Rodolfo Ruiz R.

Un distrito electoral en el que los partidos políticos y candidatos inconformes con los resultados de los comicios del domingo pasado deberían poner atención, es el 26 con cabecera en el municipio de Ajalpan, en la Sierra Negra de Puebla.

Esta demarcación es una en la que menos representantes de partido se registraron ante las mesas directivas de casilla, y en la que extrañamente se multiplicaron los votos a favor del Partido Nueva Alianza (Panal), el Partido del Trabajo (PT) y el partido estatal Compromiso por Puebla (CPP), al grado que la ventaja de más de siete puntos que el PRI tenía sobre el PAN se revirtió a favor de la coalición Sigamos Adelante.

Por maldita coincidencia se trata también del distrito en el cual la candidata independiente Ana Teresa Aranda obtuvo su peor votación, lo mismo que el Partido Encuentro Social (PES). La primera obtuvo 469 sufragios y el segundo apenas 206.

De los 62 mil 415 sufragios contabilizados a favor del Panal en todo el estado, casi una cuarta parte (el 23.04% para ser exactos) provienen del distrito de Ajalpan.

Sin esa atípica votación, Nueva Alianza habría computado 48 mil 32 sufragios, es decir, el 2.61% de la votación total, con lo que habría perdido el financiamiento público estatal.

Lo mismo habría pasado con el partido estatal morenovallista, CCP, que en el distrito 26 obtuvo su segunda mejor votación en los cómputos distritales —4 mil 674 sufragios—, que equivalen al 8.33% del total de sus votos en la entidad.

Otro partido que también consiguió en la demarcación su más alta votación, la que sin embargo no le alcanzó para llegar al 3% de la votación total efectiva, es el PT.

Este partido aliado de la coalición Sigamos Adelante computó en ese distrito de la Sierra Negra 7 mil 752 sufragios, que representaron casi el 20% de su votación en todo el estado.

Pero lo más absurdo, por no usar otro término, es que el distrito de Ajalpan, el más pobre e incomunicado del estado, registró una de las votaciones más copiosas, que llegó al 57% de su lista nominal.

Rarísimo, ¿no?

***

Un poblano que anda feliz en Cancún —no sólo por el sitio en que ahora labora, sino por el triunfo del candidato de la coalición del PRD y PAN a la gubernatura de Quintana Roo, Carlos Joaquín González, y las relaciones y alianzas que ha logrado construir ahí con personajes nacionales— es Eduardo Rivera Pérez.

El ex alcalde capitalino fue parte de la coordinación de campaña de Carlos Joaquín, quien arrancó la contienda 15 puntos abajo del abanderado del PRI, Mauricio Góngora Escalante, y ganó la gubernatura con 15 de ventaja.

Rivera Pérez pudo aprovechar su estancia en Cancún para consolidar su relación con Margarita Zavala, hacerse amigo del gobernador electo y construir alianzas con miras al 2018 con el presidente del CEN del PAN, Ricardo Anaya Cortés, y el dirigente nacional del PRD, Agustín Basave Benítez.

***

Me informan que este día falleció en Monterrey, víctima de un derrame cerebral, María Álvarez Lozano, esposa del ex presidente del Consejo Coordinador Empresarial de Puebla y ex presidente de la Confederación Patronal de la República Mexicana, Jorge Espina Reyes.

Trascendió que este martes por la tarde noche su cuerpo fue incinerado en la capital nuevoleonesa y que mañana miércoles sus cenizas podrían llegar a Puebla.

Desde aquí envío mi más sentido pésame a Jorge Espina y a sus hijos. Descanse en paz.

***

Correos: rruiz@e-consulta.com y periodistasoy@hotmail.com

Twitter: @periodistasoy

Facebook: Rodolfo Ruiz http://on.fb.me/1qovStQ

Rodolfo Ruiz R

Si en México los dirigentes de los partidos políticos de Puebla fueran congruentes, la verdad es casi todos ya tendrían que haber renunciado a sus cargos por los pésimos resultados que obtuvieron en los comicios para gobernador del estado.

Y eso incluye al presidente del Comité Directivo Estatal del PAN, Jesús Christian Giles Carmona, quien el pasado 1 de abril ofreció que la coalición Sigamos Adelante obtendría 1 millón 100 mil votos, es decir casi la misma cifra que el hoy gobernador Rafael Moreno Valle alcanzó en 2010. Sus estimaciones fallaron por 300 mil votos.

