LA CORTE DE LOS MILAGROS

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Pros y contras de las coaliciones en la elección de gobernador

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*Puebla Avanza aventaja a Compromiso por Puebla por 15 puntos

*El PAN ante el reto de impulsar una figura ciudadana en la capital

Si bien a estas alturas del proceso electoral, la coalición Puebla Avanza–conformada por el PRI y el PVEM— arranca con ventaja, nadie en su sano juicio puede asegurar que la coalición Compromiso por Puebla –integrada por el PAN, el PRD, el Panal y Convergencia— carezca de alguna posibilidad de ganar la gubernatura.

El triunfo de una u otra coalición dependerá de cómo le sacan provecho a sus fortalezas y oportunidades y de cómo atemperan sus debilidades y amenazas de aquí al día de la elección, prevista para el primer domingo de julio.

Hoy por hoy la principal fortaleza de Puebla Avanza radica en la estructura territorial del PRI, en la aceptación y aprobación que el gobierno de Mario Marín Torres tiene entre la mayoría de los ciudadanos, y en la capacidad de operación y movilización de su candidato a la gubernatura, Javier López Zavala.

De acuerdo con diversas encuestas electorales, la alianza PRI-PVEM lleva la delantera, al sacar a sus contendientes agrupados en la coalición Compromiso por Puebla una ventaja de 15 puntos, ventaja que podría ampliarse o reducirse en función de quién sea su candidato a la presidencia municipal de Puebla.

La mayor debilidad de Puebla Avanza radica en el exceso de confianza que con frecuencia exhiben sus estrategas y operadores, como si ya tuvieran ganada la elección, no obstante los riesgos y amenazas que aún tienen que sortear en el corto y mediano plazo, como son las fracturas que seguramente se darán en su proceso interno de selección de candidatos a presidentes municipales; la casi segura escisión de Enrique Doger Guerrero, después de que el TRIFE desechó el juicio que promovió en contra del PRI por haberle negado su registro como precandidato a la gubernatura, y la factura que le pasarán aquellos grupos políticos marginados o desplazados por el marinismo.

Por lo que hace a la coalición Compromiso por Puebla, es claro que su mayor fortaleza gira en torno a la figura de su candidato a la gubernatura, Rafael Moreno Valle Rosas, por su posicionamiento electoral, su potencial económico, y sus alianzas con grupos locales y nacionales.

Sin embargo, lo que Moreno Valle y los partidos que lo respaldan aún no consiguen es atraer para su causa el voto switcher, es decir, el de aquellos electores sin definición ideológica partidista, que en una elección pueden sufragar por el PAN, en otra por el PRI y en otra hasta por el PRD.

Y es que hasta ahora su oferta política se ha limitado a una consigna sacar al marinismo y al PRI de Casa Puebla, y a una campaña de polarización, donde Moreno Valle es publicitado como el candidato del cambio, la innovación y el pluralismo democrático, en contraste con López Zavala que es vendido como el proyecto transexenal de Mario Marín, y como el candidato del continuismo y del PRI tradicional que se resiste a cambiar.

Razones éstas que no parecen ser suficientes para que los electores, sobre todo los switchers, tomen la decisión de apostarle a la alternancia partidista en Casa Puebla.

El convenio de coalición celebrado por los partidos opositores no vislumbra agradables sorpresas en materia de candidatos a presidentes municipales y diputados al Congreso del estado, sino más bien un reparto de cuotas.

El hecho de que PAN, PRD, PANAL y Convergencia no se hayan puesto de acuerdo sobre una candidatura ciudadana a la presidencia municipal de Puebla, y sobre quienes serían sus principales cartas al Poder Legislativo, no es un buen augurio del futuro de la coalición Compromiso por Puebla.

Y menos por el tipo de convenio registrado ante el Instituto Electoral del Estado, por el cual el PAN se quedó con 140 candidaturas de presidente municipal –entre ellas la de la capital, pero condicionada a una figura ciudadana— y 13 distritos; el PRD con 43 municipios, 5 distritos y la primera diputación plurinominal; el PANAL con 24 municipios, 5 distritos y la segunda diputación plurinominal, y Convergencia con 10 municipios, 3 distritos y la tercera diputación plurinominal.

Con este convenio de coalición será difícil que los partidos opositores cedan sus cuotas a figuras ciudadanas para que éstas se conviertan en diputados en la próxima legislatura local, sin embargo aún hay tiempo.

