El edil de Teziutlán genera polarización y encono social

Uno de los mayores lastres que el morenovallismo tendrá que sortear en las próximas elecciones federales es el desempeño de algunos presidentes municipales de cabeceras distritales importantes, como Huauchinango, Zacatlán, Teziutlán, San Martín Texmelucan y San Pedro Cholula.

Los ayuntamientos que encabezan no sólo están lejos de cumplir con las expectativas ciudadanas, sino que se han visto rebasados por la inseguridad, los conflictos al interior de los grupos o partidos que los impulsaron y el rechazo social que enfrentan algunas de las obras o proyectos que han emprendido.

El munícipe de Huauchinango, el neoperredista Gabriel Alvarado Lorenzo, es quizá el menos malo de los del grupo, aunque en su gestión la inseguridad ha repuntado como consecuencia de un creciente número de asaltos a transeúntes, taxistas y transportistas de mercancía y de pasajeros, muchos de ellos cometidos por gente que viene de fuera.

Gabriel Alvarado pertenece al grupo del senador Luis Miguel Barbosa Huerta y el dirigente estatal saliente del PRD, Eric Cotoñeto Carmona; está distanciado con una fracción del sol azteca, encabezada en la región por el coordinador del grupo parlamentario de su partido en el Congreso del estado, Carlos Martínez Amador, y con el PAN que en la región impulsa la nominación del diputado local José Domingo Esquitín Lastiri.

El edil de Zacatlán, Marcos Flores Morales, ha tenido varios tropiezos en su gestión que van desde la organización de la Gran Feria de la Manzana por la cual cobró 30 pesos la entrada; la puesta en marcha del programa de reordenamiento comercial, cambio de circulación de vialidades y áreas de estacionamiento en las calles del centro histórico, el cual tuvo que modificar ante las protestas y manifestaciones de los comerciantes establecidos del primer cuadro; y el aumento de los índices delictivos y la falta de policías suficientes en la ciudad.

Marcos Flores no es un presidente municipal cercano a la gente y, lo peor, es percibido como una extensión de su antecesor, Mario Alberto Cruz González, quien desde su puesto de coordinador regional de delegados del gobierno estatal es promovido como aspirante del PAN a diputado federal por el distrito 2 con cabecera en Zacatlán.

Los problemas del alcalde de Teziutlán, Édgar Antonio Vázquez Martínez, están relacionados con su estilo autoritario de gobernar y sus filias y fobias partidistas. De entrada, mantiene un sonado pleito con su antecesor, el priísta Carlos Peredo Grau y la esposa de éste, Angélica Hernández García, quien fue su rival en las elecciones de julio de 2013, y con decenas de trabajadores de confianza que despidió del ayuntamiento, supuestamente por estar vinculados con aquellos.

Pero también con algunos grupos y organizaciones vecinales, así como con distintos actores políticos, ya sea por la realización de obras como el Centro de Salud y Servicios Ampliados (CESSA) en un predio de la antigua estación del ferrocarril, la remodelación de la fachada del Centro Escolar Miguel Alemán y su capricho de pintarla de azul y blanco, y su decisión de cerrar la calle Nigromante para afectar el hotel boutique de Mercedes González Molina, quien junto con su hermana Concepción, se han convertido en sus principales críticas y detractoras.

En Teziutlán se dice que el alcalde Antonio Vázquez busca vengarse de Mercedes, no sólo por ser su competidora en el ramo hotelero, sino porque ésta llevó al joven que le gritó asesino al gobernador Rafael Moreno Valle el pasado 12 de septiembre, en el marco de la inauguración del Centro de Educación a Distancia.

En ese municipio, cabecera del distrito electoral federal 3, al alcalde también se atribuye —sin que hasta el momento existan evidencias— la muerte de un albañil que en una supervisión de obra tuvo un altercado a golpes con Antonio Vázquez.

Del presidente municipal de San Martín Texmelucan, Rafael Núñez Ramírez, ya nos hemos ocupado en anteriores entregas.  A los problemas de inseguridad y falta de obra en las juntas auxiliares, hay que agregar su incapacidad para contener el crecimiento del comercio informal, no sólo los días de plaza, en las calles del centro de la ciudad.

Otros problemas que enfrenta este munícipe emanado del PT y la coalición Puebla Unida son el descarado nepotismo en algunas oficinas del ayuntamiento, y los pleitos con el grupo que lo apoyó a ganar la alcaldía y que ahora se ha sumado a sus opositores.

Finalmente hay que mencionar al edil de San Pedro Cholula, José Juan Espinosa Torres, y a su homólogo de San Andrés Cholula, Leoncio Paisano Arias, cuyos problemas comenzaron cuando ambos se involucraron, a petición del gobierno del estado, en la expropiación de predios aledaños a la zona arqueológica para construir un parque intermunicipal de 20 hectáreas.