El dirigente estatal del PRI, Jorge Estefan Chidiac, dijo que su partido recuperaría la gubernatura con el millón de votos que le darían sus militantes y promovidos en los comicios del domingo 5 de junio. Su pronóstico fue errático nada más por 400 mil sufragios.

A la lista de mentirosos y arrogantes hay que agregar el nombre de Gerardo Islas Maldonado, presidente del Comité de Dirección Estatal del Partido Nueva Alianza, quien prometió al candidato José Antonio Gali Fayad 70 mil votos de igual número de maestros.

Según el Programa de Resultados Electorales Preliminares (PREP), con el 100% de las actas de casilla capturadas, por el Panal sufragaron sólo 52 mil 897 ciudadanos.

Otro que también prometió aportar a la alianza morenovallista 70 mil votos fue el dirigente del partido estatal Compromiso por Puebla (CPP), Germán Jiménez García. Con muchas dificultades, este partido sexenal apenas logró 41 mil 393 sufragios, que equivalen al 2.32% de la votación total emitida, según el PREP.

El diputado local y miembro de la Coordinación Estatal del Partido del Trabajo (PT), Mariano Hernández Reyes, sobredimensionó la penetración de su organización con base en los resultados de los comicios intermedios de 2013. En ese proceso el PT obtuvo más de 216 mil votos, por lo que en abril no dudó en aportar a la coalición morenovallista 200 mil sufragios. Sus cálculos fallaron nada más por 165 mil votos.

Otro que también erró sus proyecciones es el presidente del partido estatal Pacto Social de Integración (PSI), Carlos Navarro Corro, pues de los 80 mil votos que comprometió en abril —de los 40 municipios del estado en los que su organización tiene presencia—, únicamente consiguió 31 mil 900, decir el 39.8%.

Pero el que de plano se voló la barda con una cifra totalmente descabellada es Raúl Barranco Tenorio, dirigente del Partido Encuentro Social (PES). En declaraciones a El Sol de Puebla, en las que rechazó un apoyo simulado a Blanca Alcalá, aseguró que su partido aportaría “por lo menos 70 mil votos” a la priísta, a quien de última hora postularon bajo la figura de candidatura común.

Su farsa quedó al descubierto con el PREP, que sólo computó para el PES 9 mil 729 sufragios.

¿Quién de estos dirigentes partidarios le parece el más cínico?

***

El chiste lo cuenta un político poblano que también es delegado del Comité Ejecutivo Nacional del PRI, y uno de los operadores de Blanca Alcalá Ruiz en la Sierra Norte de la entidad.

El ex gobernador Melquiades Morales Flores, comisionado por Manlio Fabio Beltrones como delegado regional en algunos estados del norte del país, perdió las elecciones para gobernador en Chihuahua y Durango… pero gana Puebla.

***

Correos: rruiz@e-consulta.com y periodistasoy@hotmail.com

Twitter: @periodistasoy

Facebook: Rodolfo Ruiz http://on.fb.me/1qovSt

Rodolfo Ruiz R.

El jueves pasado le comente aquí que este proceso electoral iba a demostrar que varios de los partidos que contendieron como aliados del PAN y el PRI en los comicios para gobernador del estado eran, en realidad, organizaciones parásitas, carentes de estructura y simpatizantes entre el electorado.

De los 10 partidos que participaron en las elecciones del domingo en Puebla, sólo cuatro obtuvieron votaciones por arriba del 3% para mantener su registro, en caso de tratarse de partidos estatales, o para continuar recibiendo financiamiento público, en caso de los partidos nacionales.

Estos partidos son el PAN, el PRI, Morena y el PRD.

Todos los demás tuvieron menos del 3%. El caso más patético, por los millonarios recursos que su dirigente estatal ha recibido, además de otras prebendas y canonjías, es el Partido Nueva Alianza (Panal).

Con el 100% de las actas computadas, el PREP le contabiliza 52 mil 897 sufragios, que equivalen al 2.97% de la votación total emitida. Eso significa que por este partido –dirigido en Puebla por Gerardo Islas Maldonado— no votan ni sus militantes, ni los maestros afiliados a las secciones 23 y 51 del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación.

El PVEM que en otros procesos ha sido un gran aliado del PRI, en los comicios del domingo en Puebla apenas le sumó 26 mil 539 votos, que representan el 1.5%.

