Aunque aún faltan once días para que en Puebla concluya el plazo para el registro de alianzas electorales, puedo anticiparle que el Partido del Trabajo (PT) no se coaligará con el PRI y el PVEM, como ocurrió en las elecciones extraordinarias de Colima.

En esa pequeña entidad del occidente mexicano, el priísta José Ignacio Peralta Sánchez fue candidato de una amplia coalición integrada por el PRI, el PVEM, el PT y el Partido Nueva Alianza (Panal).

La intención inicial del dirigente nacional del PRI, Manlio Fabio Beltrones Rivera, era repetir esta alianza en Puebla para darle al gobernador Rafael Moreno Valle una sopa de su propio chocolate.

Sin embargo, ello no ocurrirá, pues al menos el dirigente nacional del PT, Alberto Anaya Gutiérrez, ya le mando a decir a su salvador Manlio Fabio Beltrones, que lo disculpe pero que en los comicios de gobernador de Puebla no será aliado del PRI, ya que nominarán candidato propio o irán en una coalición de izquierda.

Esta segunda opción descártela, pues si el partido de Andrés Manuel López Obrador, Movimiento de Regeneración Nacional (Morena), menospreció una alianza con el PRD en Puebla, menos lo hará con el PT a sabiendas que sus dirigentes son los más proclives a la cooptación económica.

Falta ver qué pasará con el Panal

Otro partido que también tendrá que definir en estos días con quién se alía es Nueva Alianza. Manlio Fabio Beltrones quiere verlo del lado del PRI y del PVEM, pero el gobernador Rafael Moreno Valle insiste en que debe contender coaligado con el PAN y apoyando al actual alcalde capitalino José Antonio Gali Fayad.

O, en el peor de los casos, con un candidato propio que le quite más votos al PRI y a Blanca Alcalá que a la alianza morenovallista.

Los dirigentes de los dos comités seccionales del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE) están divididos; los de la 23, que hasta comida de apoyo le han hecho a Gali Fayad, parecen inclinarse del lado morenovallista, pero los de la Sección 51 con el PRI de Manlio Fabio Beltrones y Blanca Alcalá.

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Este domingo, antes de la corrida en la monumental Plaza México, comieron en compañía de sus familias el presidente del CEN del PRI,Manlio Fabio Beltrones y el empresario Ricardo Henaine Mezher.

Al coso taurino de Insurgentes acudieron más de 50 mil personas, entre ellos los susodichos que mantienen serias diferencias, aunque por distintos motivos, con el gobernador poblano Moreno Valle.

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Otra vez el escenario nacional podría jugar en contra del gobernador Rafael Moreno Valle y su delfín a sucederlo en la gubernatura de Puebla, José Antonio Gali Fayad.

Las elecciones extraordinarias que este domingo se efectuarán en Colima podrían representar para el mandatario estatal, la puntilla que mataría en definitiva la posibilidad de una alianza PAN-PRD en Puebla.

Los riesgos de que el candidato panista a la gubernatura de Colima, Jorge Luis Preciado Rodríguez, pierda nuevamente los comicios frente al priísta José Ignacio Peralta Sánchez, son reales, y esa derrota dejaría muy mal parado al presidente del Comité Ejecutivo Nacional (CEN) del PAN, Ricardo Anaya Cortés.

Tan mal parado que éste no querría echarse encima más broncas con otras expresiones del PAN, como aquellas que están atrás de la candidatura de Adriana Dávila Fernández a la gubernatura de Tlaxcala, como son las mujeres panistas que la respaldan y el grupo del ex presidente Felipe Calderón Hinojosa y su esposa Margarita Zavala Gómez del Campo.

Si de por sí Ricardo Anaya anda confrontado con las huestes de su antecesor Gustavo Madero Muñoz, la eventual derrota de Preciado Rodríguez los pondría total y abiertamente en contra suya.

En esas circunstancias difícilmente el presidente del PAN va a llegar a proponer a los miembros de su Comité Ejecutivo Nacional, la Comisión Política o el Consejo Nacional, la necesidad de bajar de la contienda de Tlaxcala a la senadora Adriana Dávila, para que el PRD pueda sumarse en Puebla al delfín del gobernador Moreno Valle —José Antonio Gali Fayad–, quien formalmente ni panista es.

Ciertamente Ricardo Anaya tendría la mayoría para intentar sacar adelante un planteamiento de este tipo, pero la factura que le pasarían los afectados sería muy alta, por lo que no se arriesgará.

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