Fortalezas y debilidades del modelo electoral morenovallista

¿Funcionará en el 2016 el modelo Todos Unidos contra el PRI?

Mondragón ya está en la Escuela de Gobierno de Harvard

Esparza Ortiz suma apoyos con miras a su nominación en la BUAP

 

 

Si bien los resultados electorales revelan un triunfo contundente del gobernador Rafael Moreno Valle y de la coalición multipartidista que armó, incluso por encima de sus propias expectativas, creo que su modelo también mostró algunas debilidades que sus adversarios buscarán contrarrestar o utilizar en su propio provecho.

Lo malo es que tendrán que esperar hasta julio de 2016, cuando los poblanos tengan que elegir al sucesor de Moreno Valle, que sólo estará en el cargo 22 meses, pues tomará posesión el 1 de febrero de 2017 y entregará el cargo el 13 de diciembre de 2018.

El modelo morenovallista —aplicado en 2010 y perfeccionado en 2013 con las candidaturas comunes— muestra que la mejor fórmula para vencer al PRI en los comicios locales es unificando a todos, o a la mayoría de los partidos, en su contra.

Así ocurrió en 2010 con la coalición Compromiso por Puebla (CCP), integrada por el PAN, el PRD, el Panal y el entonces partido Convergencia. En esos comicios el PRI sólo tuvo como aliado —más simbólico que estratégico— al PVEM. El PT participó solo en ese proceso, lo que le permitió alcanzar el 5.6% de la votación total emitida.

En las recientes elecciones, Moreno Valle recurrió al mismo modelo —un bloque multipartidista—pero perfeccionándolo a través de dos nuevos mecanismos: la creación de partidos estatales que, a diferencia de anteriores procesos, ahora sí pudieron formar coaliciones sin importar que apenas hubieran obtenido su registro; y la posibilidad de que estos partidos estatales no sólo pudieran coaligarse o fusionarse entre sí o con partidos nacionales, sino apoyar candidaturas comunes.

A principios de 2013, el Consejo General del Instituto Electoral del Estado (IEE) resolvió otorgar a Compromiso por Puebla su registro como partido estatal, y en marzo a la organización Pacto Social de Integración (PSI); el primero se adhirió al PAN, PRD y Panal en la coalición Puebla Unida; y el segundo se sumó a la misma coalición pero bajo la figura de candidaturas comunes en 25 de los 26 distritos y más de 50 de 217 municipios de la entidad.

Las candidaturas comunes fueron tan eficaces en estos comicios locales que, de la centena de municipios ganados por la coalición morenovallista Puebla Unida, 58 fueron posibles gracias a esta figura.

Como coalición, Puebla Unida sólo lleva ganados 28 municipios. Los restantes los ganó con la ayuda del PSI, MC y PT en diferentes combinaciones, pero siempre bajo la figura de candidaturas comunes.

Desde esta óptica, sería un gran error que el PRI le permitiera otra vez a Moreno Valle unificar a todos los partidos —con excepción del PVEM— en una gran coalición; o que sus dirigentes sean tan estúpidos como para desaprovechar nuevamente los beneficios de las candidaturas comunes con partidos como el Panal, el PT y el PRD, que en otras entidades de la república los han apoyado y en Puebla no.

Si los priístas no quieren ser derrotados por tercera ocasión al hilo en unos comicios locales, deben comenzar a construir acuerdos con aquellos partidos que en Puebla les han dado la espalda, pero que en procesos federales o en entidades como Baja California, Chihuahua, Durango, Quintana Roo y Tamaulipas son aliados suyos.

Y también deberán voltear hacia aquellos partidos estatales o nacionales que en Puebla se han nutrido con militantes y dirigentes que desertaron de las filas tricolores y que, en una actitud de soberbia, el PRI los ha ninguneado, sin darse cuenta de que en varios municipios y distritos de la entidad esos votos hicieron la diferencia a favor de los candidatos nominados por la coalición morenovallista, bajo la figura de candidaturas comunes.

EN CORTO

El ex dirigente estatal del PAN, Juan Carlos Mondragón Quintana, ya comenzó sus estudios de maestría en la Escuela de Gobierno John F. Kennedy, de la Universidad de Harvard, pero con sus propios recursos y algunos préstamos del Banco de México y de la propia institución universitaria.

Hasta donde se sabe, Mondragón no quiso que el gobernador Rafael Moreno Valle le cubriera ese postgrado en administración pública y parte de su estancia durante un año en Estados Unidos.

El ex dirigente panista había previsto pagar su maestría en Harvard con su sueldo de diputado local en la próxima legislatura, lo que ya no será posible pues, de la lista de 14 plurinominales de la coalición Puebla Unida, sólo entrarán dos: Socorro Quezada Tiempo y Fernando Manzanilla Prieto. Mondragón era el cuarto de ese listado.

Otros mexicanos inscritos en esa maestría en administración pública, impartida por la Escuela de Gobierno John F. Kennedy —de la que también egresó el presidente Felipe Calderón, en mayo de 2000—, son Rodrigo Becerra, directivo de Microsoft en Asia; Carlos Orvañanos, ex delegado en Cuajimalca, DF; y Benjamín Hill, ex funcionario de la SHCP en la gestión de Ernesto Cordero.

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Aunque los priístas ya celebran su victoria en la capital oaxaqueña, no le extrañe que en el recuento voto por voto y casilla por casilla, el panista Francisco “Paco” Reyes Cervantes pueda dar la sorpresa.

El tema lo saco a colación porque Paco Reyes, quien fue postulado por la coalición Unidos por el Desarrollo, conformada por el PAN, el PRD y PT, estudió Administración de Empresas en la UPAEP y es concuño de Juan Carlos Mondragón Quintana. Su esposa y la esposa de Juan Carlos Mondragón son hermanas, hijas de Atanasio Kalfópulos Katzaki.

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El rector sustituto de la BUAP, Alfonso Esparza Ortiz, se reunió el viernes con un amplio grupo de universitarios, en aras de amarrar su candidatura a la rectoría de la máxima casa de estudios de la entidad.

La comida tuvo lugar en un salón social de El Mirador y a ella acudieron los vicerrectores Jaime Vázquez López, de Docencia; Pedro Hugo Hernández Tejeda, de Investigación y Estudios de Postgrado; Fernando Santiesteban Llaguno, de Extensión y Difusión de la Cultura; los directores de Comunicación Institucional, Jorge David Cortés; de Relaciones Internacionales e Intercambio Académico, José Ramón Eguíbar; y de Obras, Manuel Sandoval Delgado, así como más de 35 directores de unidad académica, entre ellos Francisco Vélez Pliego, del Instituto de Ciencias Sociales y Humanidades.

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