Concurrencia electoral, tragedia panista

24 abril, 2012.

El Partido Acción Nacional, uno de los impulsores de la llamada concurrencia electoral —que no es otra cosa que empatar las elecciones federales con las locales—, debe estar arrepentido de esta iniciativa, a juzgar por lo que le espera en la mayoría de los 15 estados donde los ciudadanos votarán por autoridades federales y estatales el domingo 1 de julio.

De estas quince entidades, en siete se elegirá gobernador o jefe de gobierno además de diputados locales y presidentes municipales (Chiapas, Distrito Federal, Guanajuato, Jalisco, Morelos, Tabasco y Yucatán); y en ocho únicamente legisladores al Congreso del estado y ayuntamientos (Campeche, Coahuila, Colima, Estado de México, Querétaro, Nuevo León, San Luis Potosí y Sonora).

Si el PAN de por sí iba a tener problemas para mantener en su poder las gubernaturas de Guanajuato, Jalisco y Morelos, con la concurrencia electoral sus dificultades se han multiplicado, sobre todo en los dos últimos, donde sus candidatos son superados por los abanderados del PRI por 10 o 15 puntos, según diversas encuestas.

La única entidad en la que el PAN podría conservar la titularidad del Poder Ejecutivo —y con mucho esfuerzo— es Guanajuato, donde la contienda entre el panista Miguel Márquez Márquez —el delfín del gobernador Juan Manuel Oliva Ramírez— y el priísta Juan Ignacio Torres Landa García se mantiene muy pareja.

Por lo que hace al resto, como el Distrito Federal, Chiapas, Tabasco y Yucatán, las posibilidades de que el PAN logre recuperarse y obtener una victoria son francamente nulas, ya sea porque sus candidatos se encuentran en el tercer sitio, después de los nominados por el PRI y la coalición de partidos de izquierda, o porque entre ellos y el delantero hay más de 15 puntos de diferencia.

En este contexto no se ve cómo Josefina Vázquez Mota pueda ganar la presidencia de la República si, a duras penas, sólo uno de los siete candidatos del PAN a gobernador o jefe de gobierno estaría en condiciones de salir victorioso en los comicios locales que, de manera paralela con las elecciones presidenciales, se efectuarán el 1 de julio.

La concurrencia electoral es un factor que hoy juega a favor del PRI y de sus candidatos a cargos de elección popular, tanto a nivel federal como estatal, debido al posicionamiento de su principal figura en estas elecciones: el ex gobernador del Estado de México.

Si Enrique Peña Nieto no tuviera el posicionamiento que tiene ni la cómoda ventaja de hasta 20 puntos que saca a sus contendientes del PAN y la coalición de partidos de izquierda, seguramente la situación de los candidatos a diputados federales y senadores PRI sería diferente, lo mismo que la de sus candidatos a gobernador, presidentes municipales y diputados locales en estas 15 entidades con concurrencia electoral.

De ahí mi afirmación inicial: los panistas deben estar, hoy, dándose de topes por haber propuesto empatar en una misma fecha las elecciones federales con las locales de cada entidad.

¿O me equivoco?