El regreso del mutismo gubernamental*
*Por Fernando Pérez Corona
Vengo en representación del gobernador (Mario Marín Torres)-dijo Ismael Ríos Delgadillo cuando entró al Salón Gobernadores de Casa Aguayo, donde estaban todos los jefes de Prensa de las dependencias del gobierno estatal.
Desde la semana pasada, el funcionario convocó a una junta y ordenó que estuvieran todos los responsables de Comunicación Social este lunes a las 9 de la mañana, en punto. Su oficina, ahora en Casa Puebla, subrayó que era muy importante la puntualidad; pero el director de Información llegó con más de 30 minutos de retraso.
El primer tema sorprendió al auditorio, que para entonces ya pensaba hasta en el recorte de personal y las cartas de renuncia:
– El pasado viernes empezó el Diplomado en Comunicación Política en la BUAP. Con Rubén Aguilar, José Carreño, Mario Campos… La inscripción cuesta 3 mil 900 pesos, más 3 mensualidades de 3 mil 700; pero, si se juntan tres de ustedes, pueden obtener 20 por ciento de descuento, si dicen que vienen del gobierno del estado -destacó Ríos Delgadillo, quien se habría sentido emocionado por dejar sin habla a los presentes, aunque en realidad la impresión estaba relacionada con ver a un funcionario transformado en vendedor de casa en casa en tan sólo un tris.
Y esto no tiene nada que ver con la calidad del diplomado y sus ponentes.
Después de hacer su labor de venta entre los servidores públicos, el ex coordinador de Medios Locales en la campaña de Zavala, abordó el tema central de la reunión, el cual hizo recordar los tiempos aciagos de este gobierno, de cuando una grabación telefónica tenía como protagonistas a Marín y al empresario Kamel Nacif.
Para empezar, Ismael destacó el profesionalismo de cada uno de los jefes de Prensa. Reconoció que saben hacer su trabajo y manejar situaciones difíciles, como la actual, en la que está dura la crítica contra el gobierno, según su apreciación.
Ante la tormenta mediática, Ríos dijo que el gobernador Mario Marín Torres había tomado una sesuda decisión: hacer votos de silencio y contagiar a cada uno de sus colaboradores.
Zas! De golpe y porrazo, el mutis se convirtió en ley, como en aquellos tiempos del escándalo Lydia Cacho.
En resumen, regresó lo de ante cualquier escándalo, callar es malo, pero hablar es peor.
Cualquier cuestionamiento no tendrá respuesta, ni comentarios, como tampoco generará reacciones oficiales, subrayó el trajeado.
En caso de emergencia, será obligado requerir de asesoría -claro, de Ismael Ríos.
La instrucción fue clara, contundente.
La Comunicación Social reducida a una frase clásica gringa: Not comments.
Los jefes de Prensa salieron en silencio, como si empezaran a aplicar la orden de bote pronto o como si recordaran ese mutismo gubernamental de 2006, que acabó con el prestigio del gobernador, de la administración estatal y de la razón de ser de las oficinas encargadas de la Comunicación Social.
¿Y para eso hay que estudiar? –preguntó uno a otro, y las carcajadas no fueron contenidas.
¿No qué no?
Era miércoles, 6 de octubre, para ser exactos, la junta de Edición de e-consulta había empezado, cuando sonó el teléfono del director general. Era Javier López Zavala. Estaba molesto por la nota de Álvaro Ramírez: Acuerdan el CEN y Marín bajar a Zavala de la carrera por la dirigencia del PRI. El ex candidato a gobernador rechazó cualquier posibilidad de declinar en sus aspiraciones políticas. Cómo, si tenía casi 900 mil votos como respaldo. Las críticas oficiales contra el reportero se multiplicaron.
Ayer, López Zavala llegó al Hotel Los Girasoles de San Andrés Cholula para informar a presidentes municipales electos y en funciones, como también diputados electos, que dejaba el camino libre a su amigo Juan Carlos Lastiri. No dio explicaciones, sólo entregó la estafeta, con la confianza de recuperar terreno y concentrar su trabajo en obtener la candidatura a senador en 2012.