* La misma empresa pone arriba a Montero en la capital

* En entredicho, la credibilidad de Liébano Sáenz y GCE

La que hoy inicia será una semana muy agitada en lo electoral, y en la que se pondrá a prueba la credibilidad de las encuestas y las firmas que las llevan a cabo.

Por lo pronto, puedo adelantarle que de acuerdo con un tracking telefónico estatal contratado por el equipo de campaña de Rafael Moreno Valle a la empresa de Liébano Sáenz, si hoy fueran las elecciones para gobernador la coalición Compromiso por Puebla obtendría el 32.3% de los votos, la Alianza Puebla Avanza el 28.1% y el Partido del Trabajo el 7.7%.

En el municipio de Puebla, según el mismo estudio, las preferencias electorales las encabeza la alianza formada por el PRI y el PVEM con el 38.3% de los votos, contra el 30.2% de la coalición opositora integrada por el PAN, el PRD, el PANAL y Convergencia, y el 9.1% del PT.

Sin embargo, en términos de percepción, la mayoría de los entrevistados en el estado y en la ciudad de Puebla cree que las elecciones para gobernador serán ganadas por el priísta Javier López Zavala.

En la medición por candidatos Rafael Moreno Valle supera a Javier López Zavala por 4.1 puntos en el estado, y por 6 décimas de punto en el municipio de Puebla.

De acuerdo con el tracking realizado por el Gabinete de Comunicación Estratégica (GCE) entre el 20 y el 25 de mayo a una muestra estatal de 1,500 electores, distribuidos proporcionalmente entre el municipio de Puebla y aquellos de la entidad con un mínimo de 1,500 líneas telefónicas, el mayor voto de rechazo se concentra en Javier López Zavala.

A nivel estatal el voto de castigo del candidato de la Alianza Puebla Avanza es superior en 2 puntos al de Moreno Valle, y en 6.9 puntos en el municipio de Puebla.

Un aspecto que vale la pena mencionar del estudio demoscópico de la empresa de Liébano Sáenz es que tanto a nivel estatal como municipal la segunda mejor opción de aquellos que en primera instancia votarían por Javier López Zavala o el candidato del PT, Armando Etcheverry, es el panista Rafael Moreno Valle.

Otro detalle que tampoco paso por alto sobre el tracking elaborado por el Gabinete de Comunicación Estratégica es que el miércoles por la noche el director general de esta misma empresa, Federico Berrueto Pruneda, dijo en Milenio Televisión que en las elecciones para gobernador de Puebla López Zavala sacaba a Moreno Valle una ventaja de 9 puntos.

Esta contradicción ha sido justificada por los propios directivos de la firma con el argumento de que son estudios diferentes. Uno es un tracking de 1,500 entrevistas telefónicas, y la otra una encuesta en vivienda aplicada a una muestra de 600 ciudadanos de los distritos de Puebla.

De cualquier modo, la discordancia entre uno y otro estudio de opinión genera dudas y no pocas sospechas sobre la seriedad de GCE, que a unos clientes les dice que Moreno Valle va a la cabeza de las encuestas y a otros que López Zavala.

Hecha esta aclaración, retomo el tracking pero ahora focalizándolo en las elecciones para presidente municipal de Puebla.

A la pregunta: Si el día de hoy fueran las elecciones para elegir presidente municipal ¿por cuál partido o alianza votaría?, el 38.3% de los entrevistados respondió que por la alianza formada por el PRI y el PVEM, y el 30.2% que por la coalición opositora.

Según este mismo estudio, la coalición priísta ha venido recuperándose después de que el 12 de mayo se vio abajo en la intención de voto, contrario a lo que sucede con la coalición Compromiso por Puebla que de esa fecha al 25 de mayo ha perdido 6.4 puntos.

Por candidatos, el priísta Mario Montero también encabeza las preferencias, pues el tracking le asigna un 38% de los votos, contra un 32.1% de Eduardo Rivera Pérez y un 6.2% de Rodolfo Huerta Espinoza del Partido del Trabajo.

En la ciudad de Puebla, Mario Montero es quien concentra el mayor voto de castigo, con el 26.6%, seguido del experredista Rodolfo Huerta, con el 26.3%. Eduardo Rivera tiene un 21.8% de voto de rechazo.

