LA CORTE DE LOS MILAGROS

“El Petates” y “El Parchís”

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Para construir la Universidad del siglo XXI, lograr la internacionalización de la BUAP y la mejoría de su calidad académica y planta docente, el rector Alfonso Esparza Ortiz requiere de aliados valiosos en las unidades académicas de la institución.

Sin embargo, algunos de los candidatos que se perfilan para ser directores en las nueve unidades académicas —donde el 30 octubre habrá elecciones— dejan mucho que desear, pues sus perfiles no encajan para nada con el proyecto de Universidad que prometió en su discurso de toma de posesión.

En la preparatoria “Alfonso Calderón Moreno”, el aspirante con más posibilidades de convertirse en el sucesor del director Moisés Avendaño Cruz es un viejo porro de la Facultad de Derecho, de la que egresó en la década de los ochenta. Se trata de Antonio Carcaño Morales, conocido como “El Petates”.

En aquellos años, el hoy maestro en Ciencias de la Educación operaba y traficaba la venta de calificaciones. Siendo estudiante controlaba el Departamento Escolar de esa Facultad, y se dedicaba a vender calificaciones y alterar los cardex de los estudiantes, en alianza con algunos grupos porriles como “Los Buitres” y “Los Colochos”, éste último integrado por alumnos de origen chiapaneco, entre los que figuraba el hoy diputado federal Javier López Zavala.

Hace ocho años “El Petates” buscó la dirección de la preparatoria, pero se la ganó el director saliente, que lo nombró secretario administrativo, de lo cual se arrepintió muy pronto y no precisamente por el escrupuloso manejo de los asuntos administrativos de esa unidad, en la que hoy funge como profesor de la Academia de Historia Universal Moderna.

Antonio Carcaño tuvo como cómplice de sus excesos a Ricardo Solís Romero, “El Buitre Mayor”, asesinado en mayo de 1993 en el bar 21, ubicado en las inmediaciones de Ciudad Universitaria, y a Nicolás Cerón Herrera, alias “El Parchís”, quien paradójicamente es hoy su rival en la contienda por la dirección de la preparatoria “Alfonso Calderón”.

“El Parchís” también fue parte de la banda de “Los Buitres” y, al igual que “El Petates”, egresó de la Facultad de Derecho en 1987, para cursar 20 años después la maestría en Ciencias de la Educación.

Hoy Nicolás Cerón Herrera es profesor de la preparatoria, adscrito a la Academia de Historia de la Sociedad Mexicana, unidad en la que se ha desempeñado como consejero de docencia, responsable de la aplicación de exámenes departamentales y de los cursos de actualización docente, pese a su falta de méritos académicos.

¿Con cuál de estos personajes el rector Alfonso Esparza construirá la Universidad del siglo XXI? ¿En quién se apoyará para la internacionalización y posicionamiento de la BUAP en el mundo? ¿Con “El Petates”? ¿O acaso con “El Parchís”?

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La Maestría en Ciencias Políticas de la BUAP puede presumir ya que el plan de estudios y el diseño curricular del nuevo posgrado que abrirá el Centro de Estudios Superiores de la Naval (Cesnav), es decir la Universidad de Élite de la Secretaría de la Marina, es de su autoría o que fue elaborado por sus investigadores y docentes.

El Cesnav, que cuenta actualmente con dos maestrías —una en Seguridad Pública y otra en Seguridad Nacional— y un doctorado en Seguridad Nacional, abrirá un nuevo programa de posgrado en Ciencia Política con especialización en Sistema Político Mexicano, Pensamiento Crítico y Análisis Empírico.

Pero con la novedad de que éste fue diseñado, a petición expresa del director del Cesnav, el vicealmirante Ángel Enrique Sarmiento Beltrán, por los directivos y docentes de la Maestría en Ciencias Políticas de la BUAP, que hoy nuevamente forma parte del padrón de excelencia del Conacyt.

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A nadie debe extrañar si en los próximos días el equipo Puebla de la Franja tiene que jugar fuera del estadio Cuauhtémoc, por no pagar una suma aproximada de medio millón de pesos que adeuda al ayuntamiento capitalino por concepto del impuesto de diversiones y espectáculos públicos.

Se sabe que el sábado 28 de septiembre, en la víspera de enfrentarse con los Xolos de Tijuana, el estadio Cuauhtémoc estuvo a punto de ser clausurado, lo que finalmente no ocurrió por un abono que hizo la directiva camotera para amortizar su deuda.

El Puebla de la Franja paga o debe pagar al ayuntamiento de Puebla un impuesto equivalente al 8% de su taquilla, en cada cotejo que tenga como escenario el estadio Cuauhtémoc.

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