Con lo anterior no quiero decir, que el PRI va a la campaña constitucional —que se inicia de manera oficial el próximo 2 de abril— como si fuera a un día campo.

No. Para nada.

Lo que sostengo es que los partidos integrados en la coalición Compromiso por Puebla —PAN, PRD, PANAL y Convergencia— tienen un reto mayúsculo en su intento por hacerse de la gubernatura, las principales presidencias municipales y la mayoría legislativa en el Congreso del estado.

De entrada, tienen que revertir las tendencias electorales que hoy, de acuerdo con varias firmas encuestadoras, le son negativas tanto en la capital como en el interior del estado.

La candidatura de Eduardo Rivera Pérez a la presidencia municipal de Puebla no ha levantado hasta el momento gran expectativa, quizás porque los electores de la capital —muchos de ellos hartos del PRI y de sus políticos— esperaban una figura más conocida y de más reconocimiento social que la del excoordinador de la bancada del PAN en la LVII Legislatura local.

Los miembros de su planilla de regidores y síndico tampoco concitan o despiertan gran interés ciudadano, pues salvo algunas excepciones, como la ecologista Verónica Mastretta Guzmán o el exrector de la UPAEP, Mario Iglesias García Teruel, la mayoría son individuos poco conocidos, con escasa trayectoria social, recomendados o producto de las cuotas partidistas de la coalición opositora.

Juzgue usted, sino:

1. PRESIDENTE: Eduardo Rivera Pérez

SUPLENTE: Mario Iglesias y García Teruel (Sociedad)

2. REGIDOR PROPIETARIO: Roberto Villareal Vaylón (Partido Nueva Alianza)

SUPLENTE: Dolores Ciria Martínez Espinoza

3. REGIDOR PROPIETARIO: Arturo Loyola González (Partido de la Revolución Democrática)

SUPLENTE: María Alejandra Kuri Morales

4. REGIDOR PROPIETARIO: Matías Rivero Marines (Partido Acción Nacional)

SUPLENTE: Francisco Mota Quiroz

5. REGIDOR PROPIETARIO: José Luis Carmona Ruiz (Partido Acción Nacional)

SUPLENTE: Mari Cruz Cue Muñoz

6. REGIDOR PROPIETARIO: David Méndez Márquez (Partido de la Revolución Democrática)

SUPLENTE: Patricia Zepeda Yáñez

7. REGIDOR PROPIETARIO: Ana María Verónica Mastretta Guzmán (Puebla de Acuerdo)

SUPLENTE: Víctor Manuel Mayoral Muñoz (Partido Acción Nacional)

8. REGIDOR PROPIETARIO: Alejandra Domínguez Narváez (Partido Nueva Alianza)

SUPLENTE: Amada Eloísa Bravo Tlacatelpa

9. REGIDOR PROPIETARIO: Alicia Romero Ordaz (Convergencia)

SUPLENTE: Gloria Rodríguez Sánchez

10. REGIDOR PROPIETARIO: Carlos Ibáñez Alcocer (Partido Acción Nacional)

SUPLENTE: Maribel Pérez Vargas

11. REGIDOR PROPIETARIO: Xóchitl Maura Barranco Cortés (Partido Acción Nacional)

SUPLENTE: Ocotlán Jiménez Castillo

12. REGIDOR PROPIETARIO: Jaime Alberto Zurita García (Partido Acción Nacional)

SUPLENTE: Yissel Juárez Reina

13. REGIDOR PROPIETARIO: Irma Adela Fuentes Guevara (Partido Acción Nacional)

SUPLENTE: Rodolfo Carrasco Rivera

14. REGIDOR PROPIETARIO: Martha Patricia Thomé Andrade (Partido Acción Nacional)

SUPLENTE: Jaime Alberto Aurioles Barroeta

15. REGIDOR PROPIETARIO: Marcelino León Ochoa (Partido Acción Nacional)

SUPLENTE: José Antonio de Ovando Mantilla

16. REGIDOR PROPIETARIO: Pedro Alberto Gutiérrez Varela (Partido Acción Nacional)

SUPLENTE: Félix Hernández Hernández

17. REGIDOR PROPIETARIO: Miriam Mozo Rodríguez (Partido Acción Nacional)

SÍNDICO MUNICIPAL: Ernesto Bojalil Andrade (Partido Acción Nacional)

SUPLENTE: Francisco Javier Romero Juárez

Lo mismo sucede con los candidatos de la coalición opositora al Congreso del estado. Con honrosas excepciones, las fórmulas de candidatos a diputados están lejos de representar el espíritu de quienes se propusieron sacar al PRI Casa Puebla y de la mayoría del Poder Legislativo, impulsar un gobierno de transición, la democratización de las instituciones, y empujar reformas y acciones a favor de la transparencia, el desarrollo sustentable y la ecología.

Fuera de la excomisionada de la CAIP, Josefina Buxadé Castelán y Mario Riestra Piña, la verdad es que los candidatos a diputados de la coalición Compromiso por Puebla están lejos de representar lo mejor de la sociedad poblana o un cambio de fondo.

Regiduría por regiduría y distrito por distrito, los candidatos de la coalición opositora no se distinguen por ser mejores que los postulados por la Alianza Puebla Avanza, conformada por el PRI y el PVEM. Y deberían serlo — y sustancialmente—, si de veras aspiran a gobernar el estado, las principales alcaldías y ser mayoría en el Congreso del estado.

