En su comparecencia ante el pleno del Congreso del estado, el secretario de Salud, José Alfredo Arango García, no sólo ocultó información a los diputados, sino mintió sobre las compras que por más de 300 millones de pesos autorizó en agosto pasado en beneficio de dos proveedores de la dependencia: Rafael Zabalza Veraza y Genaro Castillo Gómez.

Para empezar las compras no se asignaron mediante un concurso por invitación, como dijo, sino en forma directa a empresas que él mismo escogió, y que efectivamente forman parte del padrón de proveedores de la dependencia.

En la orden de pedido y en los contratos suscritos por la Secretaría de Salud y las empresas beneficiadas con las millonarias compras, siempre se asentó que se trataba de adjudicaciones directas.

De hecho, en todos los pedidos aparece la clave AD, que en el lenguaje de la burocracia estatal significa Adjudicación Directa, no concurso por invitación.

 

Otra mentira —dicha como verdad a medias en su comparecencia—, fue que las referidas compras directas por más de 300 millones de pesos se habían hecho a nueve empresas y no a dos, como aseguró al legislador panista Andrés Ricardo Macip Monterrosas.

De entrada, las empresas beneficiadas tampoco fueron 9, sino 10: Grupo Naciomex, Electromedicina Asere, Soluciones Integrales en Biomedicina, Equipos y Servicios Hospitalarios Kolko, Alfredo Nava Domínguez, Profesionales IEMC, Farmacias Nacionales, Integraf, Grupo Pacif y Consorcio Forta.

Sólo que de estas diez empresas, las únicas que no pertenecen a Rafael Zabalza ni a Genaro Castillo son las últimas cuatro, que en conjunto se llevaron 33 millones de pesos.

Las otras seis empresas, de las cuales son propietarios Zabalza y Castillo a través de diferentes testaferros o prestanombres, se llevaron el grueso de las compras: 278 millones 352 mil 720 pesos.

El primero obtuvo por adjudicación directa contratos por 210 millones 327 mil 969 pesos, y el segundo por 68 millones 24 mil 751 pesos.

Una mentira más de Alfredo Arango fue su afirmación, en el sentido de que la Secretaría de Salud no mantenía ninguna relación de complicidad o compromiso con constructor o proveedor alguno.

Si ello fuera cierto, el secretario debía explicar entonces quién le recomendó a su jefe de Mantenimiento en la Secretaría de Salud, Emilio Etchegaray Velasco, o cómo éste puede tener un Ford Mustang último modelo —de la agencia Mylsa de Puebla— con un sueldo de jefe de Departamento o por qué permite que funcionarios del sector salud laboren en compañías de Rafael Zabalza y Genaro Castillo.

¿Nombres?

Con mucho gusto:

René Hernández Tecanhuey, coordinador de equipo médico de la Secretaría de Salud y asesor de las empresas Electromedicina Integral Asere, Importadora y Servicios Hospitalarios Guarapo y Profesionales IEMN, en licitaciones de mantenimiento correctivo en equipo médico.

Rubén Vega Ramos, jefe del Departamento de Mantenimiento y Servicios Generales del Hospital para el Niño Poblano, y empleado de Rafael Zabalza en Grupo Iruña.

Raymundo Cortés Mino, coordinador de radiocomunicación de la Secretaría de Salud, y empleado en distintos proyectos de Zabalza y Castillo.

Carlos Zayas, quien fue llevado como jefe de Almacén y luego fue regresado al Hospital Psiquiátrico.

Homero Ancheyta (o Ancheita) del Río, a quien se le encargó la justificación jurídica de las millonarias compras directas hechas por la Secretaría de Salud a finales del año pasado.

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Simón dice:

«Hay hombres cuya conducta es una mentira continua».

Barón de Holbach (1723-1789). Filósofo francés.