Caldo de cultivo
El anuncio que esta mañana hicieron el presidente municipal de San Pedro Cholula, José Juan Espinosa Torres, la panista Ana Teresa Aranda Orozco y el ex perredista Jorge Méndez Spínola sobre la conformación de un bloque plural y multipartidista que luche para recuperar la normalidad democrática, la libertad de expresión, el respeto al Estado de derecho y el cese de la represión, no debiera minimizarse.
Y no por que estos tres críticos y opositores de la gestión morenovallista tengan la fuerza o la capacidad de poner a tambalear a la administración estatal, sino porque este grupo podría ser el germen de un movimiento mayor que aglutine a ciudadanos y organizaciones agraviados por un gobierno poco receptivo, intolerante y autoritario.
Moreno Valle, no hay que olvidarlo, derrotó al PRI y se convirtió en el primer gobernador de oposición en la entidad, no por popular o carismático, sino porque fue capaz de conformar un frente amplio partidista —la coalición Compromiso por Puebla—, y crear toda una corriente de opinión que supo capitalizar el voto anti PRI y el hartazgo ciudadano generado por un gobierno torpe y corrupto como el de Mario Marín Torres.
El que personajes tan disímbolos ideológicamente como José Juan Espinosa y Ana Teresa Aranda o Jorge Méndez y Miguel Ángel Mantilla Martínez se unan contra un tercero, invitando a otros actores y organizaciones a sumarse a un gran bloque plural y diverso que haga frente a los excesos del morenovallismo, no es un asunto menor.
Y menos cuando estos tres personajes ya plantean incorporar a este bloque a organizaciones como la 28 de Octubre, al Frente de Organizaciones Sociales y Políticas de Puebla (FOSYP), al Movimiento Los de Abajo, y otros actores políticos y líderes sociales que han sido marginados u hostigados por el gobierno del estado como la diputada federal Roxana Luna Porquillo; el ex líder sindical de los telefonistas Marco Antonio Mazatle Rojas; el ex alcalde de Puebla, Eduardo Rivera Pérez; y los abogados Abelardo Cuellar Delgado y Luis Soriano Peregrina, entre otros.
E incluso discutir la posibilidad de presentar un candidato alternativo a la gubernatura en los comicios del año entrante, según lo platicado hace unos días por el edil cholulteca José Juan Espinosa y un connotado panista que tiene su residencia por los rumbos de Zavaleta y calle Cañada.
Para nadie que se precie de conocer Puebla es desconocido que en el ambiente político y social hay suficiente caldo de cultivo para la integración de un bloque plural opositor que encare política y electoralmente al morenovallismo, no en las elecciones federales que tendrán lugar en menos de tres semanas, sino en los comicios locales del año entrante para elegir gobernador.
En el último tramo de su sexenio, Moreno Valle no sólo tendrá que lidiar con los intereses y ambiciones de su grupo político, que intentará mantener la gubernatura más allá del 2018, sino con actores y figuras nacionales que también buscarán llegar a Los Pinos.
Localmente, el mandatario tendrá que enfrentar el año más difícil de su sexenio, en el que saldrán a relucir los despidos de burócratas, las deudas y hoyos financieros, y las promesas no cumplidas por su gestión, así como los actos de hostigamiento y represión cometidos en contra de organizaciones, críticos y disidentes del régimen.
Pero también el malestar ciudadano que existe por las fotomultas, los abusivos operativos nocturnos dizque para detectar conductores ebrios, las largas filas que pronto volverán hacerse en los insuficientes centros de verificación vehicular, las desproporcionadas alzas en las tarifas de agua y los aumentos en los derechos que cobra el gobierno estatal.
Como se verá, caldo de cultivo hay, solo que habrá que esperar quién o quiénes sean capaces de aprovecharlo no para incendiar la pradera sino para generar un ambiente de cambio que ponga fin al talante autoritario y antidemocrático del gobierno morenovallista.
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