Gali Fayad llega mejor a las elecciones del 7 de julio

Continuidad o cambio, el dilema de los electores poblanos

Los consejeros del IEE, de los mejor pagados del país

 

Si los cierres de campaña de Enrique Agüera Ibáñez y José Antonio Gali Fayad sirvieran para hacer un pronóstico sobre el candidato o coalición que ganará las elecciones del próximo domingo, el triunfo se lo llevaría sin duda el abanderado de Puebla Unida.

En el mitin del candidato de la coalición morenovallista, que tuvo como escenario la Plaza de la Victoria, en la zona de Los Fuertes de Loreto y Guadalupe, hubo más asistentes (más de 10 mil personas), mejor organización, pero sobre todo mayor entusiasmo.

La concentración convocada por el PRI en el zócalo de la ciudad, en cambio, no llenó la plancha principal y los asistentes (no más de seis mil) mostraron poco interés y atención en los mensajes del dirigente nacional del tricolor, César Camacho Quiroz, y del candidato de la alianza 5 de Mayo a la alcaldía poblana.

Los que sí se hicieron presentes en el templete del presidium del mitin priísta fueron los diputados federales Enrique Doger, Javier López Zavala y José Luis Márquez Martínez, así como la senadora Blanca Alcalá Ruiz y el director de Bansefi, Jorge Estefan Chidiac, figuras que en la campaña de Enrique Agüera brillaron por su ausencia, así como en los agradecimientos del candidato de la coalición 5 de Mayo en su discurso de cierre de campaña.

Mensajes

Aunque ni José Antonio Gali ni Enrique Agüera dijeron nada nuevo en sus discursos de cierre de campaña, uno y otro sí refrendaron, con claridad, lo que cada uno significa y simboliza en la actual coyuntura electoral.

Gali, de la coalición Puebla Unida, se asumió como el candidato de la continuidad morenovallista, y, al mismo tiempo, como el baluarte que impedirá —en caso de ganar los comicios— el regreso del PRI a la presidencia municipal de Puebla así como el retorno de Mario Marín a los primeros planos de la política local.

De ocurrir, el triunfo del ex secretario de Infraestructura deberá leerse como una victoria del proyecto morenovallista frente a un PRI que no pudo o no supo cómo sumar a los agraviados por la actual administración estatal con obras y proyectos más de relumbrón que necesarios, con acciones y actitudes de intolerancia, opacidad y revanchismo que están lejos de la pluralidad y las reformas democráticas que prometió, y con políticas que privilegian los indicadores por encima de los ciudadanos de carne y hueso.

Enrique Agüera ofreció, a su vez, un cambio en el estilo y la forma en que han gobernado las autoridades emanadas del PAN; un gobierno conformado por poblanos que resuelva las necesidades primarias de la gente, sin actitudes autoritarias o excluyentes; realizar obras que atiendan y mejoren la vida de los ciudadanos, sin ocurrencias ni improvisaciones; que privilegiar las empresas y profesionistas de Puebla sobre las constructoras de fuera o los talentos foráneos, y convertir a la capital poblana en la ciudad más segura del país.

Agüera representa, al menos en el discurso, la antítesis de lo que ha sido el gobierno de Moreno Valle en los 28 meses que lleva al frente del Poder Ejecutivo y, en términos simbólicos, la conjunción del viejo PRI marinista, que no termina de irse, y del nuevo PRI que, con Enrique Peña Nieto, muestra más oficio para gobernar y ejercer el poder pero sin ir a fondo en el combate a la corrupción y la impunidad.

Ahí están las opciones, ahora los electores tendrán la última palabra el domingo 7 de julio.

EN CORTO

En la investigación que sobre los organismos electorales estatales se publica este domingo en el suplemento Enfoque del periódico Reforma, llaman la atención varios datos acerca del instituto poblano.

De entrada, el hecho de que sea, junto con el San Luis Potosí, el organismo con más consejeros electorales (nueve en total). El resto de los institutos tienen cinco o siete miembros.

Una segunda aportación interesante es que los consejeros del Instituto Electoral del Estado (IEE) son de los mejor pagados del país, con un sueldo mensual de 75 mil 388 pesos, sólo superados por los de Coahuila que ganan 83 mil 978 pesos; Distrito Federal, con sueldos de 121 mil 607 pesos, y Veracruz, que mensualmente cobran 86 mil 274 pesos.

El último dato, no menos relevante de esta investigación periodística, es que el Instituto de Puebla es de los pocos que no están dominados o controlados por un partido político, sino por el gobernador Rafael Moreno Valle, fenómeno que también se replica con los institutos de Chiapas, Oaxaca y Sinaloa, supeditados a sus respectivos mandatarios estatales.

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