Rodolfo Ruiz R.

Al correo de este reportero llegó un video muy interesante que aporta nuevos elementos para suponer la existencia de un fraude electoral, con el propósito de favorecer al partido estatal morenovallista Compromiso por Puebla, para que este alcanzará el 3% de la votación y no perdiera su registro, ni sus millonarias prerrogativas.

La grabación fue tomada el miércoles 8 de junio, en uno de los Consejos Distritales del Instituto Electoral del Estado (IEE) con cabecera en el municipio de Puebla.

La fuente nos asegura que el video posiblemente corresponde a la sesión del Consejo Distrital número 20, en la cual la votación del partido Compromiso por Puebla se disparó 527.99% respecto a la contabilizada por el Programa de Resultados Electorales Preliminares (PREP), que el IEE contrató a la empresa Profesionales en Ingeniería y Sistemas (Proisi).

El video muestra cientos de boletas que aparecen doblemente marcadas con taches o equis de trazo es muy distinto. Las que atraviesan el logotipo del PAN son diferentes  entre sí, aunque coinciden en el grosor del trazo.

En cambio, las que aparecen con una equis sobre el emblema del partido CPP son muy similares, en tamaño y grosor.

Casualmente, como el lector lo puede ver en el video, el trazo que marca el emblema del partido morenovallista es muy parecido en todas las boletas, como si todas las hubiera tachado una sola persona con un mismo marcador, muy diferente al que se usó para cruzar el logotipo del PAN.

Tal situación aporta nuevos elementos para sospechar la instrumentación de un fraude electoral o, por lo menos, una alteración en cientos de boletas de distintos Consejos Distritales para inflar la votación de uno o varios partidos, principalmente Compromiso por Puebla.

¿Quién grabó ese video? ¿Con qué intención? ¿Por qué sale ahora que se ha puesto en entredicho la votación obtenida por CCP en algunos cómputos distritales? ¿Por qué en cinco distritos —cuatro de la capital y el de Cholula— las discrepancias entre el PREP y los cómputos distritales en el caso de la votación del partido morenovallista son tan marcadas?

Las explicaciones que este martes salieron a dar algunos funcionarios del Instituto Electoral del Estado y directivos de la empresa Prosi están lejos de responder estas interrogantes. Parecen más bien una justificación tardía para contener una sospecha de fraude que todos los días crece.

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Si en México los dirigentes de los partidos políticos de Puebla fueran congruentes, la verdad es casi todos ya tendrían que haber renunciado a sus cargos por los pésimos resultados que obtuvieron en los comicios para gobernador del estado.

Y eso incluye al presidente del Comité Directivo Estatal del PAN, Jesús Christian Giles Carmona, quien el pasado 1 de abril ofreció que la coalición Sigamos Adelante obtendría 1 millón 100 mil votos, es decir casi la misma cifra que el hoy gobernador Rafael Moreno Valle alcanzó en 2010. Sus estimaciones fallaron por 300 mil votos.

El dirigente estatal del PRI, Jorge Estefan Chidiac, dijo que su partido recuperaría la gubernatura con el millón de votos que le darían sus militantes y promovidos en los comicios del domingo 5 de junio. Su pronóstico fue errático nada más por 400 mil sufragios.

A la lista de mentirosos y arrogantes hay que agregar el nombre de Gerardo Islas Maldonado, presidente del Comité de Dirección Estatal del Partido Nueva Alianza, quien prometió al candidato José Antonio Gali Fayad 70 mil votos de igual número de maestros.

Según el Programa de Resultados Electorales Preliminares (PREP), con el 100% de las actas de casilla capturadas, por el Panal sufragaron sólo 52 mil 897 ciudadanos.

Otro que también prometió aportar a la alianza morenovallista 70 mil votos fue el dirigente del partido estatal Compromiso por Puebla (CPP), Germán Jiménez García. Con muchas dificultades, este partido sexenal apenas logró 41 mil 393 sufragios, que equivalen al 2.32% de la votación total emitida, según el PREP.

El diputado local y miembro de la Coordinación Estatal del Partido del Trabajo (PT), Mariano Hernández Reyes, sobredimensionó la penetración de su organización con base en los resultados de los comicios intermedios de 2013. En ese proceso el PT obtuvo más de 216 mil votos, por lo que en abril no dudó en aportar a la coalición morenovallista 200 mil sufragios. Sus cálculos fallaron nada más por 165 mil votos.

