BUAP: matriz de riesgos políticos
Aunque los procesos de elección de consejeros de Unidad Académica en la mayoría de las escuelas y facultades de la BUAP han trascurrido sin mayores complicaciones, éstos han dejado entrever aspectos que el rector Alfonso Esparza Ortiz no debe descuidar, so pena de potenciales conflictos el año entrante.
Una primera cuestión es la falta de cohesión de sus principales operadores políticos, que mandan mensajes contradictorios en las unidades académicas donde se involucran; unos actúan sin atender las recomendaciones de los directores, y otros en complicidad con éstos en espera de que aquellos se desgasten.
Los enterados dicen que por un lado está la mano dura del secretario general René Valdiviezo Sandoval y algunos de sus operadores de campo como Benjamín Dimas Chávez y Rufino Márquez Camarillo; por otro la del coordinador de Gabinete, Fernando Santiesteban Llaguno, en alianza con el ex director de Enlace y Gobernanza, Gabriel Pérez Galmiche, y por otro más la del secretario técnico del Consejo Universitario, Julio Galindo Quiñones, y Rodolfo Zepeda Memije.
Un segundo punto es el desgaste de algunos directores de Facultad, que tuvieron que echar mano del aparato universitario para negar registros a fórmulas de académicos y alumnos vinculadas con sus opositores. En Administración se cerró el paso a la gente del agüerista Ricardo Paredes Solorio para que la directora Lilia Vázquez Martínez no tuviera más problemas de los que ya tiene.
En Derecho ocurrió lo mismo con algunas planillas estudiantiles, ligadas al ex director de la Facultad, Guillermo Nares Rodríguez, y al ex coordinador de la Maestría en Ciencias Políticas, Nicéforo Rodríguez Gaytán. En esta unidad la imparcialidad del presidente de la Comisión Electoral, Marco Antonio Rodríguez Sánchez, ha sido cuestionada por su abierto favoritismo a la fórmula encabezada por Lidia Aguilar Balderas en detrimento de la candidata de Justicia Ciudadana de la Licenciatura en Ciencias Políticas.
En la facultad de Economía, los opositores al director Honorio Ojeda Lara denuncian que al menos a tres fórmulas de alumnos se les negaron los kárdex legalizados y a otros académicos —Pedro García Caudillo, Eduardo Tovar y Eudoxio Morales— sus constancias de antigüedad, por lo que no pudieron registrarse en las elecciones de consejeros de Unidad Académica.
Pero además que hay un marcado favoritismo hacia algunas fórmulas ligadas al director, como las encabezadas por Santos Sergio Palacios Ramírez, José Alfredo Ávila de la Rosa y Alberto Castañón Herrera, quien en menos de dos años logró la transformación de su plaza docente y un nombramiento de coordinador de maestría.
Una tercera cuestión que el rector Esparza y sus operadores deben valorar es que varios de los aspirantes a consejeros de unidad que no pudieron participar, por falta de kárdex o constancia de antigüedad, se radicalizarán y tratarán de convertirse en consejeros universitarios en abril del año entrante y que sus posibilidades de ganar serán proporcionales al desgaste de varios directores de escuelas y facultad.
Una consideración final que el rector de la BUAP no debe pasar por alto es el nivel de riesgo político que, de acuerdo con sus propios reportes, presentan algunas unidades académicas como el Instituto de Ciencias Sociales; las facultades de Administración, Arquitectura, Ciencias de la Computación, Ciencias de la Electrónica, Ciencias Físico-Matemáticas, Derecho, Economía, Filosofía y Medicina, y las escuelas de Biología y la preparatoria Benito Juárez, de cara las elecciones de consejeros universitarios del año entrante.
Si Esparza y su equipo se descuidan, estas unidades académicas que hoy aparecen en color rojo en su matriz de riesgos, podrían pasar a la oposición, sobre todo si el gobierno del estado incurre en la tentación de hacerse del control del máximo órgano colegiado de la BUAP por la vía de algunas consejerías estudiantiles.
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