No sólo porque se supone que echarían mano de sus mejores cuadros y de destacadas figuras ciudadanas, para pulverizar el voto de rechazo, que hoy concentran el PRD y el PAN por encima del PRI, sino porque a través de la coalición opositora evitarían que el PRI capitalizara los yerros del gobierno federal en materia económica y de seguridad pública, asociándolos al PAN.

Pero sobre todo, porque están abajo en la intención de voto, y porque la simple suma de sus votos no es suficiente para sacar al PRI de Casa Puebla o para que la oposición se haga de la mayoría en la próxima legislatura local.

Hace seis años, el PRI y Mario Marín ganaron la gubernatura con 886 mil 535 sufragios, hoy la meta de la Alianza Puebla Avanza es llegar a casi un millón de votos, lo que es descabellado considerando que en 2004 la votación del PRI y el PVEM habría sumado 917 mil 704 sufragios.

Para que la coalición Compromiso por Puebla obtenga ese millón de votos, Rafael Moreno Valle Rosas requiere algo más que la votación acumulada del PAN, PRD, Convergencia y el PANAL, lo cual ya es decir mucho, sobre todo a raíz de las últimas elecciones, que muestran una tendencia a la baja de la oposición y un repunte del PRI.

¿Logará la coalición opositora revertir esa tendencia y llegar al millón de votos que necesita para ganar la gubernatura?

El reto me parece muy grande, sobre todo tomando en cuenta que los candidatos de la coalición Compromiso por Puebla no han levantado mayor expectativa, y que hace seis años la suma de votos de toda la oposición, con excepción del PVEM, llegó a 810 mil 962 sufragios, 75 mil menos que los obtenidos por el PRI solito.

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Simón dice:

«En esta vida algunos hombres nacen mediocres, otros logran mediocridad y a otros la mediocridad les cae encima».

Joseph Heller (1923-1999. Escritor norteamericano.

Tres fueron las líneas argumentativas de mis críticos. La primera, que Javier López Zavala no es Mario Marín Torres, y que la aprobación que hoy tiene el gobernador del estado no puede hacerse extensiva al que fuera su secretario de Gobernación y de Desarrollo Social, punto en el que estoy de acuerdo.

Un segundo argumento es que Mario Marín ganó la gubernatura en 2004 —superando a su contrincante del PAN, Francisco Fraile García, con más de 244 mil votos— gracias a que en esas elecciones llevó como candidato a la presidencia municipal de Puebla al entonces rector de la BUAP, Enrique Doger Guerrero.

Quienes esto arguyen, me dan dos elementos adicionales: uno, que Rafael Moreno Valle Rosas no es un candidato apocado como Francisco Fraile; y dos, que López Zavala no cuenta con una figura ciudadana que atraiga el voto switcher para el PRI, como ocurrió hace seis años con Enrique Doger. En ambas cuestiones también estoy de acuerdo. 

Un tercer argumento de mis críticos es que cuando Mario Marín fue candidato a gobernador, los votantes pudieron elegir de entre cinco opciones, lo que no sucederá el 4 de julio de 2010. En las boletas electorales sólo aparecerán dos personas: el candidato del continuismo, Javier López Zavala, y el candidato del cambio, Rafael Moreno Valle.

Antes de entrar en materia, una nota al margen: No creo que, a estas alturas del proceso, las elecciones estén definidas. Lo que dije —y lo sostengo— es que los impulsores del frente amplio antimarinista cometen un grave error si enfocan su estrategia sólo en el gobernador Mario Marín o en exacerbar el voto anti PRI.

En primera instancia, porque Mario Marín no participa como candidato, con todo y que López Zavala sea percibido como una extensión suya para prolongar su mandato (como un proyecto transexenal); y porque el antipriísmo, que suponen jugará a su favor, no es hoy más grande que el antiperredismo o el antipanismo.

Como ejemplo le muestro aquí un estudio sobre tendencias electorales elaborado por Consulta Mitofsky el pasado mes de enero, a propósito del comportamiento del voto de rechazo en la capital poblana y el resto de la entidad.

Si los promotores de la coalición opositora de veras quieren ganar, lo primero que deben evaluar es el comportamiento de los electores, y no suponer, como lo han venido haciendo, que la gente saldrá votar por ellos sólo porque quieran sacar a Mario Marín y a su grupo de Casa Puebla.

Si los impulsores del frente antimarinista piensan que el rechazo a Marín los favorecerá de manera automática, tienen miras muy cortas.

El éxito de la campaña de Moreno Valle y aliados dependerá de su capacidad de convencer a la gente que el cambio que proponen es mejor que la continuidad planteada por López Zavala; de su habilidad para impulsar figuras y candidatos ciudadanos, como Amy Camacho, que atraigan el voto switcher; y de convencer a los electores de que partidos antagónicos, como el PAN y el PRD, pueden hacer a un lado sus diferencias ideológicas en aras de un proyecto de corto y mediano plazo, viable y sustentable, que saque a Puebla del marasmo en que se encuentra.

Su actual apuesta de hacer un frente común antiPRI o antiMarín, lejos de ganar simpatías, provoca desconfianza, pues da la impresión de que en el fondo lo único que buscan es un cambio de personas y de partidos en el gobierno, y no una Puebla mejor.

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Simón dice:

«La crítica debe hacerse a tiempo; no hay que dejarse llevar por la mala costumbre de criticar sólo después de consumados los hechos».

Mao Tse-Tung (1893-1976) Estadista y presidente chino.