José Juan Espinosa venía haciendo un buen gobierno, pero desde que se hizo público su proyecto del Parque de las Siete Culturas y la intención del ayuntamiento que encabeza de llevar a cabo la expropiación de algunos inmuebles, y su decisión de donar algunos predios al gobierno del estado para el tren turístico y el Museo de Sitio del INAH, sus problemas han ido en aumento con los afectados, con los tianguistas de Xixitla y con los directivos y el público que asiste al Centro de Salud y Servicios Ampliados (CESSA) por la falta de recursos, personal y equipo médico para la atención de los enfermos y pacientes que ahí llegan a atenderse.

San Andrés Cholula, que también pertenece al distrito 10, enfrenta la misma problemática, además de serios conflictos de inseguridad y gobernanza por diferencias del edil con algunos de sus colaboradores, con proveedores que financiaron su campaña y ahora quieren sacar ventaja y hasta con su hermano, el ex presidente municipal Guillermo Paisano, que pactó obras y proyectos que ahora no puede cumplir.

Así las cosas habrá que esperar qué impacto tienen estos problemas en los votantes de esos distritos, si esta situación influye o modifica los escenarios del morenovallismo en las elecciones federales del año entrante y qué tanto el PRI logra capitalizar estos descontentos en su propio provecho en los comicios del primer domingo de julio de 2015.

Por lo pronto la moneda está en el aire.

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La actitud de la dirigencia priísta, que prometió sancionar y expulsar a quienes en este proceso electoral traicionaran al PRI o sus candidatos, resulta doblemente sospechosa en Zacatlán, municipio de la Sierra Norte actualmente gobernado por este partido.

En primer lugar porque el alcalde Mario Alberto Cruz González, a pesar de pertenecer al PRI, es el principal promotor del candidato de la oposición, es decir del abanderado de la coalición Puebla Unida, Marcos Flores Morales.

Y en segundo lugar, porque para hacerlo no duda en desviar recursos y distraer personal, como policías municipales, para la campaña de quien fuera su director de Turismo en el ayuntamiento de Zacatlán.

Como resultado de esta decisión, la delincuencia y los robos a transeúntes y establecimientos comerciales en pleno centro de Zacatlán se han incrementado en los últimos dos meses, en perjuicio de la imagen del ayuntamiento y su candidato a la presidencia municipal, ambos priístas.

Como hay pocos policías haciendo labores de vigilancia y éstos son usados para transportar despensas y otros apoyos a las juntas auxiliares que cree pueden inclinar la balanza a favor de Marcos Flores, el Palacio Municipal y las calles del centro de Zacatlán se quedan a merced de la delincuencia.

Este miércoles en la madrugada, el café restaurante Dos Aromas, ubicado en los bajos del Palacio Municipal, a 15 metros de la oficina del alcalde, fue totalmente vaciado sin que los vigilantes que supuestamente resguardan el inmueble se percataran de algo.

Y lo mismo ha ocurrido con otros negocios de comida, como Hamburguesas Yassusa, y de venta de artículos de piel y joyería, que en los últimos días han sido saqueados a pesar de localizarse en el perímetro de la presidencia municipal.

Por supuesto, esto por sí mismo representa ya un acto de traición al partido al que está afiliado el edil, pues el candidato del PRI en este municipio será el principal afectado por la creciente inseguridad. 

Traición al PRI

En el proceso interno del PRI, Marcos Flores tuvo el apoyo del alcalde de Zacatlán, Mario Alberto Cruz, y de José Luis Márquez Martínez, diputado federal de la región.

Por esas fechas, el dirigente estatal del tricolor, Pablo Fernández del Campo Espinosa, visitó Zacatlán y se reunió con los diferentes grupos y aspirantes, entre ellos Marcos Flores, quien se comprometió a no abandonar las filas del partido en caso de que no fuera nominado.

Cuando el PRI abrió su convocatoria, sólo dos precandidatos se registraron: el diputado local con licencia José Luis Coriche Avilés y ex delegado de la Secretaría de Desarrollo Social en la región, Juan Carlos Becerra Barranco. Antes de que se emitiera el dictamen respectivo, éste último declinó a favor de Coriche.

El delfín del alcalde priísta ya ni se inscribió. Oyó el canto de las sirenas, renunció a su militancia en el tricolor y se convirtió en el candidato de la coalición morenovallista Puebla Unida, sin que hasta la fecha la dirigencia del PRI —que prometió expulsar a los traidores de su partido— se haya molestado siquiera en amonestar públicamente al alcalde presidente de Zacatlán y al diputado federal José Luis Márquez, que abiertamente le juegan las contras a su compañero de partido y abanderado de la coalición 5 de Mayo, José Luis Coriche.

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