La opción local
Debo confesar que la primera vez que escuche su nombre y me platicaron de la estrategia de construir en torno suyo una alternativa a la gubernatura de Puebla, arropada por grupos políticos que han dominado e incluso gobernado la entidad, el asunto me pareció utópico, sobre todo tratándose de Morena, partido del que ni siquiera es militante o simpatizante.
Sin embargo, hoy que me volvieron a insistir en el tema y me mencionaron los grupos que han comenzado a converger en el susodicho aspirante, creo que el proyecto podría crecer.
¿Por qué?
Porque en el prospecto confluyen varios grupos y diversos intereses del pasado régimen priísta, de los más recientes gobiernos panistas y del actual gobernador emanado de la cuarta transformación.
Y porque según sus promotores podría contar con el respaldo de algunos grupos priístas ligados a los exgobernadores Melquiades Morales Flores (vía José Ernesto Echeguren Barroeta) y Guillermo Pacheco Pulido, del exgobernador José Antonio Gali Fayad y del actual ejecutivo estatal Luis Miguel Barbosa Huerta.
Según la versión de sus impulsores, podría convertirse en una alternativa del gobernador Miguel Barbosa en la coyuntura de su sucesión frente a opciones que no son de su agrado, personalizadas en el coordinador parlamentario de Morena en la Cámara de Diputados, Ignacio Mier Velazco, y el senador Alejandro Armenta Mier.
También en una carta que no entraría en confrontación con los grupos del viejo PRI local, dados sus nexos políticos y antecedentes familiares ligados al ex ministro de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, Tirso Sánchez Taboada; y al general Rodolfo Sánchez Taboada, fundador y exdirigente nacional del PRI, y por su cercanía y sus vínculos con algunos exgobernadores del pasado reciente que lo impulsaron como síndico municipal, magistrado y presidente del Tribunal Superior de Justicia.
Y porque ante la ausencia de cuadros propios, con posibilidades reales de sucederlo en el cargo en los comicios locales del 2014, el gobernador Miguel Barbosa parece no descartarlo.
No descartarlo significa dejarlo correr, lo que el susodicho ha aprovechado para acercarse a figuras que aparentemente podrían cobijarlo en la coyuntura de una sucesión gubernamental incierta, donde los principales tiradores de Morena no prendan, y el PRI y el PAN no logren construir una alianza y una candidatura sólidas de cara al 2024.
En ese escenario de incertidumbre, no es remoto que los grupos de poder fáctico se metan a la sucesión y puedan imponerse, por encima de Morena, el PAN y el PRI, y más si actúan en complicidad con el gobernador en turno.
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