Gobiernos de coalición en entredicho
En México, las alianzas o coaliciones políticas de partidos antagónicos —como el PAN y el PRD— han demostrado cierta efectividad para ganar elecciones, sobre todo cuando el enemigo a vencer es el PRI, pero pocos o nulos resultados en términos democráticos y de desarrollo humano, político y social.
Este fracaso se explica, en buena medida, por la dificultad de construir acuerdos de mediano y largo plazo, y también porque el candidato elegido para encabezar un gobierno de coalición, una vez ganadas las elecciones, olvida sus compromisos de campaña y repite en el ejercicio de gobierno las añejas prácticas y vicios que prometió desterrar.
Así ocurrió con las malogradas gestiones de Antonio Echevarría Domínguez (PAN-PRD-PT-PRS) en Nayarit, en 1999; de Pablo Salazar Mendiguchía (PAN-PRD-PT-PVEM-Convergencia) en Chiapas, en 2000; y de Patricio Patrón Laviada (PAN-PRD-PT-PVEM) en Yucatán, en 2001.
Y así está sucediendo en los gobiernos de Rafael Moreno Valle Rosas y Gabino Cué Monteagudo en Puebla y Oaxaca, respectivamente.
A escasos días de cumplir ocho meses en el cargo, el gobernador de Puebla se ha distanciado de tres de los cuatro partidos que se coaligaron para llevarlo al poder: PAN, PRD y Convergencia. El único que todavía le guarda lealtad es el Panal, controlado por su madrina política, Elba Esther Gordillo Morales.
Los conflictos de Moreno Valle con la dirigencia estatal panista y algunas de sus principales figuras en Puebla han sido una constante desde que asumió la gubernatura el 1 de febrero. De hecho, en el último Consejo Nacional del PAN, la consejera Augusta Valentina Díaz de Rivera exigió la integración de una comisión especial que investigue el bloqueo de que han sido objeto los panistas en estados como Puebla, Oaxaca y Sinaloa.
Como bien lo reflejó El Universal en su columna “Bajo Reserva” del lunes 29 de agosto: “En Puebla las cosas se han empezado a complicar para el gobernador aliancista Rafael Moreno Valle. En las últimas semanas ha acumulado conflictos que amenazan con perturbar la marcha de un gobierno aliancista que inició con buenos augurios.
”Moreno Valle tiene ya problemas con empresarios locales, con la poderosa Iglesia poblana, con medios de comunicación e incluso con diversas corrientes del PAN. Entre ellas se encuentra la que encabeza Ana Teresa Aranda, quien fue secretaria de Estado durante la administración de Vicente Fox y ha retomado su activismo estatal con duros señalamientos hacia un mandatario que arribó al cargo centralmente por el apoyo de Acción Nacional.”
En Oaxaca las cosas no son mejores con Gabino Cué, quien no sólo ha tenido graves tropiezos en la integración de su gabinete debido a la incorporación de personajes política o ideológicamente contrarios a sus aliados electorales, como la elbista Irma Piñeyro Arias en la Secretaría General de Gobierno, y la remoción del panista Alfredo Ahuja Pérez de la Secretaría de Turismo y Economía.
Antes de tomar posesión, Gabino Cué envió al Congreso de Oaxaca una iniciativa de ley por la cual todo funcionario de primer nivel debía contar al menos con título profesional o su equivalente para ejercer el cargo.
Dicha reforma, que en su momento muchos le festejaron, se ha convertido en una verdadera piedra en el zapato, pues no sólo ha evidenciado las pobrezas académicas y profesionales de su gabinete, sino la distancia que guarda su discurso de la realidad oaxaqueña.
Y es que la primera en violar esta disposición fue su jefa de gabinete, Irma Piñeyro, quien carecía de título profesional, pese a que en su curriculum vitae presumía dos carreras. Lo mismo sucedió con el panista Alfredo Ahuja, quien se ostentó como licenciado con una falsa cédula profesional de Enfermería; así como con Benjamín Robles Montoya, que primero se hizo cargo de la Secretaría Particular del Ejecutivo y luego de la Coordinación de Desarrollo Sustentable; y Salomón Jara Cruz, que fue nombrado secretario de Desarrollo Agropecuario.
Ciertamente ambos gobernadores todavía tienen más de cinco años para dar resultados y demostrar a los electores que los eligieron que pueden ser mejores que sus antecesores, lo que tampoco sería hazaña considerando que uno es el góber precioso Mario Marín Torres y el otro el corrupto de Ulises Ruiz Ortiz.
Sin embargo, Moreno Valle y Gabino Cué deben rectificar el camino, dejar la soberbia y entender que sus victorias electorales fueron resultado del hartazgo de gobiernos indolentes, patrimonialistas y corruptos.
La alternancia en ambos estados, producto de inéditas coaliciones entre partidos y fuerzas ideológica e históricamente antagónicas, no fue un cheque en blanco. Fue una apuesta social a favor del pluralismo, la tolerancia, el diálogo y, desde luego, el disenso y el respeto por la diferencia, cuestiones que en Puebla y Oaxaca están dejando mucho que desear.
¿O me equivoco?
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Simón dice:
“Es peligroso tener razón cuando el gobierno está equivocado.”
Voltaire (1694-1778) Filósofo y escritor francés.
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