Ayer en la ciudad de México las dirigencias nacionales del Partido del Trabajo (PT) y Convergencia acordaron suscribir una alianza electoral para postular candidatos comunes en los 300 distritos electorales del país, incluidos ––por supuesto–– los 16 del estado de Puebla.

La noticia, se lo puedo adelantar, no será nada bien recibida por el presidente del Comité Ejecutivo Estatal del PRD, Miguel Ángel de la Rosa Esparza, en primer lugar porque juró y perjuró que el sol azteca y el PT irían juntos en las próximas elecciones y, en segundo lugar, porque el acuerdo le complicará aún más el panorama electoral en Puebla.

Sobre todo con la integración formal, el próximo 28 de noviembre, del Capítulo Puebla del Frente Amplio Democrático que suma al PT, a Convergencia, y a casi todas las flotas y grupos del PRD con excepción de Nueva Izquierda ––también conocida como la corriente de Los Chuchos­––, que es a la que pertenece Miguel Ángel de la Rosa.

Y es que en las actuales circunstancias por las que atraviesa el PRD en Puebla, no sería nada raro que en los comicios del 5 de julio del 2009, el sol azteca cayera hasta el cuarto o quinto lugar.

La decisión de los dirigentes nacionales del PT y Convergencia de ir en coalición, se tomó luego de que el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación resolvió que el senador Jesús Ortega Martínez es quien ganó la presidencia del CEN del PRD en las elecciones internas de este partido efectuadas en marzo pasado.

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Quien por el contrario, y paradójicamente, se verá favorecido con el arribo de Chucho Ortega al Comité Ejecutivo Nacional del PRD es Luis Miguel Barbosa Huerta.

El ex dirigente estatal de este partido, que actualmente ocupa el cargo de secretario de Enlace Legislativo en el CEN perredista, podría verse beneficiado con una diputación federal por la vía plurinominal.

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El diputado local priísta por Xicotepec, Carlos Barragán Amador, sigue ganando fama de mentiroso en su tierra.

Resulta que hace unos días presumió la donación de un predio para que en él se instalara el Campus Xicotepec de la Universidad del Desarrollo (Unides) —que es también otro fraude—, pero que en realidad dicho terreno es propiedad del ayuntamiento panista encabezado por Juan Carlos Valderrábano Vázquez.

Lo grave del asunto es que Carlos Barragán entregó supuestamente una escritura a favor de la UNIDES.

Ese mismo día —el martes 11 de noviembre— y en esa misma ceremonia pública, el director general de la Unides, Julio Antonio Jiménez Montiel, agradeció a Carlos Barragán la donación de diez computadoras, equipo que tampoco fue adquirido con dinero del legislador priísta, sino con las aportaciones de estudiantes y padres de familia de ese plantel.

Las complicidades entre el director general de la Unides y el diputado Barragán son tales que no sería raro que en cuestión de unos meses éste último presuma un título de licenciado en Administración de Empresas expedido por esta universidad “patito” de gobierno.

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