análisis fue también convocado el dirigente estatal del PAN, Rafael Micalco Méndez, quien hasta ayer no había confirmado su asistencia.

Originalmente el foro se iba a llevar a cabo a partir de las 9 horas en el auditorio José María Morelos y Pavón de la Facultad, pero de último momento a los organizadores se les negó el recinto, por lo que ahora se efectuará en la explanada de esta unidad académica ubicada en Ciudad Universitaria.

Entre los organizadores del evento figura la consejera estudiantil de la Facultad de Derecho generación 2013, María Fernanda López Villafuerte, hija del ex diputado federal saliente Javier López Zavala.

***

Será en el transcurso de esta semana, aunque el plazo para el registro vence hasta el martes 15 de septiembre, cuando Rafael Micalco Méndez definirá si busca o no la reelección como presidente del Comité Directivo Estatal del PAN.

Por los morenovallistas todo indica que el candidato a la presidencia estatal del PAN será Jesús Christian Giles Carmona, aun cuando no todos los panistas de esta corriente están de acuerdo con su nominación por considerarlo un cuadro menor, carente incluso de título profesional.

Giles ha sido secretario general del Comité Directivo Municipal de Puebla, coordinador de Capacitación y Formación Política de la Secretaría de Acción Juvenil y coordinador de Redes Universitarias en la campaña de Rafael Moreno Valle. Actualmente se desempeña como consejero estatal y nacional del PAN, gracias al apoyo del gobernador y uno de sus principales operadores, el diputado federal Eukid Castañón Herrera.

Los integrantes de la Comisión Estatal Organizadora para la elección de la próxima dirigencia estatal la integran dos personajes afines al gobernador Moreno Valle: Pedro Gutiérrez Varela y Jesús Alejandro Cortés Carrasco; dos cercanos a Rafael Micalco: María Margarita Argüelles Gómez y Fernando Meneses Morán. El presidente de la Comisión, Eduardo Ismael Aguilar Sierra, es el director jurídico del CEN, es decir, gente del dirigente nacional Ricardo Anaya Cortés.

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Un factor que tendrá un peso muy importante sobre el resultado de las elecciones para gobernador de Puebla en 2016, es el nacional.

Trataré de explicarme a partir de esta hipótesis:

Si el gobernador Rafael Moreno Valle es percibido por el presidente Enrique Peña Nieto y la cúpula nacional del PRI como un posible aliado estratégico en las elecciones presidenciales de 2018, el PAN ganará la mini gubernatura de Puebla.

Pero si no, entonces el PRI se apostará por un candidato o candidata triunfadora en los comicios locales del 2016. En este escenario la mejor carta priísta sería la senadora y ex presidenta municipal de Puebla, Blanca Alcalá Ruiz.

Para el presidente Peña Nieto y sus estrategas electorales es claro que si no surge una figura ciudadana con intenciones de participar en las elecciones presidenciales de 2018, Andrés Manuel López Obrador se convertirá en el enemigo a vencer.

El dirigente nacional de Morena y ex jefe de gobierno del Distrito Federal es hoy por hoy, a pesar de sus negativos, el aspirante presidencial mejor posicionado y con mayor potencial de voto.

Si López Obrador fuera el candidato de Morena, como seguramente lo será, Peña Nieto necesitaría no solo nominar al mejor cuadro del PRI, aunque no sea parte de su grupo político, sino contar con aliados estratégicos que se confronten con el tabasqueño y traten de arrebatarle el mayor número de votos.

Algo así como lo que ocurrió en 1998 en Puebla con Emilio Maurer Espinosa, que evitó que el voto anti PRI lo monopolizara el PAN, lo que permitió la victoria de Mario Marín Torres en los comicios para la alcaldía capitalina; o lo que sucedió en las elecciones presidenciales de 2006 y de 2012 cuando el PAN y el PRI tuvieron que aliarse para impedir el triunfo de López Obrador.

Si en los análisis prospectivos del PRI, este partido valora que el Peje podría derrotarlos dé por seguro que Peña Nieto y sus operadores no dudarán en echar mano de figuras como Moreno Valle para confrontar al ex jefe del Distrito Federal; dividir el voto que hoy lo favorece o, en caso de una elección cerrada, usarlo para que le levante la mano a Osorio Chong, José Antonio Mead, Luis Videgaray o Aurelio Nuño.

En ese contexto es que sostengo que el factor nacional tendrá un peso muy relevante en los comicios locales de 2016.

Si Peña Nieto vislumbra que Moreno Valle puede quitarle votos al Peje, sin poner en riesgo al candidato presidencial del PRI, entonces lo más probable es que este partido no postule a su mejor carta para la gubernatura de Puebla sino que se incline por un candidato competitivo pero no triunfador.

Y de esos el PRI tiene muchos. ¿O no?

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Si en los próximos días observa que el titular de la Auditoría Superior del Estado (ASE), David Villanueva Lomelí, aparece con más frecuencia de lo acostumbrado en columnas periodísticas o en entrevistas de prensa, radio o televisión, no será por simple casualidad.

Para nada. Si eso ocurre puedo adelantarle que tal exposición mediática estará encaminada a posicionarlo en dos posibles cargos dentro de la administración pública.