Sin embargo, al preguntarle a los entrevistados qué candidato ganará las elecciones para presidente municipal de Puebla, el 50.6% cree que el priísta Mario Montero y sólo el 27.9% que el panista Eduardo Rivera.

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Simón dice:

«Si no está en tus manos cambiar una situación que te produce dolor, siempre podrás escoger la actitud con la que afrontes ese sufrimiento.»

Viktor Frankl (1905-1997) Psiquiatra y psicoterapeuta austriaco fundador de la Logoterapia.

 * El voto de los indecisos será el que defina la elección

* Zavala y Marín se fueron de campaña a Oaxaca

Una mala estrategia, que el dirigente estatal del PRI, Alejandro Armenta Mier, advirtió en su oportunidad, fue la de presumir la delantera de 20 puntos que algunas encuestas le daban a los candidatos de la Alianza Puebla Avanza sobre los de la coalición opositora Compromiso por Puebla, al arranque de las campañas. 

Y es que era lógico que en la medida que el proceso avanzara para llegar a los comicios del 4 de julio, esa ventaja se iba a estrechar.

El problema para los estrategas priístas que participan en el cuarto de guerra, es que esta considerable diferencia, se acortó —al menos en el imaginario colectivo, con la difusión de las encuestas de Roheinsen Marketing & Consulting y de Opina Consultoría Estratégica—en la primera semana de campaña.

Situación que, por un lado, obligó al candidato del PRI a la alcaldía capitalina, Mario Montero Serrano, a pronunciarse en contra de la encuestitis aguda, que él mismo alentó con la filtración de la encuesta de Indicadores, según la cual iniciaba su campaña sacándole 18 puntos de ventaja a su contendiente de la coalición Compromiso por Puebla, Eduardo Rivera Pérez.

Y por otro lado, al candidato a gobernador de la Alianza Puebla Avanza, Javier López Zavala, a descalificar las encuestas de Roheinsen y Opina, y a declarar que la ventaja sobre su adversario Moreno Valle incluso se había incrementado de 23 a 24 puntos en el interior del estado, y de 17 a 19 puntos en el municipio de Puebla.

A estas alturas del proceso, los priístas cometerían un grave error si se confían de las encuestas que los ubican en la delantera o si minimizan a sus rivales de la coalición opositora.

Una cosa es que los opositores al PRI tengan que remar contra la corriente y cargar con los costos y efectos de la crisis económica y la inseguridad pública, y otra muy diferente que en la medida que transcurra la campaña sean incapaces de articular un discurso que ponga a los electores ante el dilema de votar por un cambio con rumbo o por más de lo mismo.

Hasta el día de hoy, los priístas tienen la fortuna de que los candidatos de la coalición Compromiso por Puebla no han logrado atraer la atención de los votantes, ni de polarizarlos con propuestas concretas y realistas, ni de involucrarlos de manera activa en la contienda electoral.

Hasta ahora su apuesta se ha centrado más en la forma, en el fondo, en la imagen, en las fotografías, en los anuncios espectaculares y en la propaganda destinada a la calle y a los medallones de autobuses y vehículos.

Su estrategia encaminada a conseguir que en esta elección, los votantes optaran entre el cambio y el continuismo marinista poco ha funcionado, pues el cambio que ofrecen suena hueco, a promesa vana. Lo mismo que sus propuestas, que distan poco de las de sus homólogos de la Alianza Puebla Avanza.

Otra circunstancia que juega en su contra, es que en estos comicios, a diferencia de otros, el PRI ya no es el partido de concentra el voto de rechazo o de castigo, sino el PRD y el PAN, y que el gobierno de Mario Marín Torres es mejor percibido que el del presidente Felipe Calderón Hinojosa, en términos de aprobación, eficacia y eficiencia.

Si López Zavala y Mario Montero quieren mantenerse a la cabeza de las preferencias, lo primero que deben hacer —además de dejarse de presumidos— es olvidar los cuatro, siete, dieciocho o veintantos puntos de ventaja que dicen tener, para ir a la conquista de los indecisos, de los switcher, que son los que definirán esta elección.

