• Encuesta de Reforma dice que Moreno Valle no es competitivo
• Obligan a Prospera a revertir baja de dos beneficiarias

Rodolfo Ruiz R.

Si bien es cierto que el mercado internacional de los seguros por desastres naturales se ha encarecido, nada justifica que el gobierno del estado contrate un seguro de 18 millones de dólares anuales y la cobertura de éste sea de 30 millones de dólares, menos un deducible de 15 millones de dólares.

De acuerdo con expertos financieros, la prima que regularmente se paga por un seguro es del 3% sobre la cobertura.

Ese porcentaje es lo que regularmente paga usted por asegurar su automóvil.

Bajo ese esquema, la lógica indicaría que si el gobierno de Rafael Moreno Valle ha venido pagando entre 18 y 20 millones de dólares por año —hasta sumar 91.4 millones de dólares o 1 mil 205 millones de pesos al tipo de actual de 2011 a 2015—, la cobertura de ese instrumento fuera de 540 millones de dólares.

Suponiendo que por el encarecimiento de estos instrumentos en el mercado internacional, la prima no fuera del 3%, sino del 10%, entonces la cobertura mínima que Puebla tendría por ese seguro sería de 180 millones de dólares.

Pero sólo es de 30 millones, de acuerdo con lo que el mismo gobernador Rafael Moreno Valle informó el viernes pasado durante la inauguración del centro de espectáculos Acrópolis, cifra que a decir de él mismo podría llegar hasta 60 millones de dólares.

¿Por qué la cobertura es tan baja y el deducible tan alto?

¿Por qué el gobierno del estado tuvo que recurrir a un bróker como Gerardo Millan Callado para la contratación de este seguro?

¿Si la empresa de Millan Collado, Alige seguros y fianzas, sólo es una intermediaria financiera, entre el gobierno del estado y las aseguradoras y reaseguradoras que colocaron el seguro de Puebla en el mercado internacional, de cuánto fue su comisión? ¿Quién la pagó? ¿La Secretaría de Finanzas de Puebla o la compañía o compañías a las que se les contrató el seguro?

¿Por qué la reticencia de hacer público este contrato? ¿Qué esconde? ¿Qué se quiere ocultar?

¿Por qué hay tanta diferencia entre el seguro de desastres naturales contratado por el gobierno de Gabino Cué en Oaxaca, 60 millones de pesos, y el recomendado por Roberto Moya Clemente en Puebla, de 18 y 20 millones de dólares?

¿Por qué a diferencia de lo que hicieron otros gobernadores, como los de Oaxaca, Colima e Hidalgo que en conjunto adquirieron un seguro contra desastres naturales para bajar y repartirse los costos del mismo, en Puebla se ha optado por seguir con el bróker Gerardo Millan Callado, aun a sabiendas de que existen mejores alternativas en el mercado?

¿O es que con aquél hay algo más que una comisión por sus servicios? ¿Pues de cuánto es el moche?

Conste que son preguntas.

EN CORTO

La encuesta que este domingo publicó el periódico Reforma sobre preferencias electorales de los aspirantes presidenciales rumbo al 2018 no debió caer nada bien al gobernador de Puebla, Rafael Moreno Valle.

Y no sólo porque su compañera de partido, Margarita Zavala Gómez del Campo, viene creciendo en el ánimo de los mexicanos, sino por el comentario que hizo sobre su persona quien interpretó los resultados del estudio demoscópico:

«… el gobernador de Puebla, Rafael Moreno Valle, no luce competitivo en ninguno de los escenarios».

Entre la población en general Margarita Zavala tiene una intención de voto del 31%, Ricardo Anaya de 22 y Rafael Moreno Valle de sólo 9%; entre simpatizantes del PAN la de Margarita crece a 43%, la del dirigente nacional panista a 30 y la del mandatario estatal a 11 puntos.

Como ha venido ocurriendo con otras encuestas, Reforma no incluyó en sus ocho escenarios de careo al gobernador de Puebla, sino sólo a Margarita Zavala y a Ricardo Anaya.

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Hace unos días la delegación del Programa Prospera acaba de recibir un par de reveses por las represalias que tomó en contra de un par de beneficiarias que en los pasados comicios no se prestaron a la manipulación electoral del PRI.

La delegación había ordenado su baja del padrón de este programa de inclusión social en Puebla y la suspensión de los 1,655 pesos que bimestralmente recibían.

Ambas beneficiarias presentaron sendas denuncias ante la delegación de Prospera, encabezada en Puebla por María Guadalupe Graciela Juárez García, y ante la Comisión de Derechos Humanos de Puebla, cuyo presidente es Adolfo López Badillo, gracias a las cuales se pudo revertir la decisión de suspenderlas del programa y de cancelarles la ayuda bimestral que recibían.