Otro que también erró sus proyecciones es el presidente del partido estatal Pacto Social de Integración (PSI), Carlos Navarro Corro, pues de los 80 mil votos que comprometió en abril —de los 40 municipios del estado en los que su organización tiene presencia—, únicamente consiguió 31 mil 900, decir el 39.8%.

Pero el que de plano se voló la barda con una cifra totalmente descabellada es Raúl Barranco Tenorio, dirigente del Partido Encuentro Social (PES). En declaraciones a El Sol de Puebla, en las que rechazó un apoyo simulado a Blanca Alcalá, aseguró que su partido aportaría “por lo menos 70 mil votos” a la priísta, a quien de última hora postularon bajo la figura de candidatura común.

Su farsa quedó al descubierto con el PREP, que sólo computó para el PES 9 mil 729 sufragios.

¿Quién de estos dirigentes partidarios le parece el más cínico?

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El chiste lo cuenta un político poblano que también es delegado del Comité Ejecutivo Nacional del PRI, y uno de los operadores de Blanca Alcalá Ruiz en la Sierra Norte de la entidad.

El ex gobernador Melquiades Morales Flores, comisionado por Manlio Fabio Beltrones como delegado regional en algunos estados del norte del país, perdió las elecciones para gobernador en Chihuahua y Durango… pero gana Puebla.

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El jueves pasado le comente aquí que este proceso electoral iba a demostrar que varios de los partidos que contendieron como aliados del PAN y el PRI en los comicios para gobernador del estado eran, en realidad, organizaciones parásitas, carentes de estructura y simpatizantes entre el electorado.

De los 10 partidos que participaron en las elecciones del domingo en Puebla, sólo cuatro obtuvieron votaciones por arriba del 3% para mantener su registro, en caso de tratarse de partidos estatales, o para continuar recibiendo financiamiento público, en caso de los partidos nacionales.

Estos partidos son el PAN, el PRI, Morena y el PRD.

Todos los demás tuvieron menos del 3%. El caso más patético, por los millonarios recursos que su dirigente estatal ha recibido, además de otras prebendas y canonjías, es el Partido Nueva Alianza (Panal).

Con el 100% de las actas computadas, el PREP le contabiliza 52 mil 897 sufragios, que equivalen al 2.97% de la votación total emitida. Eso significa que por este partido –dirigido en Puebla por Gerardo Islas Maldonado— no votan ni sus militantes, ni los maestros afiliados a las secciones 23 y 51 del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación.

El PVEM que en otros procesos ha sido un gran aliado del PRI, en los comicios del domingo en Puebla apenas le sumó 26 mil 539 votos, que representan el 1.5%.

Pero el peor de todos fue el Partido Encuentro Social (PES) que supuestamente tiene como militantes y promotores a los pastores de las iglesias cristianas. Este instituto político que postuló a Blanca Alcalá Ruiz bajo la figura de candidatura común sólo obtuvo 9 mil 729 sufragios, es decir, el 0.5% de la votación total, porcentaje que en nada se acerca al ofrecido a la abanderada priísta a finales de marzo.

Los restantes tres partidos parásitos o simuladores son Pacto Social de Integración (PSI), Partido del Trabajo (PT) y Compromiso por Puebla (CPP) que fueron parte de la coalición Sigamos Adelante.

El primero, formado por antiguos militantes del PRI que en algún tiempo estuvieron ligados a Javier López Zavala, obtuvo el 1.8%; el PT, que en otras entidades del país jugó como aliado del PRI, el 2.0%; y el tercero, que es un invento sexenal, el 2.3%.

Hay que decir que todos estos partidos tuvieron menos votos que la candidata independiente Ana Teresa Aranda, solo que ésta recibió 638 mil pesos de financiamiento y aquellos montos que fluctúan entre los 4.8 y los 9.6 mdp.

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La primera lectura es que los poblanos, al igual que la mayoría de los mexicanos, estamos malhumorados por no decir decepcionados del gobierno y su partido, el PRI. De ahí los pésimos resultados que este domingo obtuvo, al perder 7 de las 12 gubernaturas que estuvieron en juego.

El anti PRI en Puebla, es uno de los factores que explican la derrota de Blanca Alcalá Ruiz frente al candidato de la coalición Sigamos Adelante, José Antonio Gali Fayad. La priísta hizo del anti morenovallismo el eje principal de su campaña, sin embargo sucumbió ante el anti priísmo de los poblanos, sobre todo de los que viven en la capital del estado.

