Urge que Moreno Valle abra el gabinete a nuevos aspirantes
Hersilia Córdova sí será candidata a diputada del PRI-PVEM
Ahora que el gobernador Rafael Moreno Valle hará cambios en su gabinete ante la eventual postulación de al menos tres de sus secretarios como candidatos a diputados federales, bien debería considerar la posibilidad de ampliar su abanico de prospectos a sucederlo en los comicios locales de 2016.
De no hacerlo así corre el riesgo de jugarse todo a una sola carta o de dejar demasiado expuesto al presidente municipal de Puebla, José Antonio Gali Fayad, a quien obligará por las circunstancias a hacer demasiadas concesiones a los grupos y partidos políticos que lo respaldarían, antes de su nominación en enero de 2016.
A diferencia de lo que ocurre con el PRI, donde no hay claridad sobre quién podría ser el candidato o candidata en el 2016, en el PAN las cosas parecen ya definidas a favor del alcalde capitalino, haya o no reformas a la Constitución Política del estado respecto a la duración del próximo periodo gubernamental.
De los tres secretarios que saldrán del gabinete para ir en busca de una diputación federal de mayoría o representación proporcional —Juan Roberto Moya Clemente, José Cabalán Macari Álvaro y Mario Rincón González—, se ve difícil que alguno de ellos pueda crecer en el ánimo de los electores poblanos, al grado de llegar a convertirse en una especie de Plan B para la sucesión gubernamental.
Con Cabalán Macari se intentó cuando pasó de la Secretaría de Administración a la Secretaría de Infraestructura, pero el proyecto jamás cuajó.
De los secretarios que continuarían en el gabinete habría que descartar a la mayoría, en primera instancia por su falta de arraigo, porque no son poblanos, ni cuentan con la ciudadanía. Y, en segundo término, porque los que sí son poblanos –Antonio Gali López, Bernardo Huerta Couttolenc y Facundo Rosas Rosas-, carecen de militancia panista y punch electoral.
Para el gobernador Moreno Valle y el propio Gali Fayad sería saludable que panistas como el senador Javier Lozano Alarcón; el exdelegado del IMSS, Francisco Fraile García; el ex alcalde Eduardo Rivera Pérez; o la diputada federal María Isabel Ortiz Mantilla fueran incorporados al gabinete.
El primero seguramente haría mejor papel que Bernardo Huerta en la Secretaría de Transportes, que Cabalán Macari en la Secretaría de Infraestructura o Héctor Antonio Alcudia Goya en Puebla Comunicaciones, amén de que en automático asumiría el rol de aspirante a la gubernatura.
Francisco Fraile bien podría ser secretario de Salud, después de su paso por la Delegación del IMSS; y Eduardo Rivera o Marisa Ortiz seguramente podrían hacer mejor papel que Mario Rincón en la Secretaría de Desarrollo Rural, Sustentabilidad y Ordenamiento Territorial, dada la poca o nula experiencia de éste en asuntos ambientales, metropolitanos, urbanísticos y agropecuarios.
En el contexto de la sucesión gubernamental y la necesaria protección que Gali Fayad requiere de aquí a enero de 2016, Moreno Valle podría obtener más beneficios de estos personajes panistas que de un priísta como Fernando Morales Martínez o un fuereño como Diego Corona Cremean, quien además proviene de las filas del PRI y de Convergencia.
Para lograr retener la gubernatura, el morenovallismo arriesga de más apostándose sólo a la carta del presidente municipal en funciones, faltando un año para la nominación de candidatos y sin una red de protección que lo blinde de potenciales ataques del PRI y otros actores políticos.
De ahí que el gobernador tendría que valorar con motivo de los ajustes y la reingeniería en su gabinete, la conveniencia de construir una o do alternativas adicionales y sumar a otros grupos panistas, antes de que estos se organicen para jugarle abiertamente las contras o sean cooptados por sus adversarios.
El caso de Ana Teresa Aranda es ilustrativo y podría no ser el único si, en el corto y mediano plazos, las cosas se mantienen igual, o si los panistas que cobijaron a Moreno Valle tras su salida del PRI siguen excluidos de la toma de decisiones y de los órganos de dirección del blanquiazul; marginados de los cargos de elección popular o excluidos del gabinete por hijos de ex gobernadores priístas o fuereños provenientes de otros partidos.
EN CORTO
De los cinco distritos federales en los que el PRI y el PVEM van en coalición en el estado de Puebla, todo indica que los únicos que serán para militantes del partido del tucán son el 9 y el 15 y que los favorecidos con la nominación serán el presidente del Comité Directivo Municipal de Puebla, Óscar Jesús Parra Tay, y la diputada local por Tehuacán Geraldine González Cervantes.
En los otros tres distritos los candidatos serán de dulce, chile y manteca, pues por el 11 de Puebla se perfila la panista Ana Teresa Aranda Orozco, por el 12 de Puebla el priísta Víctor Manuel Giorgana Jiménez, y por el 13 de Atlixco la antorchista Hersilia Córdova Morán.
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