La sucesión de Barbosa que él mismo ha complicado
Consciente o inconscientemente el gobernador Luis Miguel Barbosa Huerta, que prometió mantenerse al margen de las elecciones, ha venido reventando a los principales aspirantes de Morena a sucederlo, y a ciertas figuras y liderazgos del partido que podrían tener un rol protagónico en los comicios locales de 2024.
Así ha sucedido con el coordinador de los diputados federales de Morena en la Cámara Baja del Congreso de la Unión, Ignacio Mier Velazco, con el senador y presidente de la Comisión de Hacienda de la Cámara Alta, Alejandro Armenta Mier, con el dirigente estatal de este partido, Aristóteles Belmont Cortés, y con el defenestrado secretario del Trabajo del estado, Abelardo Cuéllar Delgado.
A Nacho Mier, quien parece ser el favorito de Palacio Nacional, no solo le ha cuestionado a sus aliados y amistades como Enrique Doger Guerrero, sino que le ha orquestado una campaña mediática para vincularlo a operaciones con recursos de procedencia ilícita y empresas factureras que estuvieron ligadas a su socio, el dueño del periódico Cambio, José Arturo Rueda Sánchez de la Vega, actualmente preso en el penal de Tepexi de Rodríguez.
Al senador Alejandro Armenta —quien en las elecciones extraordinarias de 2019 fue rival de Barbosa en la interna de Morena—, el gobernador y sus medios también le han cuestionado sus ligas con algunos abogados defensores de narcomenudistas, como El Grillo; sus nexos con Javier López Zavala, presunto asesino de la activista Cecilia Monzón, y este lunes su alianza con los Morales Flores y los Morales Rodríguez, que durante muchos años fueron priístas, que con Moreno Valle pintaron sus casas de azul y que ahora en los tiempos de la 4T buscan sumarse a Morena.
El gobernador no ha descalificado en lo particular al dirigente estatal de Morena, Aristóteles Belmont, pero sí ha generado vacíos y se ha rehusado a recibirlo, a pesar de las reuniones que éste le ha solicitado, y al dejarlo solo o casi solo en la conferencia que convocó la semana anterior para presentar la agenda legislativa de Morena.
Su cuarta víctima es Abelardo Cuéllar Delgado, quien fuera su secretario de Trabajo y al que despidió en medio de acusaciones de ser juez y parte en decenas de juicios laborales y al que ahora, a decir del mismo Abelardo, pretende encarcelar a través de denuncias penales presentadas en su contra por el consejero jurídico, Carlos Palafox Galeana, su sucesor en la dependencia, Gabriel Biestro Medinilla, y otros funcionarios y empleados que fueron subordinados suyos.
Las críticas y procesos en contra de Abelardo Cuéllar se activaron cuando este comenzó a ser considerado por algunas figuras nacionales de la 4T para un cargo de elección popular en las elecciones de 2024.
A ciencia cierta, se desconoce cuál es el propósito o cuáles son las intenciones del gobernador Barbosa con estas declaraciones. Lo que sí queda claro, es que el mandatario no quiere quedarse al margen de su propia sucesión, ni ponérsela fácil a cualquiera de los primos Mier que buscan reemplazarlo.
En el corto y mediano plazo no se ve cómo el gobernador Barbosa pueda construir una candidatura alterna a las ya mencionadas, ni cómo las figuras políticas que ha venido promoviendo puedan desplazar a Ignacio Mier y Alejandro Armenta.
Si su objetivo es asegurar posiciones para los suyos o garantizar para estos alguna senaduría o diputación federal o incluso la nominación a la alcaldía de la capital en las elecciones del 2024, su apuesta parece arriesgada, pues por el tamaño de los agravios y las descalificaciones, es probable que Mier y Armenta no solo no quieran pactar con él, sino que incluso rechacen blindarlo después de que concluya su errático gobierno.
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