Una constante en todas las encuestas que hasta ahora se han publicado es que tres de cada 10 electores aun no definen por qué partido o coalición votarán.

Lo anterior significa que independientemente de lo que hoy reflejen las encuestas, la victoria de los candidatos de la Alianza Puebla Avanza o de la coalición Compromiso por Puebla dependerá en buena medida de quién gane el voto de los indecisos, que hoy representan un tercio de los electores que han manifestado su disposición de salir a las urnas el próximo domingo 4 de julio.

EN CORTO

Este domingo, el gobernador Mario Marín Torres y su candidato a sucederlo, Javier López Zavala, estuvieron juntos en el inicio de campaña del candidato del PRI a la gubernatura de Oaxaca, Eviel Pérez Magaña, acto al que acudieron las figuras más representativas del priísmo nacional como la diputada federal Beatriz Paredes Rangel y el senador Manlio Fabio Beltrones Rivera.

Por esta razón, en la agenda del abanderado priísta al gobierno de Puebla no se incluyeron eventos públicos, sino privados.

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Esta semana, el Tribunal Electoral del Estado resolverá sobre el recurso interpuesto por el Partido Acción Nacional en contra de la alianza formada por el PRI y el PVEM, por usar como denominación para estos comicios parte del slogan publicitario del gobierno del estado: Puebla Avanza.

El caso tiene muy nervioso al magistrado Antonio Oropeza Barbosa, pues sabe que si falla en contra de la alianza priísta estaría traicionando a quienes lo han sostenido en el Tribunal Electoral, pero que si resuelve en contra del PAN este partido se sumará a las voces que exigen su remoción, para permitir el regreso de Germán Alejandro López Brun a dicho tribunal.

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Algo raro pasa en la Secretaría de Salud.

Primero el secretario José Alfredo Arango García se encabritó cuando aquí se publicaron los nombres de quienes sería removidos, el martes se le pidió a José Mariano Casas Sánchez su renuncia como jefe del Departamento de Relaciones Laborales y Desarrollo de Personal, lo mismo a su jefa Georgina Hernández Chávez, que sería designada en su lugar, y el miércoles por la tarde la instrucción fue que todos siguieran en sus puestos, como si nada hubiera pasado.

Y este fin de semana corrió el rumor de que Carlos Alvarado está siendo impulsado por los principales proveedores de la Secretaría, Rafael Zavalza Veraza y Genaro Castillo Gómez, coludidos con el director de Administración y Finanzas, Jaime Isidro Rosas Castillo, para ser nombrado director como director de Operación e Infraestructura.

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Este domingo, antes del mediodía, el representante del PAN ante el Instituto Electoral del Estado, Rafael Guzmán Hernández, sufrió un accidente cuando un automóvil lo impactó de frente sobre el boulevard San Felipe, a la altura del boulevard Hermanos Serdán.

Tras el percance, del que Rafael Guzmán salió ileso, salvo por algunos golpes menores, fue trasladado al Hospital La Paz para una revisión más detallada.

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El candidato de la coalición opositora a la alcaldía de Francisco Z. Mena, el convergente Víctor Sosa, será sustituido este lunes por Emilio Solís Barbiaux, ante las sospechas de que su principal impulsor, el presidente municipal Marciano Hernández Hernández, no está haciendo lo suficiente para apoyarlo.

Según esta versión, el edil Marciano Hernández «Chano» mantiene ciertos vínculos con el candidato de la Alianza Puebla Avanza a la gubernatura, el priísta Javier López Zavala, que le impedirían apostarse con mayor firmeza y lealtad con la coalición Compromiso por Puebla.

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Simón dice:

«La confianza es madre del descuido.»

Baltasar Gracián (1601-1658) Escritor español.

Tres fueron las líneas argumentativas de mis críticos. La primera, que Javier López Zavala no es Mario Marín Torres, y que la aprobación que hoy tiene el gobernador del estado no puede hacerse extensiva al que fuera su secretario de Gobernación y de Desarrollo Social, punto en el que estoy de acuerdo.

