El mundo feliz del PRI
La cifra de un millón 200 mil votos que el PRI pretende obtener en los comicios locales del próximo 4 de julio es inalcanzable, por no decir utópica o irreal.
A la luz de la estadística electoral, tal meta resulta imposible a no ser que el PRI recurra a las viejas prácticas del fraude electoral.
Y es que tendría que incrementar su votación en 35.35% respecto a la que obtuvo hace seis años, lo que se antoja inviable considerando que en el mismo lapso la lista nominal de la entidad sólo creció 3.83%.
En las elecciones de 2004, el hoy gobernador Mario Marín Torres obtuvo 886 mil 535 votos, con una participación del 55.18% de los inscritos en la lista nominal.
En el hipotético caso de que en los comicios del primer domingo de julio participe ese mismo porcentaje, la votación total emitida sería de 1 millón 848 mil 982.
Si de estos votantes, 1 millón 200 mil lo hicieran por López Zavala, la oposición en su conjunto sólo obtendría 600 mil sufragios.
Estas cifras alegres suponen dos cosas: una, que el PRI sería el único partido que, en 2010, aumentaría su votación casi 10 veces arriba del crecimiento de la lista nominal; y, dos, que la oposición en su conjunto tendría un retroceso mayúsculo.
Para que el PRI llegara a la meta anunciada el viernes pasado, López Zavala debería obtener 313 mil 465 sufragios más que Mario Marín en 2004; sería necesario también que el PAN perdiera 42 mil de los 642 mil 519 sufragios conseguidos hace seis años con Francisco Fraile García; y el resto de los partidos de la coalición opositora —PRD, PANAL y Convergencia— tendrían que quedarse en cero.
Por simple aritmética, tal escenario es más improbable que las profecías mayas para el 2012.
Seriedad, señores, seriedad.
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Simón dice:
«Lo mucho se vuelve poco con sólo desear otro poco más.»
Francisco de Quevedo (1580-1645). Escritor español.