La pauta podría darla el PAN con el candidato que nombre a la alcaldía de la capital; si éste o ésta en un personaje conocido y reconocido por todos los poblanos, seguramente las posibilidades de la coalición opositora pueden crecer e incluso meter en aprietos a la alianza Puebla Avanza, que tiene en Javier López Zavala y en Mario Marín Torres a sus principales protagonistas.

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Simón dice:

«No preguntemos si estamos plenamente de acuerdo, sino tan sólo si marchamos por el mismo camino».

Johann Wolfgang Goethe (1749-1832) Poeta y dramaturgo alemán.

Candidatos pipitilla

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Salvo honrosas y contadísimas excepciones, los nombres que integran la lista de candidatos del PRI a diputados federales por la entidad están francamente para llorar.

La lista —que más bien parece tonta, por el bajísimo nivel político y parlamentario de la mayoría de sus integrantes— parece confeccionada no para ir a una elección difícil y competida, sino para mantener el equilibrio de las fuerzas y actores locales rumbo al 2010.

La primera lectura que, a vuelo de pájaro, puede hacerse de los candidatos del PRI es que el gobernador Mario Marín Torres y la dirigencia de su partido deben estar, seguramente, muy confiados en ganar los comicios del primer domingo de julio de este año.

De otra manera uno no se explica cómo el PRI puede atreverse a postular a personajes que, de antemano, se sabe que serán diputados del montón, es decir, del “Bronx legislativo”, que sólo sirven para levantar el dedo en las votaciones mas no para elaborar o discutir una iniciativa de ley, argumentar en tribuna o gestionar recursos extraordinarios para Puebla ante las instancias federales.

¿Qué pueden aportar al debate parlamentario figuras como Juan Carlos Lastiri Quirós, Francisco Ramos Montaño, Blanca Jiménez Hernández o Julieta Marín Torres? ¿Acaso algún día uno de ellos subirá a tribuna, aunque no sea más que para leer un documento redactado por alguien más?

Otra lectura que se desprende de los hombres y mujeres que ayer se registraron ante el PRI como candidatos, es que Marín y sus principales operadores siguen empecinados en mantener secuestrado al PRI poblano con políticos afines a su grupo, de pocas luces pero disciplinados e institucionales. No en balde la frase que, en corto, Marín ha repetido varias veces a sus secretarios de despacho: “Prefiero colaboradores leales antes que brillantes.”

Una tercera —y no menos preocupante— lectura, es que una parte de la mentada lista obedece en realidad a un reparto de cuotas entre grupos políticos y precandidatos a la gubernatura de Puebla.

Baso mi afirmación en lo publicado ayer lunes por Ricardo Morales, en su columna “Serpiente y Escaleras”, bajo el sugerente título “De cómo se palomeó la lista”, donde sostiene —palabras más, palabras menos— que los candidatos son producto del jaloneo y pataleo de dos de los aspirantes a suceder al gobernador Mario Marín.

“En la integración de la lista priista se mezclaron diversos intereses y de nueva cuenta se dieron los tradicionales encontronazos entre el secretario de Gobernación, Mario Montero, y el de Desarrollo Social, Javier López Zavala; así como las presiones de las organizaciones nacionales y personajes con suma influencia en las altas esferas del tricolor como Beatriz Paredes y Manlio Fabio Beltrones”.

Según Ricardo Morales, los candidatos pertenecientes al corral del secretario de Gobernación son: Carlos Peredo Grau, del distrito 3 de Teziutlán; Juan Pablo Jiménez Concha, del distrito 10 de San Pedro Cholula; así como Efraín García Bello, dirigente de los maiceros del estado, quien se inscribió como aspirante por el distrito 8 de Ciudad Serdán.

Y los de López Zavala: Juan Carlos Lastiri, del distrito 2 de Zacatlán; la diputada local Janet González Tostado, del distrito 5 de San Martín Texmelucan; el junior Francisco Ramos Montaño, del distrito 6 de Puebla; e Isabel Merlo Talavera, del distrito 13 de Atlixco.

La cuarta y última lectura que deja al descubierto la relación es que el PRI ya sabe que el PAN poblano no irá con candidatos fuertes a las elecciones federales sino más bien con figuras de relleno, de escaso liderazgo y pobre capital político y social, y con pocas o nulas oportunidades de ganar o de revertir las tendencias electorales que hoy le son negativas en la mayoría de los distritos de la entidad.

En otras palabras, el PRI sabe que la mayoría de los candidatos del PAN serán como los suyos: pura pipitilla.

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Simón dice:
¡Qué asquerosidad es todo esto! ¿No?
Kamel Nacif Borge, empresario y tahúr

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