Quién pompo
Si usted quiere saber por qué el gobernador Rafael Moreno Valle Rosas actuó como actuó la noche del 15 de septiembre en la sede del ayuntamiento de Puebla, donde prácticamente se apoderó del balcón y tomó el control de la ceremonia y de la cena que se sirvió en el patio del Palacio Municipal, permítame contarle lo siguiente:
Resulta que el gobierno de Eduardo Rivera Pérez no fue quien pagó los canapés, platillos y bebidas que esa noche se sirvieron en el edificio diseñado y construido por el arquitecto inglés Charles Hall en la época porfirista, y que previamente se habían licitado.
Días antes de la celebración, Carla Llantada, directora de Relaciones Públicas del Ejecutivo estatal, se apersonó en las oficinas del ayuntamiento para comunicar a los organizadores que su jefe no estaba de acuerdo con el menú, ni con el restaurante que iba a dar el banquete, y tampoco con el número de invitados.
Un poco sorprendidos por la decisión, y porque el servicio ya hasta se había adjudicado, los funcionarios municipales le respondieron, medio en broma y medio en serio, que entonces el gobierno del estado pagara la cena.
Y así ocurrió. La enviada del gobernador dijo que sí, y el número de invitados aumentó, lo mismo que el costo del menú y la calidad de los bocadillos.
De los antojitos mexicanos que se iban a servir a los más de 300 invitados iniciales, Carla Llantada optó por finos canapés y platillos de la cocina francesa e internacional.
De los 280 mil pesos que el gobierno de Eduardo Rivera iba a desembolsar para la empresa que tiene la concesión de la cafetería del Tec de Monterrey, la administración de Rafael Moreno Valle pagó alrededor de 500 mil pesos por un total de 600 cubiertos contratados al restaurante Casa de los Muñecos de los hermanos Dolores y Juan Manuel Zavala Solana.
Ahora entiende por qué esa noche el gobernador actuó como si estuviera en su casa y en su propia fiesta, el desdén con el que trató al alcalde en Palacio Municipal, y por qué se apoderó del balcón principal y no le permitió a Eduardo Rivera más que asomar su mano para que saludara a los miles que esa noche se congregaron en el zócalo o Plaza Mayor.

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Simón dice:
“Dios se deja conquistar por el humilde y rechaza la arrogancia del orgulloso.”
Juan Pablo II (1920-2005) Papa de la iglesia católica.
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