Un segundo argumento es que Mario Marín ganó la gubernatura en 2004 —superando a su contrincante del PAN, Francisco Fraile García, con más de 244 mil votos— gracias a que en esas elecciones llevó como candidato a la presidencia municipal de Puebla al entonces rector de la BUAP, Enrique Doger Guerrero.

Quienes esto arguyen, me dan dos elementos adicionales: uno, que Rafael Moreno Valle Rosas no es un candidato apocado como Francisco Fraile; y dos, que López Zavala no cuenta con una figura ciudadana que atraiga el voto switcher para el PRI, como ocurrió hace seis años con Enrique Doger. En ambas cuestiones también estoy de acuerdo. 

Un tercer argumento de mis críticos es que cuando Mario Marín fue candidato a gobernador, los votantes pudieron elegir de entre cinco opciones, lo que no sucederá el 4 de julio de 2010. En las boletas electorales sólo aparecerán dos personas: el candidato del continuismo, Javier López Zavala, y el candidato del cambio, Rafael Moreno Valle.

Antes de entrar en materia, una nota al margen: No creo que, a estas alturas del proceso, las elecciones estén definidas. Lo que dije —y lo sostengo— es que los impulsores del frente amplio antimarinista cometen un grave error si enfocan su estrategia sólo en el gobernador Mario Marín o en exacerbar el voto anti PRI.

En primera instancia, porque Mario Marín no participa como candidato, con todo y que López Zavala sea percibido como una extensión suya para prolongar su mandato (como un proyecto transexenal); y porque el antipriísmo, que suponen jugará a su favor, no es hoy más grande que el antiperredismo o el antipanismo.

Como ejemplo le muestro aquí un estudio sobre tendencias electorales elaborado por Consulta Mitofsky el pasado mes de enero, a propósito del comportamiento del voto de rechazo en la capital poblana y el resto de la entidad.

Si los promotores de la coalición opositora de veras quieren ganar, lo primero que deben evaluar es el comportamiento de los electores, y no suponer, como lo han venido haciendo, que la gente saldrá votar por ellos sólo porque quieran sacar a Mario Marín y a su grupo de Casa Puebla.

Si los impulsores del frente antimarinista piensan que el rechazo a Marín los favorecerá de manera automática, tienen miras muy cortas.

El éxito de la campaña de Moreno Valle y aliados dependerá de su capacidad de convencer a la gente que el cambio que proponen es mejor que la continuidad planteada por López Zavala; de su habilidad para impulsar figuras y candidatos ciudadanos, como Amy Camacho, que atraigan el voto switcher; y de convencer a los electores de que partidos antagónicos, como el PAN y el PRD, pueden hacer a un lado sus diferencias ideológicas en aras de un proyecto de corto y mediano plazo, viable y sustentable, que saque a Puebla del marasmo en que se encuentra.

Su actual apuesta de hacer un frente común antiPRI o antiMarín, lejos de ganar simpatías, provoca desconfianza, pues da la impresión de que en el fondo lo único que buscan es un cambio de personas y de partidos en el gobierno, y no una Puebla mejor.

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Simón dice:

«La crítica debe hacerse a tiempo; no hay que dejarse llevar por la mala costumbre de criticar sólo después de consumados los hechos».

Mao Tse-Tung (1893-1976) Estadista y presidente chino.

* La suma de votos de la oposición, no rebasa la votación del PRI

* Concentran PRD y PAN, el voto de rechazo en Puebla

Mucho se ha dicho y escrito en los últimos días acerca de la posibilidad de que el PAN y el PRD se coaliguen, junto con otros partidos políticos, como Convergencia, el PT y el PANAL, para derrotar al PRI en las elecciones locales del próximo 4 de julio, sin que hasta el momento se haya justificado por qué la suma de todos ellos impediría la continuidad del grupo marinista en Casa Puebla.

La explicación más simplista de los promotores de la alianza es que la suma de votos del PAN y el PRD sería suficiente para meter al PRI en un predicamento, lo cual es falso.

Veamos:

En los comicios de hace 6 años, donde Mario Marín Torres ganó la gubernatura con el 49.62% de la votación total emitida, el PRI obtuvo 886,535 sufragios; el PAN, 642,519; y el PRD, 100,157.