En ambos casos es claro que los apoyos de Prospera les fueron retirados luego de que operadores del PRI detectaron que estas no estaban ayudando a la candidata del PRI a la gubernatura, Blanca Alcalá Ruiz, sino al abanderado del PAN, José Antonio Gali Fayad.

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Tómelo con reserva pero no sería raro que si el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF) echa abajo el triunfo del panista Martín Orozco Sandoval de la gubernatura de Aguascalientes, en Tlaxcala también se anule el triunfo del priísta Marco Antonio Mena Rodríguez y haya necesidad de repetir las elecciones para gobernador el próximo mes de octubre.

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El pasado viernes Martha Gutiérrez Manrique, quien funguió como encargada de medios nacionales en la campaña a la gubernatura de Blanca Alcalá Ruiz, fue nombrada directora general de Medios Impresos de la Secretaría de Gobernación federal. Martha es una politica muy identificada con el titular de la Segob, Miguel Ángel Osorio Chong.

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Rodolfo Ruiz R.

Un dato que hay que comenzar a registrar para no incurrir en lecturas sesgadas sobre las encuestas es el relativo a la tasa de rechazo, es decir, el indicador que mide el porcentaje de los ciudadanos que rehúsan ser entrevistados o no terminan de responder un cuestionario.

En Puebla este porcentaje ha ido en aumento al grado que de cada 10 peticiones de entrevista, en cuatro casos la respuesta es negativa. Esta situación, de acuerdo con algunos especialistas en la materia, revela una creciente desconfianza hacia las encuestas y las empresas que las realizan.

En el estudio de opinión que este martes se difundió de la firma Mas Data, la tasa del rechazo en domicilios fue del 41%.

La encuesta sobre intención de voto y preferencias partidistas ubicó a la esposa del gobernador Moreno Valle, Martha Erika Alonso Hidalgo, como la aspirante panista a la gubernatura más conocida y con más opiniones positivas que negativas de cara al 2018, seguida del ex alcalde capitalino Eduardo Rivera Pérez, y del presidente de la Junta de Gobierno y Coordinación Política del Congreso del estado, Jorge Aguilar Chedraui.

Por el lado del PRI, Mas Data reveló que la senadora Blanca Alcalá Ruiz se mantiene como la aspirante a la gubernatura más conocida, pero con más opiniones negativas que positivas. Le siguen el actual delegado del IMSS, Enrique Doger Guerrero, y el subsecretario de Desarrollo Urbano y Vivienda de la Sedatu, Juan Carlos Lastiri Quirós.

Tal evaluación hay que matizarla. De entrada porque la lista de aspirantes a la gubernatura está incompleta. Por el PAN fue excluido el presidente municipal sustituto de Puebla, Luis Banck Serrato, quien a mi juicio será uno de los protagonistas del 2018, y por el PRI su actual dirigente estatal, Jorge Estefan Chidiac, y a la carta del marinismo, Alberto Jiménez Merino.

De los resultados mostrados por Mas Data, para mí el más importante es el referido a la posición que ocupa Morena en preferencia partidista. Se ubicó en segundo lugar, por abajo del PAN en 12.3 puntos, y por arriba del PRI en 5.7 puntos.

Otro dato igualmente importante —por lo que podría esconder— es la suma de los porcentajes de aquellos que no expresaron ninguna preferencia, no quisieron revelarla o simplemente no contestaron esa pregunta: 42.6%.

¿Cuántos de estos ciudadanos en realidad sí saben por qué partido o candidato a presidente de la República votarán pero lo ocultan? ¿Qué partido o candidato podría ser el favorecido con este llamado voto silencioso?  ¿El PAN? ¿Morena o acaso López Obrador?

En lo personal estoy convencido que los candidatos a la gubernatura de Puebla estarán más en función de la coyuntura nacional, o de quién sea el candidato presidencial, que de factores locales.

Me explico.

Si Moreno Valle fuera el candidato presidencial del PAN o de otro partido como Nueva Alianza, creo que en automático su esposa Martha Erika Alonso quedaría eliminada de la puja por la gubernatura.

O que las posibilidades del ex alcalde Eduardo Rivera crecerían si Margarita Zavala Gómez del Campo fuera la nominada por el PAN a la presidencia de la República.

Entre los priístas creo que las posibilidades de Enrique Doger a la gubernatura disminuirían si el candidato presidencial fuera Miguel Ángel Osorio Chong, y que las de Jorge Estefan podrían crecer si Enrique Ochoa Reza se mantuviera en la presidencia del CEN del PRI o el nominado para suceder a Enrique Peña Nieto fuera el secretario de Desarrollo Social, José Antonio Meade Kuribreña.

