Mientras la dirigencia nacional y estatal del PRI no pase del dicho al hecho –es decir, de los amagos a las sanciones y expulsiones–, sus militantes y diputados seguirán traicionando a sus dirigentes y candidatos, como ocurrió hoy en el Congreso del estado durante la aprobación de reformas a la Ley del Agua, que abre la puerta para que el Soapap y otros organismos operadores de agua sean concesionados a la iniciativa privada.

La militancia priísta no es tonta y ya se percató de que sus dirigentes ladran pero no muerden, pues si lo hicieran ya habrían expulsado del partido a personajes como Fernando Morales Martínez, Javier López Zavala, Enrique Doger Guerrero, José Luis Márquez Martínez o Filiberto Guevara González, que le han jugado las contras al PRI, aliándose electoralmente con el gobernador Rafael Moreno Valle.

Si estos distinguidos cuadros priístas ni siquiera han sido amonestados de manera pública por el Comité Ejecutivo Nacional o el Comité Directivo Estatal, ¿Por qué tendrían que ser sancionados los legisladores del tricolor que este día se ausentaron del Congreso —Zenorina González Ortega, de Xicotepec y Elvia Suárez Aguirre, de Acatzingo— o quienes votaron a favor de la iniciativa de reformas del gobernador del estado —Juan Manuel Jiménez García, de Ciudad Serdán y Ramón Felipe López Campos, de Izúcar—?

¿Qué es peor: traicionar al PRI en elecciones o votar a favor una iniciativa del gobernador? La respuesta es obvia.

Cierto es que se reunieron en el CEN con la secretaria general Ivonne Ortega Pacheco, y que ésta les indicó que tendrían que votar en contra. También que en Puebla su delegado presidente, Pablo Fernández del Campo, les repitió lo mismo; y que hasta lo acompañaron en una conferencia de prensa, pero también que el gobernador Moreno Valle, a diferencia de sus dirigentes partidistas, no deja pasar las traiciones ni las deslealtades.

¿O me equivoco?

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Ahora que Alfonso Esparza Ortiz ya logró mantenerse, sin mayores problemas, en la rectoría de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla, y que en octubre habrá elecciones de director en varias unidades académicas, sería bueno que aproveche estos procesos para deshacerse de personajes que mucho daño hacen a la institución con sus prácticas antidemocráticas y nepotistas.

Un botón de muestra es el director de la preparatoria urbana “Enrique Cabrera Barroso”, Benjamín Pérez Romero, quien pretende prologar su ya de por sí larga y torpe gestión, de casi una década, imponiendo a su hermano Augusto como sucesor por un periodo de cuatro años.

Benjamín llegó como director interino con el apoyo del director de la Facultad de Derecho, Guillermo Nares Rodríguez. Luego fue electo para un periodo de cuatro años y luego reelecto para otros cuatro, que se cumplen por estos días, pero traicionando a su padrino político dentro de la Universidad.

Convertido al agüerismo, Benjamín cobijó a familiares que contrató como profesores y administrativos en la preparatoria “Enrique Cabrera”, y que hoy son su principal soporte para perpetuarse en la dirección de esta unidad académica, en la cual laboran dos de sus hermanos —Augusto, el ya mencionado, y Flaviano, de apellidos Pérez Romero—, su hija Xóchitl Ivett Pérez Godínez, su cuñada Laura Godínez y otra pariente más de nombre Gloria.

Su ambición está provocando el resurgimiento del Narismo en la preparatoria, sobre todo después de una serie de presiones contra los profesores y alumnos que no apoyan su intentona de mantenerse en la dirección a través de su hermano.

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Ahora que es del dominio público que el empresario Armando Prida Huerta cayó de la gracia y los afectos del gobernador Rafael Moreno Valle y su compacta burbuja, valdría la pena comentar que a la par de este distanciamiento también rompieron su compromiso de matrimonio la hija de aquél, Estefanía Prida Noriega, y el director general de Puebla Comunicaciones y experto en branding, Marcelo García Almaguer.

De acuerdo con fuentes confiables, Estefanía Prida incluso ya le devolvió a Marcelo García su anillo de compromiso.

Con este distanciamiento, los rumores acerca del nombramiento del cercano funcionario morenovallista como director nacional de las ediciones de Síntesis han dejado de correr en la redacción de este rotativo.

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