Como se podrá observar la suma de sufragios panistas y perredistas (742,676), no supera la votación del PRI. Si a esta cifra, se le agregara la votación captada en las elecciones de 2004 por el PT (27,799) y Convergencia (40,487), el PRI todavía estaría arriba por más de 75 mil votos.

Eso sin considerar tres aspectos relevantes. Uno, que no todas las coaliciones suman; dos, que no todos los panistas y perredistas están de acuerdo de ir juntos a las elecciones del 4 de julio, y tres, que el PRI seguramente llevará como aliado al PVEM.

Si a la votación obtenida por el PRI en 2004 se le sumara la del PVEM, ambos partidos computarían 917,704 votos, contra 810,962 del PAN, PRD, PT y Convergencia.

Dejó de ser el PRI el partido con más votos en contra

Otro aspecto del que hasta ahora poco o nada se ha dicho, y que resulta de la mayor importancia para evaluar el impacto y aceptación que en Puebla tendría la conformación de un frente electoral amplio antimarinista, es el comportamiento del voto de rechazo.

Si algo contribuyó al triunfo de Vicente Fox Quesada en las elecciones presidenciales del 2000, y a la derrota de Roberto Madrazo Pintado en las elecciones del 2006, fue el voto de rechazo hacia el PRI.

Sin embargo, el comportamiento de este voto se ha modificado en los últimos años, a tal grado que hoy no es el PRI el partido que concentra la mayor repulsión por parte de los electores.

A nivel nacional, estatal y municipal, el PRD es el partido con más voto de rechazo, seguido por el PAN y el PRI.

En una reciente encuesta realizada por Consultoría Contracorriente a finales de enero y principios de febrero, el 30.1% de los votantes de la capital del estado dijo que nunca votaría por el PRD.

El 22.9% declaró que jamás votaría por el PAN, y sólo 14.5% que nunca votaría por el PRI.

Pregunto: ¿Qué tan viable puede ser una coalición de dos partidos que hoy por hoy no sólo concentran el mayor porcentaje de rechazo de los electores de Puebla, sino que además es desaprobada por sus votantes duros?

Mario Marín con mejor calificación aprobatoria que Felipe Calderón

Una tercera cuestión que los impulsores del frente antimarinista tampoco han valorado con detalle, a juzgar por los fines y alcances de la coalición electoral que vienen cocinando, es la opinión que la mayoría de los electores tienen del gobernador Mario Marín y su gestión.

En una escala del 0 al 10, los poblanos califican al gobernador Marín con 8, al presidente Calderón con 6, y a la alcaldesa Alcalá con 7.

Otro dato, no menos importante en términos electorales, es que los votantes de la entidad no ven mal que un miembro de su grupo político, como Javier López Zavala, pueda sucederlo en el cargo para dar continuidad a su obra, ni que otro marinista como Mario Montero Serrano sea el compañero aquel en la contienda por la presidencia municipal de Puebla.

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En la comida privada que los analistas y escritores Héctor Aguilar Camín y Jorge G. Castañeda tuvieron con los socios del Club de Empresarios de Puebla el jueves pasado, el exsecretario de Relaciones Exteriores del gobierno foxista tuvo palabras de reconocimiento para el exalcalde capitalino Enrique Doger Guerrero. Se refirió a un él como un excelente cuadro priísta, que mucho podría aportar a la coalición opositora, ahora que abandone al tricolor, resentido por la marginación y exclusión de que ha sido víctima por parte del actual grupo gobernante.

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El viernes, en el mismo Club de Empresarios, el senador Melquiades Morales Flores se reunió con un grupo de periodistas encabezados por Mauro González. Sin embargo, lo que más llamó la atención fue el posterior encuentro que el exgobernador tuvo por más de una hora con el director de Tribuna Radiofónica, Enrique Montero Ponce, y su hijo, el secretario de Gobernación del estado, Mario Montero Serrano, en uno de los privado del hotel Presidente Intercontinental.

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Simón dice:

«Las matemáticas poseen no sólo la verdad, sino cierta belleza suprema. Una belleza fría y austera, como la de una escultura».

Bertrand Russell (1872-1970) Filósofo, matemático y escritor inglés.