También creo que López Obrador podría ganar las elecciones de presidente de la República en Puebla y catapultar a los candidatos postulados por Morena a la gubernatura y la alcaldía capitalina, sean el aún priísta Enrique Doger o el diputado federal Rodrigo Abdala Dartigues.

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Trivia:

¿Qué aspirante a la gubernatura de Puebla ya enfrenta un veto para que no se difunda nada de él en un influyente grupo radiofónico?

Aquí algunos tips.

El aspirante a la gubernatura es actualmente miembro del PRI y funcionario en la administración pública federal.

La instrucción de negarle cualquier tipo de cobertura noticiosa proviene de uno de los dueños o concesionarios de ese medio radiofónico.

El aspirante a gobernador y el director de Noticias del medio en cuestión son amigos.

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Rodolfo Ruiz R.

Aunque aún faltan casi dos años para las elecciones del 2018, en las que además de presidente de la República, senadores y diputados federales, en Puebla se elegirá gobernador, presidentes municipales y diputados al Congreso del estado, el panorama para los priístas locales luce francamente desolador.

Tal situación se explica porque algunos de sus principales cuadros han comenzado a explorar otras opciones partidistas, como Acción Nacional (PAN) y Movimiento de Regeneración Nacional (Morena).

En diferentes encuestas y análisis de prospectiva, se advierte que el PRI podría convertirse en la tercera fuerza política en 2018, aun postulando a su cuadro mejor posicionado para suceder al presidente Enrique Peña Nieto, el secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong.

Con la concurrencia electoral, en la que se empatan las elecciones federales con los comicios locales, las expectativas del PRI de Puebla de recuperar la gubernatura o ganar la mayoría de las presidencias municipales y curules que estarán en juego en el Congreso de la Unión y el Congreso local son francamente pesimistas.

Y más si, como parece, López Obrador contiende por tercera ocasión por la presidencia de la República como candidato de Morena y quizás otros partidos de izquierda y si el gobernador saliente de Puebla, Rafael Moreno Valle, lo hace como abanderado presidencial o como candidato plurinominal o de mayoría al Senado de la República.

Varios son los problemas que el PRI local enfrenta. El primero es la pobre intención de voto —a nivel nacional y en la entidad—de sus posibles aspirantes a la presidencia, ninguno de los cuales supera a López Obrador y Margarita Zavala Gómez del Campo.

El segundo es la ausencia de cuadros competitivos para buscar la gubernatura de Puebla en 2018. El panorama es tan desolador que su mejor carta continúa siendo la senadora Blanca Alcalá Ruiz que en los comicios de junio pasado fue derrotada por José Antonio Gali Fayad.

Le siguen el delegado del IMSS, Enrique Doger Guerrero, quien en lo oscurito coquetea con algunos operadores de Morena; el subsecretario de Desarrollo Urbano y Vivienda de la Sedatu, Juan Carlos Lastiri Quirós; el ex delegado de la Sagarpa, Alberto Jiménez Merino; el presidente del Comité Directivo Estatal del PRI, Jorge Estefan Chidiac; y el diputado federal Alejandro Armenta Mier.

De estos, el único que podría acrecentar dentro del PRI su capital político de aquí al 2018 es Jorge Estefan, siempre que se mantenga al frente del Comité Directivo Estatal, con el apoyo del dirigente nacional del tricolor Enrique Ochoa Reza y del grupo político al que ambos pertenecen comandado por el secretario de Hacienda, Luis Videgaray Caso.

Una complicación adicional son las fracturas y divisiones que hay entre sus militantes y dirigentes y la ausencia de un movimiento o liderazgo capaz de unificar a sus diferentes grupos.

Ni Melquiades Morales Flores, ni Mario Marín Torres encabezan una corriente hegemónica o mayoritaria al seno del PRI poblano. Ambos tienen más detractores que seguidores.

A este factor habría que agregar la relativa facilidad que el gobernador Moreno Valle ha mostrado para infiltrar y dividir al PRI o para cooptar a sus legisladores y cuadros directivos, como se evidenció hace unos días cuando el Congreso del estado aprobó su cuenta pública del ejercicio 2015 sin que ningún diputado priísta la cuestionara o votara en contra.

Otro problema del PRI, además de su incapacidad para construir desde ahora alianzas con otros partidos y organizaciones que le sumen sufragios o simpatías, es que no está haciendo nada para contrarrestar el voto de rechazo o repudio de los votantes de Puebla.

Históricamente el voto anti PRI en Puebla es más grande que su voto duro e incluso superior al voto del PAN, partido que localmente ha logrado sonados triunfos electorales, no por sus candidatos o propuestas, sino por capitalizar el repudio que los votantes sienten por el PRI y algunos de sus gobernantes como Mario Marín.

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