Moreno Valle, ¿busca o no la Presidencia en el 2018?
Como consecuencia de los resultados electorales que en Puebla fueron desastrosos para el PRI y la coalición 5 de Mayo, que integró con el PVEM, el nombre del gobernador Rafael Moreno Valle se ha colocado en diversas columnas políticas como uno de los posibles abanderados de su partido, el PAN, a la presidencia de la República en el 2018.
En reuniones en corto, el propio mandatario estatal ha salido al paso de estas versiones para aclarar que esa posibilidad se encuentra muy alejada de la realidad, además de que las condiciones en que se encuentra ahora su partido —dividido y fracturado entre grupos o corrientes aparentemente antagónicas— no garantizan un buen resultado.
Moreno Valle ha dicho —incluso se sabe que al mismo presidente Enrique Peña Nieto— que, por pragmatismo, mejor se concentrará en pasar a la historia como el mejor gobernador de Puebla para, al final de su sexenio, buscar otros espacios que le permitan mantenerse activo en la política nacional, mientras los escenarios de competencia electoral para su partido se componen o al menos no son tan adversos como en la actualidad.
¿Debemos creerle al gobernador?
Yo diría que sí, pero no del todo, pues en el fondo creo que el mandatario estatal no renunciará a su aspiración, aunque tampoco la forzará.
Es más: estoy convencido que su intención de pedir que lo borren de la listas de posibles aspirantes presidenciales del 2018 es más estratégica que real, pues sabe que si el presidente Enrique Peña Nieto lo registra desde ahora como un futuro adversario, no dudará en echar mano de la fuerza y los instrumentos legales y extralegales del Estado para anularlo, antes de que lleguen los tiempos de su sucesión.
Moreno Valle sabe también que el Presidente necesita hoy del PAN y el PRD, así como de los gobernadores de los estados, para asegurar la continuidad del Pacto por México y sacar adelante sus reformas estructurales (entre ellas la fiscal y la energética), con el fin de cumplir sus compromisos de campaña y hacerse de más recursos para lograr tasas de crecimiento similares a los de algunas economías asiáticas emergentes, así como la generación de un millón de empleos anuales.
De ahí que el mandatario estatal aprovechará su arribo, en agosto próximo, a la presidencia de la Conferencia Nacional de Gobernadores (Conago) para congraciarse con el presidente Peña Nieto y convertirse en un efectivo operador de sus reformas, no sólo entre sus homólogos de los estados, sino entre los dirigentes y legisladores del PAN y PRD que lo han respaldado, primero para ganar la gubernatura de Puebla en 2010 y luego para derrotar al PRI en los comicios locales del pasado 7 de julio.
Del éxito o del fracaso de las gestiones de Moreno Valle, en este momento coyuntural, dependerá su futuro político nacional. Si éste consigue o contribuye a las reformas que el Presidente quiere en el marco del Pacto por México, no dude que el de Puebla sea uno de los gobernadores consentidos, como lo fue durante el sexenio calderonista.
Ni tampoco excluya la posibilidad de que Moreno Valle convenza a los dirigentes del PAN y PRD de apoyar las reformas de Peña Nieto, a cambio de una reforma política y electoral que facilite las alianzas, las coaliciones y las candidaturas comunes que en varios estados de la república han sido veneno puro contra el PRI.
En tal escenario, creo que las aspiraciones presidenciales del gobernador poblano estarían más vivas que nunca, aunque en corto diga lo contrario.
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Este martes tomó posesión como nueva integrante de la bancada federal poblana Liliana Castillo Terreros, quien es esposa del diputado local electo y presidente municipal de San Andrés Cholula, Miguel Ángel Huepa Pérez.
Liliana Castillo ocupará la curul que dejó vacante Julio César Lorenzini Rangel, tras su designación como secretario de Desarrollo Rural, Sustentabilidad y Ordenamiento Territorial en el gabinete estatal del gobernador Moreno Valle.
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A propósito. Un rumor creciente en los corrillos políticos cholultecas es que Miguel Ángel Huepa seguirá los mismos pasos de Mario Rincón González, quien este día fue designado por el gobernador como secretario de Desarrollo Social del estado.
Es decir, que a pesar de haber sido electo como diputado local por el distrito de San Andrés Cholula, no tomará posesión de su cargo, sino su suplente, el primo del mandatario estatal: Sergio Moreno Valle Germán.
El trascendido me parecía poco verosímil, hasta antes del nombramiento del diputado electo Mario Rincón como titular de la Sedeso. Ahora creo que puede ser realidad, aun cuando se trate de una acción política legal, pero poco ortodoxa y aséptica.
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