Otra lección de los comicios es que los electores que en las encuestas aparecían como indecisos, ya sea porque no sabían por qué partido o candidato votar, o porque  no respondían esa pregunta, finalmente optaron por abstenerse o por anular su sufragio.

Esa es la causa por la cual el abstencionismo en este proceso para elegir gobernador de Puebla llegó al 55.32% o por el que la participación de los inscritos en la lista nominal del estado cayó al 44.67%.

Es también la razón por la que 67 mil 374 votantes que acudieron a las urnas anularon su voto o decidieron no dárselo a ninguno de los partidos y candidatos registrados, incluyendo la única candidata independiente, Ana Teresa Aranda.

Los votos nulos, según el último reporte del Programa de Resultados Electorales Preliminares (PREP), equivalen al 3.79% de la votación total emitida.

Dicho porcentaje supera el obtenido por la candidata independiente por 3 centésimas de punto y está apenas 5 centésimas abajo de la votación alcanzada por la candidata del PRD, Roxana Luna Porquillo.

Una lectura adicional es que ninguno de los partidos y candidatos registrados entusiasmó o generó mayores expectativas, ni siquiera el ganador José Antonio Gali, postulado por una amplia alianza integrada por el PAN, Nueva Alianza, PT y los partidos estatales Compromiso por Puebla (CPP) y Pacto Social de Integración (PSI).

Gali computó 805 mil 257 sufragios, que representan el 45.35% de la votación total emitida y apenas 18.76% de los inscritos en la lista nominal.

La votación del candidato electo es tan pobre que no supera la alcanzada hace seis años por el candidato perdedor a la gubernatura, el priísta Javier López Zavala, ni la del gobernador Mario Marín Torres hace 12 años.

En las elecciones para gobernador de 2010, Rafael Moreno Valle obtuvo 1 millón 111 mil 318 votos, es decir 306 mil 61 votos más que los computados por Gali Fayad, y eso que la lista nominal creció en estos seis años 12.14%.

La votación que el PREP le asigna al candidato de la coalición Sigamos Adelante con el 99.82% de las actas computadas equivale al 72.45% de los sufragios que hace seis años le otorgaron los poblanos al gobernador saliente.

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Rodolfo Ruiz R.

Los pronósticos se cumplieron: el candidato de la coalición Sigamos Adelante, José Antonio Gali Fayad, ganó los comicios para gobernador del estado por un margen de victoria de más de diez puntos que aleja la posibilidad de que el proceso electoral termine resolviéndose en instancias judiciales.

Lo anterior no significa que las denuncias y quejas interpuestas por el PRI y otros partidos en contra de Gali Fayad y los partidos que apoyaron su nominación quedarán sin efecto, sino que difícilmente lograrán su propósito: anular la elección.

El CEN del PRI no se va a desgastar en Puebla, si su intención es revertir en tribunales alguna victoria de la oposición en entidades donde la diferencia entre su candidato a gobernador y el candidato triunfador sea mínima, es decir, menor de cinco puntos.

Pero en Puebla, donde su abanderada Blanca Alcalá Ruiz perdió por 12 puntos –según encuestas de salida y resultados preliminares–, el asunto se ve muy pero muy complicado, sobre todo considerando el contexto nacional y los inciertos resultados en entidades como Chihuahua, Quintana Roo, Tlaxcala, Veracruz y Zacatecas.

El resultado electoral de Puebla es, sin duda, muy favorable al gobernador Rafael Moreno Valle y su proyecto personal de convertirse en candidato presidencial en las elecciones del 2018. Los comicios locales representaban una aduana complicada y Moreno Valle la superó no sin llevarse varios golpes y abolladuras.

Propagandísticamente podrá presumir que, a diferencia de sus antecesores, él sí pudo poner gobernador, pero no que sea un mandatario querido y apreciado por sus gobernados.

Y eso ya lo tiene claro el candidato ganador postulado por la coalición Sigamos Adelante que sí habla de continuidad, pero también de hacer las cosas de manera diferente y no sólo en la forma y el estilo de ejercer el poder.

Sin entrar en confrontaciones, Gali Fayad ha dicho que tiene el propósito de encabezar un gobierno más cercano a gente, más transparente y conciliador, que invierta 7 de cada 10 pesos en los municipios del interior del estado y que baje de 3 al 2% el Impuesto sobre Nóminas, cuestiones que ya marcan una diferencia sustantiva con el gobernador saliente. O al menos así me lo parece.

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