La resaca del proceso interno panista
Por Eduardo González
Dígame si no, que la posición de Humberto Aguilar Coronado al interior del CEN le dio un amplio margen de maniobra para impulsar a dos de sus propuestas: Augusta Díaz de Rivera Hernández y José Luis Carmona Ruiz.
Dígame si no, que la influencia del senador pesó más que otros liderazgos tradicionales del partido, como el de los legisladores Francisco Fraile García y Ángel Alonso Díaz Caneja.
Dígame si no uno de los perdedores en esta etapa del proceso es Rafael Moreno Valle Rosas, quien en su momento pactó con Ángel Alonso Díaz Caneja para apuntalar la llegada Roberto Grajales Espina al Congreso por la vía plurinominal, hecho que no sucedió.
Dígame si no ahora Rafael Moreno Valle Rosas tendrá que negociar con Humberto Aguilar Coronado con miras a apuntalar posiciones de cara a los comicios locales de 2010.
Dígame si no, aunque Humberto Aguilar Coronado aspira a ser gobernador, quienes lo conocen dicen que no le desagradaría presidir la capital del estado, con lo cual las aspiraciones de Eduardo Rivera Pérez tendrán que esperar mejores momentos.
Dígame si no las grillas internas en contra de Roberto Grajales Espina sí pesaron para que no alcanzara una candidatura, y si bien no se abre un proceso para sancionarlo, por segunda ocasión encontró su tumba.
Dígame si no las exigencias de Ana Teresa Aranda de Orea pesaron para que no fuera incluida en la lista de los candidatos plurinominales y se percibió que el apelativo de la «Doña» ahora recae en Josefina Vázquez Mota.
Y dígame si no, salvo Miriam Arabian, Pablo Rodríguez y Omar Coyópol, los demás candidatos a diputados, en menor o mayor medida, son unos auténticos desconocidos, al igual que algunos aspirantes del PRI.