Montero, a un paso de la rebeldía
Mario Montero Serrano no es, pero podría convertirse, en el rebelde del PRI, si el gobernador Mario Marín Torres, y la dirigencia estatal de su partido toman la decisión de negarle la candidatura a la alcaldía de Puebla, para dársela a otro priísta como Luis Alberto Arriaga Lila, Pablo Fernández del Campo Espinosa o Enrique Doger Guerrero.
El secretario de Gobernación del estado está decidido a romper incluso con el marinismo, si su jefe del gobernador trata de persuadirlo para que se retire de la contienda priísta por la alcaldía o si éste le promete el oro y el moro, a cambio de su declinación.
Mario Montero ha dicho, en no pocas reuniones con amigos y colaboradores, que en esta ocasión no aceptará hacerse de lado, como ocurrió en 2001 cuando el PRI postuló a Carlos Alberto Julián y Nacer, y en 2004 cuando también tuvo que declinar para que Enrique Doger fuera el abanderado del tricolor a la presidencia municipal de Puebla.
En esos encuentros, ha relatado que antes de embarcarse en la puja por la sucesión de Blanca Alcalá Ruiz —»que es una carrera sin retorno», según sus propias palabras— se entrevistó con el gobernador para pedirle su anuencia y apoyo, y para hacerle saber una vez en esa aventura no aceptaría nada que no fuera la candidatura, y menos si se colocaba a la cabeza de las encuestas.
El riesgo de que Montero cumpla sus amenazas es alto, pues su rebeldía no sólo lo llevaría a enfrentarse con el gobernador Marín, con el peligro de que otros grupos contrarios al marinismo se le sumen, sino a cuestionar la viabilidad electoral de una candidatura como la de Javier López Zavala al gobierno del estado.
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Simón dice:
«Un poco de rebelión de vez en cuando es buena cosa».
Thomas Jefferson (1743-1826). Político Estadounidense.