¡Láaastima Josefina!
Si me preguntaran quién de los cuatro candidatos presidenciales fue el mejor o logró sacarle más provecho al debate organizado por el IFE, a ciencia cierta no sabría qué responder. De lo que sí estoy cierto es que hubo una gran perdedora y no porque haya sido la peor, sino porque fracasó en su objetivo de acortar la distancia que la separa del priísta Enrique Peña Nieto y consolidarse en la segunda posición.
Josefina Vázquez Mota desaprovechó el debate del domingo para reposicionarse y relanzar su alicaída candidatura en los 52 días que restan para las elecciones del 1 de julio. Fue incapaz de conectar con los electores, de tentar a ese 20 o 30% de indecisos que aún no definen por quién votar y de convencer por qué su gobierno sería diferente de lo que han sido las dos últimas administraciones federales —de las cuales, por cierto, ha sido parte como secretaria de Desarrollo Social en el sexenio foxista, y de Educación Pública en el primer tercio del sexenio calderonista–.
En términos de estrategia y táctica, el desempeño de la candidata panista en el debate fue desafortunado. Evidenció que no cuenta con un método efectivo y eficiente que le permita ganar simpatizantes en el corto plazo, generar expectativas de triunfo y atraer la atención de los electores volátiles o del llamado voto switcher, que no quiere el regreso del PRI a Los Pinos pero tampoco más de lo mismo de los últimos dos sexenios panistas.
Josefina no supo venderse como una candidata capaz de poner contra las cuerdas al puntero de esta contienda electoral. Llegó sin “carnita” ni bombas mediáticas que estallarle al ex gobernador mexiquense, y tampoco pudo persuadir a quienes siguieron el debate de que cuenta con un plan de acción de aquí al primer domingo de julio para derrotar a Peña Nieto y garantizar la permanencia del PAN en la presidencia de la República durante un tercer sexenio.
Su retórica de que es diferente sigue siendo vaga y vacua. ¿Diferente a qué o a quién?
Toma distancia de Felipe Calderón, pero sin criticarlo a fondo ni romper con él. No se atreve a decir con claridad en qué han fallado los gobiernos panistas ni qué haría ella para subsanar esos yerros, o para diferenciarse de sus últimos jefes en la administración pública federal.
El problema de la candidata panista es —perdón por la insistencia—su incongruencia entre el decir y el hacer, su ambigüedad discursiva en temas controversiales y su afán de nadar de muertito en asuntos que reclaman definiciones puntuales.
La panista no ha logrado transmitir un mensaje claro y concreto que le diga a los electores qué propone, con quién lo logrará y cuáles son los atributos personales y profesionales que la hacen mejor que sus contendientes del PRI y de la izquierda.
Y esta oportunidad la dejó escapar en el debate del domingo, en el que estaba obligada a estrechar la distancia de 15 ó 20 puntos que la separan de Peña Nieto y apuntalarse en la segunda posición, separándose de Andrés Manuel López Obrador por más de 5 puntos, para buscar en los últimos días de la campaña el voto útil o de los indecisos, que es el único que podría hacerla ganar.
Lástima Josefina. Ya será para la otra.
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Simón dice:
“Las locuras que más se lamentan en la vida de un hombre son las que no se cometieron cuando se tuvo la oportunidad.”
Helen Rowland (1875-1950) Periodista y humorista estadounidense.
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