Pero el peor de todos fue el Partido Encuentro Social (PES) que supuestamente tiene como militantes y promotores a los pastores de las iglesias cristianas. Este instituto político que postuló a Blanca Alcalá Ruiz bajo la figura de candidatura común sólo obtuvo 9 mil 729 sufragios, es decir, el 0.5% de la votación total, porcentaje que en nada se acerca al ofrecido a la abanderada priísta a finales de marzo.

Los restantes tres partidos parásitos o simuladores son Pacto Social de Integración (PSI), Partido del Trabajo (PT) y Compromiso por Puebla (CPP) que fueron parte de la coalición Sigamos Adelante.

El primero, formado por antiguos militantes del PRI que en algún tiempo estuvieron ligados a Javier López Zavala, obtuvo el 1.8%; el PT, que en otras entidades del país jugó como aliado del PRI, el 2.0%; y el tercero, que es un invento sexenal, el 2.3%.

Hay que decir que todos estos partidos tuvieron menos votos que la candidata independiente Ana Teresa Aranda, solo que ésta recibió 638 mil pesos de financiamiento y aquellos montos que fluctúan entre los 4.8 y los 9.6 mdp.

***

Correos: rruiz@e-consulta.com y periodistasoy@hotmail.com

Twitter: @periodistasoy

Facebook: Rodolfo Ruiz http://on.fb.me/1qovSt

Por Rodolfo Ruiz R.

En lugar apuntalar la campaña de su candidato a la gubernatura y de construir sobre sus cualidades y atributos una oferta atractiva para los electores, los morenovallistas se han dedicado a bloquear a sus oponentes.

Su intentona de dejar fuera de la contienda electoral a los candidatos y partidos que consideran críticos u opositores, sólo ha servido para desgastarlos y evidenciar sus debilidades.

El fallo definitivo del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF) que declaró infundados los agravios de los perredistas de Nueva Izquierda que impugnaron la designación del CEN del PRD a favor de Roxana Luna Porquillo es otro descalabro al morenovallismo y sus adláteres.

Y es que estos quieren ganar la contienda a la mala; es decir, no sumando votos y simpatizantes a Gali Fayad para que éste obtenga la mayoría, sino restando aliados a la priísta Blanca Alcalá Ruiz, como el Partido Encuentro Social (PES) o bloqueando a los críticos del régimen para que no aparezcan en la boleta electoral.

Lo intentaron con la perredista Roxana Luna y les falló, y ahora tratan de hacerlo con la expanista Ana Teresa Aranda para que no consiga su registro como candidata independiente, llevándose entre las patas al árbitro de la contienda: el Instituto Electoral del Estado (IEE).

Lo peor de todo es que esas maniobras lejos de fortalecer la candidatura de Gali Fayad, generan una percepción de debilidad del grupo gobernante.

Si el expresidente municipal de Puebla es un buen candidato, que no carga con los negativos de Moreno Valle, por qué no explotar sus fortalezas y atributos; por qué maniatarlo con operadores que dañan su imagen o lo hacen aparecer como rehén del mandatario saliente, como Javier Lozano Alarcón, Marcelo García Almaguer o Eukid Castañón Herrera; para qué distanciarlo de Roxana Luna, Ana Teresa Aranda, Eduardo Rivera Pérez y otros actores políticos que tienen pleito con el gobernador Moreno Valle pero no con él.

Por qué no entienden que las elecciones son más un asunto de sumas que de restas.

Será que la soberbia los tiene cegados y con la brújula electoral perdida.

***

Entre los panistas de Veracruz que apoyan a Miguel Ángel Yunes Linares hay confusión sobre los afectos políticos del gobernador de Puebla, Rafael Moreno Valle.

No entienden cómo una de sus principales operadoras en Veracruz, la ex alcaldesa de Atzalan, Alba Leonila Méndez Herrera, renunció al PAN para ir como candidata del PT a la gubernatura.

Alba Leonila fue secretaria general del ayuntamiento panista de Teziutlán, Puebla.

La confusión estriba en que la otrora operadora morenovallista hoy fue impulsada por el gobernador priísta de Veracruz, Javier Duarte de Ochoa, como candidata del PT a sucederlo, con el claro propósito de fracturar o dividir al PAN de Miguel Ángel Yunes.

***