El tema económico, y no el Chelís, ni sus candidatos a diputados federales, es lo que hará que el PRI se lleve la mayoría de los 16 distritos en la elección del próximo domingo.

El PAN perderá los comicios no sólo porque no pudo contrarrestar la estrategia mediática del PRI, que centró su mensaje en los magros resultados económicos del gobierno de Felipe Calderón, sino porque fue incapaz de aterrizar, localmente, el tema de la inseguridad.

El presidente Felipe Calderón y el dirigente nacional del PAN, Germán Martínez Cázares, lograron que su partido y sus candidatos repuntaran en las encuestas electorales, cuando con la inseguridad y la narco-política se adueñaron de la agenda política nacional.

Esa ola fue la que localmente contribuyó a que los candidatos panistas de algunos distritos de la capital, así como de Teziutlán, San Martín Texmelucan, Tepeaca, Ciudad Serdán, Cholula, Atlixco y Tehuacán, crecieran en la intención de voto.

Pero la soberbia, la falta de estrategia y timing político de su dirigencia estatal, los llevó a confiarse y a no entender que si el PAN estaba repuntando, no era por ellos, ni por su imagen, ni por su trayectoria, sino por la campaña de miedo instrumentada por la Presidencia de la República y el Comité Ejecutivo Nacional panista.

Felipe Calderón y Germán Martínez consiguieron posicionar en el imaginario colectivo el asunto de la inseguridad y la narco-política, y sugerir que votar por el PRI era tanto como hacerlo por el crimen organizado y las mafias políticas que lo cobijan.

Los panistas poblanos nunca comprendieron la estrategia de sus dirigentes nacionales.

De ahí que en lugar de insistir el tema se dedicaron a promover su imagen personal en espectaculares y pendones, a formular propuestas huecas o carentes de sentido en esta coyuntura electoral: aumentar recursos para resolver los problemas de salud, por un futuro con más oportunidades, seguro para todos, que no se pierda un centímetro más de áreas verdes, tu futuro merece un cambio, etc., etc.

Los priístas, en cambio, supieron corregir el rumbo a mitad de la campaña.

Sus estrategas se percataron que el tema a debatir era la economía y los fracasos del presidente Felipe Calderón en esta materia.

Al dirigente estatal del PRI, Alejandro Armenta Mier, le repitieron aquella frase que hizo a ganar a Bill Clinton en 1992 la presidencia de los Estados Unidos frente a George Herbert Walker Bush, cuando aquel no atinaba como contrarrestar la campaña de miedo del PAN: “Es la economía, estúpido”.

Y fue entonces que Armenta modificó su discurso, lo mismo que sus candidatos a diputados federales.

Estos últimos, además, fueron desplazados de los medios de comunicación, y sustituidos de los noticiarios de radio y televisión por el propio Alejandro Armenta, y el celebérrimo director técnico de La Franja, José Luis Sánchez Solá.

Uno y otro se aprendieron el script y no dejaron de repetirlo en cuanta entrevista tuvieron por delante, hasta que la agenda de los medios marginó el tema de la inseguridad, para enfatizar ahora los despidos de personal y el creciente desempleo, los recortes presupuestales, la pérdida de competitividad del país, la carestía y los aumentos de precios en productos de la canasta básica como aceite, frijol y tortillas.

La efectividad de esta estrategia está a la vista: el PRI y sus candidatos en Puebla recuperaron el terreno perdido, y el PAN –en cambio— perdió la inercia alcista que a principios y mediados de marzo traía con el asunto de la narco-política solapada por gobiernos y autoridades priístas.

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Trivia:

¿Qué político del PAN filtró las encuestas que ayer aparecieron en el periódico Cambio de la empresa ARCOP y la consultora Gisela Rubach Lueters, las cuales confirmarían el estancamiento del PAN en nueve de los 16 distritos de la entidad?

Un tip: su nombre apareció en ese mismo periódico como uno de los beneficiarios de las aportaciones de Grupo SITMA en la campaña electoral federal del 2006.

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Simón dice:

“Nada en el mundo es más peligroso que la ignorancia sincera y la estupidez concienzuda”.
 Martin Luther King (1929-1968) Religioso estadounidense.