El primero sería como titular de la Secretaría General de Gobierno (SGG), en lugar de Luis Maldonado Venegas, y el segundo como alcalde sustituto de Puebla, en relevo de José Antonio Gali Fayad.

El auditor general de la ASE es un político conciliador, de buen trato, con buenas relaciones a nivel federal y estatal, y con mucha información sensible de la clase política poblana. Por él han pasado las cuentas públicas de presidentes municipales y secretarios de gabinete en las administraciones de Mario Marín Torres y Rafael Moreno Valle.

David Villanueva es yerno del ex gobernador Melquiades Morales Flores y ese parentesco le ha permitido acrecentar sus ya de por sí amplias relaciones.

Quienes lo conocen aseguran que su perfil es el idóneo para acercar o reconciliar al morenovallismo, en la recta final del sexenio, con distintos actores y organizaciones con los cuales se ha distanciado o enemistado.

Tiene fama de contar con buena mano izquierda para concertar acuerdos o distender conflictos, pero también de saber usar la derecha para apretar o forzar alguna situación, sin llegar al rompimiento o a la humillación del contrario.

Por todo eso es que David Villanueva ha comenzado a ser evaluado como posible relevo de Luis Maldonado en la SGG.

Pero también como posible sucesor de Gali Fayad en la presidencia municipal de Puebla, una vez que este pida licencia para participar en las elecciones de gobernador de 2016.

El propio Gali Fayad ve con simpatía la propuesta del yerno de Melquiades Morales, en caso de que su suplente Gerardo Maldonado Balvanera decidiera no aceptar el cargo y el Congreso del estado tuviera que designar un presidente municipal sustituto en la capital del estado.

Entre el auditor David Villanueva y los diputados locales Jorge Aguilar Chedraui e Irma Patricia Leal Islas, puedo asegurarle –sin temor a equivocarme– que Gali, sus regidores y secretarios se sentirían más cómodos con el primero que con cualquiera de los otros dos.

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Los resultados de las elecciones del 7 de junio tienen muy optimistas a los priístas, quizá demasiado e ilusoriamente, como si para los comicios locales del 2016 ya tuvieran medio triunfo en la bolsa.

Un reflejo de esta euforia triunfalista es el creciente número de aspirantes a la minigubernatura.

De los dos o tres que había hace apenas 15 días —Blanca Alcalá Ruiz y Enrique Doger Guerrero— ahora la lista llega a siete o más, incluyendo los nombres de Alejandro Armenta Mier, Jorge Estefan Chidiac, Víctor Giorgana Jiménez, Juan Carlos Lastiri Quirós y Javier López Zavala, más los que se acumulen esta semana.

Dicha lista está, por supuesto infladísima, considerando factores como el conocimiento que de ellos tienen los electores, la confianza que inspiran y su potencial de voto, así como los grupos o estructuras de apoyo con que cuentan no solo en la capital sino a lo largo y ancho del territorio poblano.

Los priístas deben entender que los cómputos del pasado proceso electoral no obedecen a un triunfo del PRI, sino a una derrota del morenovallismo.

De los siete aspirantes mencionados, hay algunos cuyo conocimiento es muy marginal, circunscrito a una región o a ciertos municipios, y que por lo mismo carecen de posicionamiento o tienen una bajísima intención de voto; otros que son más conocidos, pero con un alto, altísimo porcentaje de negativos o desaprobación por la imagen pública que proyectan; y otros con atributos más positivos que negativos, pero que carecen de una estructura estatal o son percibidos con desconfianza por incumplir acuerdos con los grupos, organizaciones y partidos aliados al PRI.

Como el lector podrá observar, el PRI está lejos de contar con un candidato ideal.

En lo personal creo que el abanderado priísta a la minigubernatura no saldrá de ninguno de los tres diputados federales electos el 7 de junio: Armenta, Estefan y Giorgana.

Tampoco veo al subsecretario federal de la Sedesol, al menos para los comicios del primer domingo de julio de 2016.

De los tres aspirantes restantes, la senadora Blanca Alcalá Ruiz es la menos convencida de participar, pues ella quisiera ser gobernadora de seis años y no de un año ocho meses.

Doger parece el más entusiasmado con la minigubernatura, pero es visto con recelo por sus compañeros de partido, por sus vaivenes ideológicos, y con cierta debilidad a consecuencia de su falta de estructura estatal.

López Zavala sí cuenta con grupos a lo largo y ancho del territorio poblano, y también con largo kilometraje de giras y recorridos como diputado federal. Sin embargo la sombra del marinismo y de la derrota electoral de hace cinco años parecieran pesarle demasiado, aun cuando hoy se encuentre alejado mas no enemistado con el ex gobernador Mario Marín Torres.

Alcalá, Doger o Zavala pueden convertirse en la opción del PRI en el 2016, pero si –y solo si– logran sumar a su causa y construir una amplia coalición con otros partidos como el PVEM, Encuentro Social y, por qué no, Nueva Alianza.

El que obtenga el respaldo mayoritario de los priístas podría asegurar la nominación, mas no la gubernatura aunque solo sea por un año ocho meses.

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